domingo, 12 de febrero de 2023

Garza real con una buena captura




 Ya lleva bastantes días esta garza real Ardea cinerea por estos puestos de pesca. Sabe dónde están los mejores lugares en las aguas de esta orilla del Ebro y, ello, propicia grandes disputas con otros congéneres para mantenerlos. Las aguas someras con bloques rocosos en sus riberas como contrafuerte para las avenidas, son buenos lugares para que los peces se alojen y se refugien cuando descansan o se protegen. Ella lo sabe.

La escena, generosa, nos muestra lo que tal vez sea una carpa. La pieza es de un tamaño interesante para el ardeido que la ingiere sin mucha dificultad. Unos tragos de agua y un ligero espasmo le van haciendo hueco suficiente para conducirla al fondo del aparato digestivo.








miércoles, 8 de febrero de 2023

La nutria (1 parte) tomas diurnas

 
                      

La última vez que vi una nutria Lutra lutra fue en Jaén. Era una zona para avistar linces. Había una pequeña presa y topé con su característica silueta nadando y, seguidamente, sumergiéndose. Esos son los registros de mis observaciones con este mustélido tan especial; desplazamientos a nado e inmersiones. Poco más.

No es lo mismo con las imágenes de fototrampeo. Aquí la soledad las acompaña y, su modo de actuar es más desenvuelto. 
Tampoco es lo mismo para ella la exposición del día como la protectora noche, donde su acción es mucho más desinhibida.

Destaco de todas las tomas, su nerviosismo. Esa hiperactividad para marcar su territorio continuamente dada la erosión constante del río que las elimina en sus crecidas. Sale, marca y de nuevo al agua. Así sucesivamente. 
Cabe añadir que, el río Ebro, le da un plus de seguridad gracias a su enorme caudal. En sus aguas pasa muy desapercibida. 

Espero que os gusten las escenas conseguidas. Próximamente, editaré otras tomas nocturnas donde la nutria se torna mucho menos recelosa.

domingo, 5 de febrero de 2023

Pito real; sorprendente y seductor




Los pícidos me fascinan sobremanera. No hay observación de estas aves dada por concluida hasta que desaparecen voluntariamente de mi vista.
 
He de destacar entre todos ellos, a los dos ejemplares que más me impresionan; uno es el pito negro Dryocopus martius y el otro, el pito real Picus viridis. Los gritos de ambos retumban en el espacio cuando emergen de las grandes masas boscosas. 
El pito real no es tan forestal como el negro y, eso, me llama mucho la atención. Es por ello, que lo tengo como el favorito de todos. Tiene pinta de alocado y marcada expresión gruñona. Con todo, resulta de lo más seductor. 

Foto de la portada del vídeo Thomas Reich.

He aprovechado la enorme sorpresa al ver los vídeos captados en las tarjetas de  fototrampeo, donde aparece el picamaderos verde sobre un bloque térreo desprendido de un gran talud. Lo picotea en busca de invertebrados y, levemente, se aprecia como una pequeña parte de su lengua tantea el orificio practicado.

Si hemos de ver a este pájaro de colores tan miméticos cuando deambula por la fronda de los árboles, nos resultará prácticamente imposible. Por fortuna, pasa largos períodos de tiempo rebuscando en el suelo buenos hormigueros para alimentarse. Precisamente, forman un 80% de su dieta. Con su larga lengua pegajosa y de terminación a modo de pequeños ganchos, penetra en los hormigueros y las extrae con supuesta facilidad. 

Ya no me resulta extraño ver al pito real sujeto a la verticalidad de ruinosas fortalezas hurgando entre las rendijas de las piedras con su extensa lengua, en los taludes y, sobre todo en el suelo, donde es más habitual.

Terminaré con tres curiosos apuntes que, a día de hoy, me siguen pareciendo muy interesantes. 

- Junio de 2008, circulando con el vehículo por una carretera comarcal cerca de Cetina (Zaragoza) sorprendí al verdoso pícido capturando por la carretera insectos atropellados.

- Junio de 2005, en una explanada abarrotada de coches entre dos calles con tráfico abundante, un pito real removía la endurecida tierra a picotazos con intención de darse un baño de arena. Me hizo mucha gracia ver a los tres gorriones aguardando a que el ave concluyera su aprovechable labor para apuntarse al improvisado spa.

- Abril de 1979 me llevó hasta una de las grandes sorpresas de mi vida. Fue en el nacimiento del río Ginel en Mediana de Aragón. Acompañado de Ángel, hicimos un aguardo frente al curvado talud que rodeaba a un grupo de raquíticos tamarices. Tal vez fuera el único arbolado en tres kilómetros a la redonda. 
Vi salir un pájaro verde de una de las redondas oquedades y, sabiendo que era el pito real, intensificó mi curiosidad. Aupado por Ángel, pude meter la mano en el agujero que tenía exactamente las mismas medidas que los nidos de pícidos en los troncos, sólo que ahora, se trataba de un nido practicado en un tajo arenoso de unos 5 metros de altura. En el fondo, había cuatro huevos blancos y cálidos. Rápidamente bajé y nos apartamos del nido a una distancia suficiente para ver al cabo de unos 10 minutos, como el ejemplar regresaba de nuevo al interior. 

La salida del nido por parte del pito real fue voluntaria. A veces, las aves dejan airear la puesta si la temperatura es excesiva, regresando a su labor de incubación cuando lo consideran oportuno. 

Pito real Picus viridis, pájaro carpintero y albañil.


Dibujo de una hembra de pito real en una de las puertas de los armarios del pasillo hacia la Capilla Sixtina en El Vaticano.