viernes, 25 de febrero de 2022

Buitre leonado calcula el despegue con fuerte viento (vídeo-trampeo)



Han pasado varios años desde que observé aquel aterrizaje fallido de un buitre leonado Gyps fulvus en lo alto de un cortado calizo. No imaginaba el vuelco que iba a dar la escena.

Era un día de viento tan fuerte, que solamente los milanos hubieran sabido sacarle partido lúdico con sus piruetas aéreas a ese vendaval. Verdaderos artistas de la navegación por este meteoro tan molesto para los humanos y otras tantas especies. Ni siquiera el búho real Bubo b. hispanus se molesta con noches tan ventosas en desgañitarse para marcar su territorio.

Como decía, el amplio carroñero volaba hacia el cortado calizo. Nada extraño hasta el momento. El cañón calizo del río Mesa era un conductor acelerante del viento, y lo peor de todo, esos cambios racheados que desconcertaron a la magna rapaz velera. 
Así ocurrió cuando fue a posarse en lo alto del cantil. El aterrizaje basado en las maniobras precisas del buitre eran las correctas, manejando mediante movimientos alares y el timón de las rectrices el viento a su antojo. Todo iba bien cuando las garras encaraban la roca para culminar sus alas el final del viaje. Sin embargo, una ráfaga inesperada y bestial fue tumbando la vegetación a su dramático paso, alcanzando también al maniobrero buitre haciéndole perder el equilibrio. Pegado al cortado y aleteando, descendía mientras en caída libre era absorbido por el abismo. 
Por fortuna, una sabina negra aperchada en la roca, logró sujetarlo como si de un abrigo se tratara. Con las alas extendidas quedó abarcando la totalidad del arbusto, por fortuna, a salvo. Parecía sujetarle las alas el ramaje amigo de la desvencijada y centenaria sabina, soporte de tantas aves en su, ahora, yerma copa.
El buitre leonado se tomó su tiempo. Descansó y trató de sujetarse al troco principal, ya que sus garras pendían entre las ramas escamosas. Aleteó para ganar apoyo. Un punto adecuado que le permitiera impulsarse hasta dejarse caer. Parecía una maniobra a la desesperada, pero, lo hizo con una brusquedad elegante. 
Al separarse aparatosamente del arbusto y de la pared caliza con agitados aleteos, todo retumbó entre el cañón rocoso a pesar del ensordecedor viento.

De nuevo, limpio el horizonte, se apropió del espacio.

Os muestro el curioso vídeo de un buitre leonado tomándose su tiempo para despegar con éxito contra el fuerte viento.  



Aterrizaje de buitre leonado.

Flexionado para tomar impulso antes de emprender el vuelo.

Solárium matinal en la pareja de buitres leonados.


martes, 15 de febrero de 2022

Celo de búho real con ofrenda del macho a la hembra

 


Una de las facetas más interesantes del comportamiento del búho real Bubo b. hispanus es la llamada ofrenda nupcial. Cómo el macho brinda presas a la hembra, y cómo ésta los recibe complacida. Cuanto más frecuentes mejor. Considera la hembra así, la capacidad cazadora del macho como pareja reproductora, aumentando de este modo el éxito de la cría.

En las noches de cópulas durante el celo del búho real, se repiten también las ofrendas de cortejo indistintamente. La hembra receptiva ulula y el macho la cubre. La interpretación por parte del macho no siempre es la acertada, habiendo algún desencuentro. Si la hembra requiere aporte de alimento, su voz es un reclamo áspero (hembra reclamando) que emite también desde el nido cuando incuba o protege a los pequeños pollos.

Aunque la cámara de foto-trampeo es la que trabaja, no resulta fácil acertar cuando se producen estas llamativas escenas, aún colocándolas en lugares estratégicos. Todo es cuestión de suerte, y por esta vez, tengo la fortuna de compartirla con vosotr@s.
Espero que os asombre también.

jueves, 3 de febrero de 2022

Hembra de búho real reclamando a su consorte



No podía olvidarme de la hembra de búho real Bubo b. hispanus, pareja del macho del anterior post cuyo ulular, más agudo, viene acompañado de otras voces ásperas semejantes a gruñidos. También me resulta impresionante. Podría parecernos que está molesta cuando reclama, nada de eso, el tono se hace más suave cuando su consorte está a su lado. Es un tono fuerte de llamada por la distancia entre ambos.

La hembra suele salir cuando el macho marca el territorio. Por eso, en este caso, la exigua luz de la tarde hace que la hembra se vea menos nítida a color en el vídeo. La siguiente toma, en blanco y negro con mejor calidad, se ve en un posadero más abajo, exactamente en el mismo orden que en la secuencia del macho. Hay un momento en el cual, el macho, la sobrevuela cuando lo llama, pero, no se aprecia. Seguidamente, al final, la hembra va a su encuentro.

Las noches enceladas del búho real son tan activas que invalidan el silencio necesario de otras especies para cazar o no ser cazados.
Llamadas entre la pareja, ruedas de encuentro, ofrendas nupciales y cópulas jalonan esta conducta extraordinaria durante todas las noches de cortejo de esta rapaz nocturna.

Hay dos ubicaciones en las que llevan anidando toda la vida. Y, los dos posaderos presenciales separados ambos por unos 30 metros, distan de los posibles nidos unos 120 metros de distancia. Más seguros para no interferir en ellos con la cámara, que los 60 que les separa de una carretera muy transitada.

Conocer el terreno y cada movimiento de estas nocturnas en un territorio es primordial para evitarles molestias. Sus posaderos diurnos están cerca de las oquedades nido. Una zona muy tupida de vegetación sobre verticales cortados calizos. A veces, el abandono ruidoso de los buitres leonados Gyps fulvus tras pasar la noche en el paredón calizo obliga al búho real a cambiar de refugio.

Como último apunte, dejar constancia de que ésta es una de las tres parejas de búho real internas en un territorio de águila real Aquila chrysaetos.


                                            Hembra de búho real: ver vídeo