lunes, 6 de febrero de 2017
Un día de avutardas aragonesas
jueves, 14 de agosto de 2014
En la tórrida estepa de gangas y ortegas
Ganga común Pterocles alchata.
Ortega Pterocles orientalis.

El macho de ganga tiene dos collares y la hembra tres; ambos plumajes me parecen espectaculares.
La ocrácea estepa, dura, pero llena de vida, alberga estas policromas maravillas.
domingo, 4 de noviembre de 2012
Aquella balsa en un día de calor
Hembra de ganga común (Pterocles alchata)
No, no, no. No es lo mismo, sobre todo en días tórridos, ahuecar y llenar la palma de la mano con agua fresca del arroyo y llevártela a la boca mediante pequeños sorbos que amorrarte (como dicen en mi tierra) de cabeza directamente sobre el agua y succionarla hasta completar el cupo necesario de hidratación. Es el único modo de colmar la sed placenteramente y sentirse absolutamente satisfecho. Vamos, de mitigarla de un tirón sin incómodas pausas viendo con impotencia como escurre el agua entre los dedos.
Hembra de ortega (Pterocles orientalis)El modo de beber de diferentes especies de aves es lo que veía desde mi observatorio con mucha atención durante un día de calor agobiante y prácticamente insoportable. Cuando las aves se acercaban a beber a la charca perdida en el páramo, sólo las columbiformes (palomas y tórtolas) y las pteróclidas (gangas y ortegas) bebían directamente el agua sin necesidad de echar la cabeza hacia atrás para tragarla. Este fenómeno se conoce como peristalsis y consiste en sumergir el pico hasta la comisura del mismo y bombear o succionar el agua mediante contracciones del esófago, como hacemos los humanos.Otros ejemplos similares y rápidos para ingerir líquidos es el de las suimangas (Nectariniidae) y los colibríes (Trochilidae) que lo hacen mediante una lengua protráctil y acanalada. Los loros (Psittacidae) baten hacia arriba el agua provistos de una lengua gruesa y corta. Aunque no sumergen el pico hasta sus comisuras como palomas y gangas, ninguno de estos tres grupos necesita variar su postura para beber.Las aves marinas, pelágicas, aquellas que se pierden mar adentro, pueden beber agua salada gracias a unas glándulas situadas cerca de los ojos y, mediante una función similar a la ejercida por los riñones al filtrar la sangre, la sal es eliminada por los orificios nostriles.Tal vez, lo más cómodo sea conseguir el líquido necesario de las mismas presas capturadas por sus depredadores o, mediante otro tipo de alimentos consumidos por otras especies igualmente adaptadas a los espacios áridos, esteparios o desérticos que, por eliminación de los desechos nitrogenados en forma de ácido úrico (uricotelismo) reduce la demanda fisiológica del agua.
Grupo de jóvenes palomas torcaces (Columba palumbus)Abrasándome dentro del hyde, atendía visualmente los minúsculos y fugaces tragos de variados pajarillos mientras bebían, entraron entonces, recelosas, unas torcaces y unas ortegas, enchufaron el pico en el agua y la bombearon sin mover la cabeza con tragos que se adivinaban perfectamente. Una vez saciadas, la paladeaban complacidas y satisfechas al haberse quedado bien a gusto…y yo, desde el interior del hyde muerto de sed al haber consumido el agua de la botella, solo me quedó el consuelo de pensar desde mi desesperación: ¡así se bebe, si señor!
Pombão (Patagioenas picazuro). Paloma de distribución meridional en Brasil; también presente en Argentina, Bolivia y Paraguay.
Urracas (Pica pica) bebiendo en la balsa.Las narinas de la urraca de la izquierda quedan al descubierto mientras sumerge la mitad del pico para beber, no así en las columbiformes y pteróclidas que quedan bajo el agua. Mientras la urraca de la izquierda coge agua, la de la derecha, en la segunda fase, levanta la cabeza para que el líquido penetre por gravedad y, simultáneamente, vigila el entorno. Esta sucesión intencionada de vigilancia a la hora de beber es propia de muchas aves; unas vigilan mientras otras beben.
miércoles, 14 de septiembre de 2011
Agua...

lunes, 11 de octubre de 2010
Ortegas (Pterocles orientalis)

La calma de la mañana se refleja por el amanecer sin prisas de un tímido sol, que comienza a iluminar un nuevo día fuera de la época de cría de muchas aves. Los aláudidos, fringílidos y otras aves que ya no están, concluyeron con sus voces territoriales, reemplazadas ahora por la brevedad de los reclamos dispersos por un páramo salpicado de romeros, tomillos, aliagas y sabinas que dejan de manifiesto, la monotonía vegetal de este desabrigado paisaje. Una hora después de amanecer, comienzo a escuchar las voces emblemáticas del páramo, son las de los bandos de ortegas, que avanzan aceleradas cortando el aire con el agitado aleteo de su audible y veloz vuelo cuando me sobrepasan fugaces. Van directas seguramente a sus abrevaderos habituales, a los que se desplazan desde distancias que pueden superar los cincuenta km. El agua, es muy necesaria para ellas y sus pollos, puesto que suplementa la escasez hídrica que obtienen de semillas y brotes vegetales de los que se alimentan por estos terrenos tan secos.
En España las poblaciones son sedentarias, aunque si efectúan movimientos trashumantes. Llegado el invierno, se concentran en bandos que pueden alcanzar los 50 ejemplares. Los pastizales secos, eriales y cultivos de secano (preferentemente los de cereal y en barbecho), reúnen las preferencias habitables para esta especie.
Comportamiento en el bebedero
Hay una gran tensión palpable entre los ejemplares que van llegando a beber; una vez posadas las ortegas, emiten una suave voz líquida y apaciguadora. Al coincidir varios individuos presentándose en parejas o en reducido número, se forman grupos apartados de la orilla esperando un turno prudente para acceder al agua. Tal vez sacien su sed, no las aves que llegaron primero, sino las que parecen estar más sedientas y desesperadas. Digo esto, porque hay ortegas que abandonan la balsa incluso sin llegar a beber, puede que, por un exceso de recelo capaz de hacerles aguantar hasta otra próxima ocasión que no dejarán escapar. Esta situación en la que domina cierto nerviosismo, proporciona posiblemente una vigilancia rotativa. Tan sólo les basta unos segundos para saciarse y, súbitamente, impulsadas con su musculatura pectoral excepcional, levantan el vuelo casi en vertical, emitiendo su particular reclamo con más fuerza si cabe, como estallando por la presión nerviosa acumulada después de soportar la tensa permanencia en un lugar de alto riesgo como son las balsas.

- Un macho de ortega con el plumaje del cuello algo estropeado acude cautelosa a la orilla.

- Las ortegas más decididas van acercándose lentamente a por su ración de agua



- La inmersión del plumaje ventral mientras bebe, provoca una sensación de alivio en la ortega. Aunque disponen de una coraza antitérmica en el vientre capaz de aislarles de suelos tórridos (soportan hasta 60 grados de temperatura canicular), dicha acción les resulta muy placentera.

- No todas las aves pueden succionar o bombear el agua (como hacemos los humanos), teniendo que levantar y echar hacia atrás la cabeza para que el pico, bascule y vacíe el agua recogida en su conducto digestivo. Sin embargo, como las columbiformes; las pteróclidas (ortegas y gangas), también han resuelto evolutivamente este problema mediante la contracción progresiva de un extremo a otro del esófago, para hacer avanzar el líquido contenido (Peristalsis), sin levantar la cabeza.




- Las ortegas más desconfiadas, aguardan su momento y aprovechan para acicalarse o dormitar leves segundos. Siempre hay miradas alerta. Chorla, churra etcétera, son apodos onomatopéyicos con que los lugareños las conocen, apropiados por su característica voz, un audible y específico “Churrr”. Si se las escucha de cerca, se puede oír incluso, el sonido de retorno, cuando inspiran de nuevo llenando sus pulmones de aire.
En El Libro Rojo de los Vertebrados de España 1992, está catalogada como vulnerable.
domingo, 29 de agosto de 2010
Pequeño corredor

- Pollo de alcaraván (Burhinus oedicnemus)
Hace dos sábados, había disfrutado con agradable sorpresa de la presencia de las veloces ortegas (Pterocles orientalis) acudiendo a beber a una pequeña balsa perdida por un páramo desierto y ventoso de las solitarias tierras turolenses. Este abrevadero, realizadas todas las comprobaciones oportunas, lo iba a utilizar para observar a las pteróclidas todavía más de cerca utilizando el telescopio, precisamente, este pasado sábado.
El caso es, que conduciendo de noche por una solitaria carretera afortunadamente casi en desuso, sabía de la costumbre de los chotacabras de reposar sobre el templado firme del asfalto para ganar calor durante la noche, y por ello, la velocidad con el coche, era limitadísima. Dos, volaron desde la lejanía; no había peligro porque parecían estar alerta. Hace años, se veían ejemplares atropellados, mucho antes de la construcción de otra carretera más ancha y transitable que casi jubiló a la vieja.
Como era de esperar, apareció un espontáneo diferente correteando en zig-zag por la carretera. Bajé la intensidad de los faros y reduje a ralentí la velocidad, pero el ave no desaparecía. Paré el coche para apartarlo con la intención de mandarlo hacia los campos, pero el camino más cómodo para él, era el asfalto. La noche era fresca con manga corta, bueno, fresquísima como corresponde a las tierras de Teruel y, no disponía de toda la mañana. Me armé de paciencia, froté mis manos con las hierbas de la cuneta y afortunadamente no fue difícil su captura. No ofreció apenas resistencia y la devolvolución aproximadamente a su original punto de partida, no fue complicada. Allí acabó la aventura de este vivaracho alcaravancillo.
A medida que avanzaba la mañana, el viento frío, se hizo insoportable en el interior del hide. No vi ninguna ortega con el paso de las horas; ni siquiera se escucharon. El pequeño alcaraván, me alegró el día.

- Posiblemente este pollo corresponda a una segunda cría. Sus ojos, delatan una actividad nocturna y su críptico plumaje la adaptación a lugares abiertos con cobertura vegetal rasa. Es un limícolo de horizontes despejados aclimatado a la escasez de agua, aunque prefiere para sus baños el líquido elemento que la tierra. Gran variedad de insectos, y algún reptil y micromamífero componen su dieta.