Hembra de cabra montés Capra p. hispanica. Su recental probablemente aguardaba oculto entre las frondosas Ephedras de la repisa en lo alto del escarpe. La atención de su progenitora se multiplica.
Ciertamente,
la mayoría de las veces, los animales ya nos han cazado con su mirada activa durante
nuestra intrusión en la naturaleza. El escaso ruido que podamos provocar lo
detectan rápidamente, al igual que nuestros leves movimientos, incluso, si
permanecemos quietos. La
vigilancia es un baluarte imprescindible en su vida diaria, de ella dependen en
gran medida para alimentarse y sobrevivir. La falta de atención en un descuido,
puede costarles la vida.
Estornino negro Sturnus unicolor atisbando en derredor para comprobar la seguridad necesaria antes de acceder al nido.
Un águila calzada Hieraaetus pennatus se solea relajadamente sobre una terrera.
Su silueta llamó mi atención, pero ella, hacía rato que vigilaba mis pasos.
La chova piquirroja Pyrrhocorax pyrrhocorax se ha posado en el roquedo, la he visto llegar. Lo más importante para ella, parece ser, controlar mis intenciones.
Macho de roquero solitario Monticola solitarius. Centinela del entramado rocoso, siempre pendiente de los acontecimientos externos desde cada una de sus atalayas.
Algunas criaturas no se esmeran demasiado en vigilar correctamente y son fácilmente sorprendidas, como este zorro Vulpes vulpes durmiendo profundamente en un altillo rocoso.