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jueves, 3 de septiembre de 2020

Hembra de gineta: marcas olfativas


Bueno, es la postura de hacer el pino en los humanos y, la realidad del marcaje oloroso de esta hembra de gineta Genetta genetta. Desconozco si puede ser una acción específica o, exclusiva de este ejemplar.


No siempre se consigue lo que uno se propone, pero no por ello, el registro deja de ser menos interesante.
Escogí tres posaderos de los diez mas utilizados por el búho real en esta zona. Incluso, en uno de ellos, pude verlo con los prismáticos descansando en el posadero nº1 cuando inspeccionaba el lugar apropiado donde colocar las cámaras. Al día siguiente, la rapaz no estaba y pude acometer mi propósito. El resultado de su presencia en las tarjetas fue negativo.

El segundo plano viene con la sorpresa de los individuos protagonistas de las escenas. Un mundo de pequeños animales deambula por todos los rincones del roquedo. Hablo de un farallón de 60 metros de altura donde pululan estos animales entre repisas mas o menos amplias.

Vemos en el posadero nº1 del búho real, durante la noche, un ratón de campo Apodemus sylvaticus habitante habitual de tantos biotopos.
A continuación, el lirón careto Eliomys quercinus, también escruta esa zona en busca de alimento. En el mimo plano, a la derecha, muy sigilosa como es ella; asciende la gineta.
Accede al segundo posadero situado a 2 metros de altura del primero y la vemos tratar, con ciertas dificultades debido a la roca saliente, de apoyarse con sus manos en el suelo (boca abajo) y elevando sus cuartos traseros para marcar con su glándula perianal en la zona mas alta y posible de la piedra.
En el mismo escenario vemos de nuevo al lirón careto y al ratón de campo, presas potenciales de la gineta.

Contextualizo este interesante fragmento sobre la comunicación olfativa de la gineta:

   “Otros tipos de marcas olorosas son las ano-urogenitales y las efectuadas por frotamiento de los costados. Las ano-urogenitales son de dos tipos: la orina (muy utilizada por los machos) y la secreción de la glándula perianal (mas usada por las hembras). Normalmente las hembras marcan mas que los machos. Pero esto se invierte durante el celo y en otros momentos de agresión intraespecífica, cuando los machos incrementan el número de marcas de todo tipo (orina, heces, y frotaduras de los flancos), inhibiendo el marcaje en las hembras y en los machos subordinados.
   Las ginetas se reconocen individual y socialmente a través del marcaje olfativo. Éste permite la discriminación entre familiares y extraños y la coordinación entre ambos sexos, pudiendo los machos diferenciar a las hembras preñadas de las receptivas. Posiblemente también se utilice para evitar conflictos entre individuos del mismo sexo.”     

Javier Calzada, Gineta Genetta genetta (Linnaeus, 1758) Mamíferos de España; Galemys 10 (1).

Concluyo con el tercer posadero del búho real donde se aprecia ligeramente un cuenco practicado por la rapaz para descansar. No es de gran calidad la toma de esta cámara, pero, debido a su pequeño tamaño da mejor resultado en lugares ajustados.
De nuevo, la gineta, nos obsequia con su peculiar forma de ganar altura para marcar en una zona mas alta de la roca.
El lirón careto y una rata campestre Rattus rattus cierran el breve reportaje nocturno de este interesante apartado sobre el comportamiento de la gineta que, personalmente, desconocía.
Es sorprendente la de cosas que uno pude presenciar a través de esta fantástica ventana a la naturaleza en la noche.

Dos días después, de nuevo, la gineta marca en el mismo lugar y del mismo modo en el posadero nº 3 del búho real.
El audible ronroneo de alarma que se escucha en los vídeos de mala calidad, puede ser provocado por los lirones caretos ante la presencia del vivérrido.





lunes, 10 de agosto de 2020

Tejón (Meles meles)



Un pinar de carrasco bajo las afloraciones calizas será el escenario escogido para colocar la cámara. Enseguida se vislumbra el rastro dejado por este gran mustélido a lo largo de su senda; me refiero a esas finas hierbas que utiliza como tapiz mullido en sus encames dentro de su tejonera. 

Dispone de unas herramientas excavadoras, sus zarpas, muy efectivas para horadar amplias galerías. En las cámaras aporta un mullido colchón de hierbas secas, que son las que aparecen por los accesos cuando el tejón las extrae al perder su originaria función. Estas cámaras suelen estar a 5 o 10 metros de la entrada y a mas de 3 metros de profundidad. Para cada camada excava una nueva paridera. Las grandes madrigueras, con conductos de ventilación y un sistema de galerías de entrada y salida, se conservan, a menudo, durante décadas y son habitadas por muchas generaciones de la misma familia, que las amplia constantemente. Se han encontrado "mansiones" con mas de 40 salidas, cuyas galerías, dispuestas en varios pisos, llegan a medir hasta 100 metros de largo.

Antaño, cuando se aprovechaban los minúsculos terrenos de las laderas de los montes para recolectar los frutos de los almendros, entre otras cosas, los lugareños estaban mas cerca de las huras de los mamíferos. Actuaban de alimañeros y tabicaban las entradas de zorros y tejones para dejarlos encerrados. En este caso, la tejonera tenía tres de los principales accesos tapiados. Pero, como podéis comprobar, generaciones de tejones posteriores a este tipo de acciones han dejado de manifiesto la ignorancia de aquellos que pretendieron dejarles sin salida. Estos mamíferos tienen todo el tiempo del mundo para gastar las poderosas uñas de sus manos.

Un montón de cáscaras de almentras, trabajadas por el ratón de campo Apodemus sylvaticus dentro de la oquedad, delatan al pequeño micromamífero con el que comienza el documento.



domingo, 19 de abril de 2020

Muestras óseas de presas lisiadas capturadas por el búho real



Mandíbula inferior de Rattus norvegicus con una infección grave.


Hablar de la alimentación del búho real sería demasiado recurrente si no se contara con alguna novedad que rompiera esa tendencia tan explotada gracias a los grandes trabajos de estudio de la dieta de esta rapaz nocturna. No voy a incidir en ello, puesto que hay una larga lista bibliográfica de excelentes trabajos al respecto, interesantes y muy detallados. 
Ahora, sí os ofreceré unas imágenes elocuentes de cierto tipo de presas con limitaciones físicas capturadas por el búho real y descubiertas en los análisis de egagrópilas que realicé hace unos años. Son pocas, pero muy curiosas.

Al final os dejo el enlace sobre un estudio de Pedro Fernández Llario y Sebastián J. Hidalgo referido al tema tratado: “Importancia de presas con limitaciones físicas en la dieta del búho real Bubo bubo”, explicando la importancia del búho real como controlador selectivo de presas transmisoras de enfermedades.

Por lo demás, entender la dura existencia de esas especies que estoicamente superaron periodos de vida más o menos largos sufriendo una enfermedad, heridas infecciosas o fracturas óseas. 
Gracias al análisis de Adérito Calzón Ayerza (veterinario) realizado con la única disponibilidad de las fotografías para sacar un complicado diagnóstico, podemos saber con cierta probabilidad, las causas que afectaron a estas malogradas víctimas.
Uno puede imaginar el suplicio de la rata gris Rattus norvegicus en el transcurso de su infección. Capturada por el búho real, tal vez fuera el alivio a una agonía dolorosa. Qué decir del ratón de campo y la fractura soldada de su tibia. Sospechamos del dolor en la recuperación, pero, descubrimos que el roedor se dio cierta vida antes de morir en las garras de la rapaz nocturna.
Los análisis de egagrópilas nos descubren verdaderas historias sobre las presas, al margen de la identificación de las especies depredadas. Un mundo lleno de sorpresas.

Nº1
Mandíbula inferior izquierda de rata gris o de alcantarilla Rattus norvegicus (arriba), y de rata negra o campestre Rattus rattus (abajo).

Lo más probable es que se trate de una infección ósea, bien sea primaria por acción de una bacteria y aquí las más habituales por el tipo de lesión que se ve pudieran ser un Mycobacterium, Fusobacterium y más difícil Yersinia o bien  secundaria a una lesión por mordedura en peleas, depredadores, etc y posterior contaminación. Se ve como una línea de fractura semicircular. Obviamente, con ese grado de lesión y sus consecuencias, la vulnerabilidad ante un búho aumentan, de ahí que en las egagrópilas haya un sesgo hacia animales con  “déficits”(Dejémoslo entre comillas). Tampoco sería una malformación congénita por el tipo de lesión.

Fractura ósea soldada en tibia de ratón de campo.

Nº2 
Tibias y peroné (izquierda), fémures (derecha) de ratón de campo Apodemus sylvaticus

En esta no hay duda. Se trata de una fractura no consolidada correctamente por falta de reducción lógicamente y por tanto callo óseo defectuoso. 
Los fémures más que alargarse para compensar lo que si ocurre es que si un hueso está sometido a una mayor carga se suele producir un aumento de crecimiento y alargamiento por tanto. Los trocánteres cerca de la cabeza están algo desprendidos e igualmente las partes distales.


Nº3
Fémures y tibias de rata campestre Rattus rattus. 


Nº4 
Metatarsos y falanges de conejo Oryctolagus cuniculus.

(Nº3 y Nº4) Engrosamiento por antigua osteomielitis ya curada que produce aumento del diámetro del hueso por aumento de grosor de la cortical.


Nº4 
Metatarsos de conejo Oryctolagus cuniculus.


Exostosis por traumatismo o infecciones en el periostio en zona probable de inserción de músculos que facilitan una mayor respuesta ósea celular reactiva en esos puntos concretos.   
                                                                                                                    
Búho real Bubo bubo.

Conejo Oryctolagus cuniculus. 
Prácticamente todos autores de estudios de alimentación del búho real coinciden en catalogar al conejo como su presa potencial y básica.

Restos de conejo abandonados por el búho real, no muy bien escondidos. Observad los mechones pegados a la pared donde se alimentó.

Después de acudir de nuevo, gracias a su gran memoria, la rapaz nocturna termina con la presa (si no le es arrebatada).

Egagrópila en posadero dentro de una oquedad.

Posadero en repisa donde se aprecia una egagrópila, deyecciones y tres plumones de la rapaz nocturna.


(Pedro Fernández Llario y Sebastián J. Hidalgo de Trucios)



sábado, 1 de junio de 2019

Nido malogrado de búho real (4ª parte y final)


Hembra de búho real Bubo b. hispanus en el nido con sus tres pollos el año anterior al abandono de los huevos. Siempre importunada por la provocación de las chovas piquirrojas.

Termino este breve y sencillo ciclo de entradas derivadas del abandono de la puesta de esta pareja de búho real, causada, probablemente, por la irrupción de alguna cabra montés en la repisa de nidificación.
Me ha resultado interesante la experiencia mediante el uso de vídeo-trampeo para descubrir estas secuencias tan habituales en la naturaleza. Unas imágenes imposibles para la mirada humana.
Sé que no son tan impresionantes como los grandes documentales, sin embargo, arrancan del modo menos intrusivo la intimidad de ciertas criaturas, desenvolviéndose amparadas por la oscuridad. Salir a comer y evitar ser comido es la filosofía animal de aquellos que están bajo el yugo estresante de los predadores; se palpa en las secuencias observadas.
El búho real, como el mas señalado superpredador, es capaz de atrapar ginetas, pequeños tejones, jóvenes zorros y garduñas, por ello, el campeo de estos animales siempre va acompañado de mucha prudencia. Cualquier descuido les puede pasar una desagradable factura. 

Restos de un joven tejón Meles meles tras la cría de esta hembra de búho real en el mismo nido. 

Extremidad posterior de garduña Martes foina devorada por búho real tras la cría.

No obstante, a pesar de la imponente presencia del búho real, o la garduña desvalijando el nido, con huevos falsos, nada ha llamado mas mi atención que la criatura de este vídeo. Aparece en las restantes grabaciones de 30 segundos la misma noche que lo hace la hembra de búho real y la garduña. Su desparpajo evidencia esa actitud indudable como propietario de este territorio, compartido indirectamente, con estas dos especies nada amigables. Un superviviente nato.

                             
Ratón de campo Apodemus sylvaticus afincado en la repisa de nidificación del búho real, rebusca en el cuenco del nido.

La vida para algunas criaturas es tan larga por la noche como por el día, dada la presión que ejercen sobre ella sus predadores. Realmente son seres que, a pesar de su enorme capacidad reproductora, requieren de una inteligencia adaptativa sorprendente para cargar en su cuenta vital tantos días como les sea posible, evitando el mínimo despiste. Solo suma alternar la alimentación y la reproducción con la atención férrea de todos sus sentidos.

Un lirón careto Eliomys quercinus se acerca a la presa oculta por un búho real, cuya oquedad, la rapaz ha convertido en despensa.


Búho real acude a recuperar su presa; la mitad posterior de una liebre depositada la noche anterior. 



Mas sobre este apartado entre el lirón careto y el búho real:
https://lanaturalezaquenosqueda.blogspot.com/2009/07/despensas-del-buho-
real-ii.html

Sobre el búho real y su entorno:
https://lanaturalezaquenosqueda.blogspot.com/2014/07/no-es-facil-ser-buho-real-parte-1.html