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sábado, 11 de octubre de 2014

LÚPULO (Humulus lupulus)

Se recolectan los amentos o conos poniéndolos  a secar a no mas de 50º. De los conos secos se aíslan las pequeñas glándulas amarillas que los cubren, cribándolos. Estas contienen lupulino, un polvo de olor aromático y de sabor amargo.


El lúpulo Humulus lupulus de la familia de las cannabáceas se distribuye por casi toda Europa, Asia del Norte y Norteamérica.
En Calmarza, mi pueblo, es abundante y crece entre la maleza por la ribera del río Mesa y su huerta, sorteando verjas, trepando árboles y expandiéndose sobre todo espacio altivo que le proporcione ese trampolín para atrapar los rayos del sol tan peleados en el cerrado sotobosque. Aunque es trepadora no posee zarcillos ni ningún otro apéndice para tal propósito. Esta planta voluble se aferra al soporte mediante rígidos tricomas; unos minúsculos garfios distribuidos a lo largo del tallo de los 200 o 600 cm de altura alcanzables por dicha planta. El lúpulo es una planta vivaz, parecida a la vid, cuyo tallo trepador se encorva siempre en el sentido de las agujas del reloj.
Los brotes jóvenes pueden comerse en ensalada. Las plantas masculinas tienen flores con anteras dispuestas en ramilletes, mientras que las flores de las femeninas están provistas de pistilo y dispuestas en cortos racimos que se transforman en conos.
En la base de sus bractéolas hay unas glándulas que contienen lupulino, que es el ingrediente que aportará a la cerveza su sabor amargo y los aromas propios. Se recolecta de Julio a Septiembre. En medicina se utiliza como: diurético, hipnótico, sedante, analgésico, astringente, digestivo, tónico amargo, antiséptico.
En esta época cuando los conos de algunas plantas alternan su vistoso verde con el de la maduración de los mismos, tornando al ocre, se puede disfrutar de su intensidad de formas, pensando paralelamente en la cerveza que aguarda fresca en casa para recordar, precisamente, estos momentos en compañía de tan especial e importante vegetal.  


Conos ocráceos en su fase terminal de una planta de lúpulo enredada en un joven nogal.


martes, 5 de junio de 2012

Fritillaria hispánica: Cañón del Río Mesa.



Hace un par de semanas, caminando por el borde exterior de una repisa en un farallón a considerable altura, descubrí bajo las ramas de una franja de pinos (Pinus halepensis) cuatro ejemplares de fritillaria hispanica. Son plantas muy sugestivas, con una flor en forma de campana similar a un tulipán cabizbajo. Sus pétalos son de un atractivo color rojizo surcados longitudinalmente en el centro por una franja verdosa en cada uno de los seis que posee. Es una planta bulbosa; liliácea, propia de terrenos secos y rocosos. Puede alcanzar los cincuenta centímetros de altura. Florece de finales de marzo a mayo; los ejemplares fotografiados corresponden a abril y mayo y están ubicados en una zona escarpada de la parte superior de un enorme cortado calizo de acceso complicado. 





Puede parecer, por sus colores discretos, que sus flores pasen desapercibidas pero, ese porte altanero que poseen, por lo menos los ejemplares de esta zona, las hacen ampliamente más llamativas y coquetas.
Quizá la sencillez, la soledad de estas plantas adornadas con esa flor tan peculiar y esa rectitud, motiven mi admiración.
Espero que las disfrutéis intensamente como yo. Lo merecen. 


Probablemente, el paso esporádico de cabras o corzos por esta ruta, fuera el motivo desgraciado que afectó a esta fritillaria. A pesar de todo, logró soldar la fractura del tallo favorablemente, quedando tendida en el suelo, pero, reincorporándose ligeramente a duras penas. Un bello ejemplo de superación, sin duda.