Mostrando entradas con la etiqueta Lince ibérico (Linx pardinus). Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Lince ibérico (Linx pardinus). Mostrar todas las entradas

martes, 26 de julio de 2011

Mirada de lince



La emoción incontenible me acompañó durante toda la semana. Había muchas posibilidades de ver con garantía la presencia del gran gato manchado y, no daba crédito a la llegada próxima del día señalado de salida. Ansiedad, mucha ansiedad.

Admito que, una vez alcanzado el hábitat idóneo del lince ibérico en la Sierra de Andujar, había una frase del mítico Félix que se repetía con insistencia en mi mente: -“amanece, en cualquier agreste serranía de la mitad sur de la península ibérica”- era, el comienzo extraído del capitulo de El Hombre y La Tierra, con el título de “El último lince”.




Mientras, mi mirada buscaba afanosamente la silueta descompuesta por el tachonado y mimético pelaje del lince entre la espesura vegetal. Pero, la mayor posibilidad de acierto en el hallazgo de la revoltosa nutria nadando por el remanso del río, me despistó completamente. Pasadas las seis y media de la mañana, Fernando, que había sugerido la visita a éste apropiado terreno de linces, vino de su expedición como alma que lleva el diablo; no era para menos, había localizado al mamífero de entre los más amenazados del planeta, el motivo clave de nuestro ansiado viaje. Cogimos todos los aperos de fotografía, y con sigilo, acudimos a su encuentro. Entre encinas, lentiscos, jaras y otros ejemplares conformadores de la apretada vegetación Mediterránea, lo hallamos descansando apaciblemente sobre un pulido bloque rocoso tapizado de líquenes. Descansaba como todos los días entre las primeras luces del alba, seguramente, motivado por la ajetreada actividad nocturna. Los nervios ante tan soberbia criatura hacían de mí un manojo de incapacidades, no acertaba a casi nada, y milagrosamente, pude captar entre las entrecruzadas ramas la imagen de este impactante felino tan escaso en nuestro país y, único en el mundo.



Esta vez, no ocurriría como en El Valle de Ordesa, que perdí la oportunidad de contemplar a las cabras pirenaicas antes de extinguirse. Deseo como todos vosotros, por supuesto, que este portentoso felino no se extinga jamás, pero, no tengo la suficiente confianza. Ojala tengáis todos de manera organizada y prudente, la ocasión de ver a este espectacular mamífero carnívoro tan exclusivo del sur peninsular. No dudo que después de observarle, seguramente, os contagiéis de esa imperiosa necesidad de protegerle, precisamente y más aún, por haber conectado con él de manera tan directa.




Este fin de semana tan especial para mí, quedará marcado de por vida gracias a tan preciada observación.



Dormitando y expectante por los posibles peligros; así pasa los días el lince ibérico en sus descansos rutinarios.




“Si uno no supiera que la belleza del los animales es funcional, es decir, que el color de la piel, el brillo y transparencia de los ojos, la forma armónica del cuerpo, constituyen perfectas adaptaciones a determinadas funciones, pensaría que el lince ha sido tallado y coloreado, ex profeso, para impresionar a quienes lo contemplan.”


Félix Rodríguez de la Fuente