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viernes, 13 de enero de 2023

Zorro y tejón, mala combinación

                       
                      


Ver al zorro Vulpes vulpes no resulta muy complicado. Este mamífero, está especializado en convivir con la especie humana. De ella extrae un suculento rédito alimenticio al aprovecharse de sus despojos, resolviendo de este modo, su futuro mediante esta conexión interesada.

Los mamíferos tienen sus trayectos prácticamente memorizados. Sólo hay que echar un vistazo a las cámaras de fototrampeo para darse cuenta de lo habituales que se hacen sus prospecciones por los mismos senderos. Para ellos es más cómodo abrir veredas entre las siempre molestas zarzas y vegetación densa o pasillos entre la hierba.

Se me hacía raro, por lo que comento, no llegar al punto que revela este vídeo corto, el de un tejón Meles meles molesto porque el zorro lleva su mismo recorrido y a éste no le agrada tener al raposo pegado a sus pasos. Una rara coincidencia por todo lo visto en las tarjetas nocturnas. Lo más habitual es ver a los mamíferos en solitario. Tal vez, ellos rehúsan estos encuentros por la competencia carnívora. En este caso, el zorro sólo quiere adelantar al mustélido porque es más ligero que él. 

lunes, 10 de agosto de 2020

Tejón (Meles meles)



Un pinar de carrasco bajo las afloraciones calizas será el escenario escogido para colocar la cámara. Enseguida se vislumbra el rastro dejado por este gran mustélido a lo largo de su senda; me refiero a esas finas hierbas que utiliza como tapiz mullido en sus encames dentro de su tejonera. 

Dispone de unas herramientas excavadoras, sus zarpas, muy efectivas para horadar amplias galerías. En las cámaras aporta un mullido colchón de hierbas secas, que son las que aparecen por los accesos cuando el tejón las extrae al perder su originaria función. Estas cámaras suelen estar a 5 o 10 metros de la entrada y a mas de 3 metros de profundidad. Para cada camada excava una nueva paridera. Las grandes madrigueras, con conductos de ventilación y un sistema de galerías de entrada y salida, se conservan, a menudo, durante décadas y son habitadas por muchas generaciones de la misma familia, que las amplia constantemente. Se han encontrado "mansiones" con mas de 40 salidas, cuyas galerías, dispuestas en varios pisos, llegan a medir hasta 100 metros de largo.

Antaño, cuando se aprovechaban los minúsculos terrenos de las laderas de los montes para recolectar los frutos de los almendros, entre otras cosas, los lugareños estaban mas cerca de las huras de los mamíferos. Actuaban de alimañeros y tabicaban las entradas de zorros y tejones para dejarlos encerrados. En este caso, la tejonera tenía tres de los principales accesos tapiados. Pero, como podéis comprobar, generaciones de tejones posteriores a este tipo de acciones han dejado de manifiesto la ignorancia de aquellos que pretendieron dejarles sin salida. Estos mamíferos tienen todo el tiempo del mundo para gastar las poderosas uñas de sus manos.

Un montón de cáscaras de almentras, trabajadas por el ratón de campo Apodemus sylvaticus dentro de la oquedad, delatan al pequeño micromamífero con el que comienza el documento.



sábado, 25 de abril de 2020

Algunos rastros del tejón (Meles meles)


Tejón en la nieve. Obra del ilustrador Manuel Sosa. 
Os dejo el enlace para que disfrutéis de su galería con obras originales y láminas excepcionales; https://www.manuelsosa.com/

Sigo rascando pequeñas historias vividas con nuestra querida fauna ibérica. He escogido esta del tejón por lo peculiar del encuentro, aderezada con fotografías archivadas sobre rastros habituales de este gran mustélido.


Es de madrugada, pero una madrugada cerrada, gélida, ligeramente alboreada por la escarcha. Gracias a los faros del coche adivino la presencia de un animal corriendo apresurado por el borde de la carretera. Por fortuna, es una carretera local sin apenas tránsito. No hay animal cuya carrera sea tan agitada como la del tejón Meles meles. Casi parece un elemento esférico que recuerda a los pompones sacudidos por las animadoras de ciertos deportes. He ralentizado la marcha, sé que el mustélido busca la bajada hacia el camino pedregoso que lleva a su madriguera y, quiero facilitársela. Baja precipitado la pendiente, hasta que la oscuridad de las sombras lo absorbe en su totalidad.
Seguramente, su campeo ha concluido y acude raudo a su cubil, que no es otro que el que os muestro en las imágenes de la entrada.
Su alimentación omnívora provoca visitas a huertas donde los horticultores critican los destrozos ocasionados. Al estar la vega prácticamente ocupada por parcelas de cultivo humano condenan a los tejones y a otros animales, a los que no quedan apenas espacios silvestres para nutrirse.

(Ejemplar atropellado)

Tiene una gran capacidad olfativa muy útil para descubrir las lombrices, caracoles y otros invertebrados de los que se alimenta; además de ranas, micromamíferos, carroña, raíces, bulbos, fruta, bayas, etc.

Uñas muy desarrolladas en las manos para excavar tanto en sus cubiles como en zonas apropiadas para hallar a sus presas bajo tierra.

Los tejones son animales plantígrados con cinco dedos provistos de largas y poderosas uñas. Detalle de las almohadillas que forman la palma de la mano.
Las extremidades posteriores no tienen uñas tan prominentes.

El peso de este mustélido (7 a 13 kg en verano, 16 a 24 kg en otoño) y su modo de pisar fuerte, deja detalles claros de sus huellas sobre superficies blandas. 
Con su modo de caminar, posiciona en la mayoría de los rastros el pie sobre el talón de la mano. Las uñas de las manos mas marcadas que la de los pies.

Esta pequeña rambla de escorrentías deja un pasillo muy utilizado por el tejón para transitar cómodamente desde su madriguera hasta la zona fluvial.


Para depositar sus excrementos, el tejón escarba un pequeño agujero que no tapa después. Es normal que estas letrinas sean utilizadas mas de una vez. Se hallan cerca de la tejonera o en sus zonas de tránsito.
Dependiendo de la alimentación, las heces pueden tomar diferentes tonalidades.

Las heces son cilíndricas y tienen superficie áspera y rugosa. Su contenido son restos de insectos, granos y bayas. 
En la imagen se aprecian las escamas ventrales de un pequeño reptil.



El aseo para los tejones como para la mayoría de los animales resulta de vital importancia y, por ello, dedican una buena parte de su tiempo al buen estado del pelaje.
En primavera, parte de su pelambre, sufre una caída anual ante la llegada del calor. En la imagen se aprecian mechones sobrantes de pelo, probablemente, arrancados por el tejón durante su acicalamiento.


El tejón, al extraer tierra del interior de las galerías arrastrándola con las zarpas, la lleva a una corta distancia dejando a la entrada un marcado surco, sobre todo, en zonas de tierra bajo árboles corpulentos. 
En el caso de la fotografía cuya tejonera se ubica bajo un cortado calizo, no ocurre así por la dureza del terreno. Comprobamos que la tierra tiene materia vegetal utilizada para la cámara de cría y descanso, desechada tras una limpieza o agrandamiento de alguna galería. 

Cuando es un zorro Vulpes vulpes quien realiza la misma labor, no arrastra nada mas que tierra. Además, su costumbre de lanzar con fuerza la tierra con las zarpas hacia el exterior, provoca que el montón de tierra forme un abanico.

Zorrera recién excavada. El fuerte olor a descomposición de restos animales que despide la guarida del zorro la diferencia de la del tejón, cuya alimentación es menos carnívora.