Con
el hilo de la anterior entrada, intentando ver cómo el alimoche Neoprhon
percnopterus exploraba su nuevo cortado de cría encontrando otras oquedades
oportunas; consideré dos. En el año actual,
la rapaz carroñera tuvo dos pollos y la irascible águila de Bonelli Aquila
fasciata uno.
La
órbita del alimoche se solapa con la territorial del águila de Bonelli y, esta causa, provoca
ciertos enfrentamientos.
Ese
día, embelesado con los planeos y recortes del pequeño buitre, lo seguía atento durante la prospección metódica realizada a media altura de las moles verticales calizas. Cómo me
gusta el desparpajo con el que se posa en los nidos de los buitres leonados
Gyps fulvus en busca de alguna ocasión. Los grandes leonados lo reciben
estirando sus cuellos para defender su nido.
Volaba
el necrófago como una hoja otoñal colgada de una brisa soportable, ajeno a mi
mirada. Y, en décimas de segundo, la velocidad del alimoche se multiplicó
considerablemente. Un pequeño margen de tiempo me dio la oportunidad de prender
la cámara para constatar el duelo aéreo de estas dos medianas rapaces tan
maniobreras.
Quizá
estemos demasiado acostumbrados a los planeos estáticos de los alimoches,
sin embargo, verlos en acción desvela su impresionante capacidad de desmarque. En
este ataque repentino del águila de Bonelli, logra salir exitoso del lance. No le resulta muy complicado esquivar, de igual modo, a diferentes rapaces que osen atacar su silueta
blanquinegra.
6/junio/2020 Cañón del río Mesa
Alimoche y águila de Bonelli compartiendo columna térmica en el espacio aéreo neutral.