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viernes, 28 de noviembre de 2014

El tucano, el sabiá y el carrapateiro

Tucano de bico preto Ramphastos vitellinus

Dentro del Parque Nacional de Itatiaia hay un lugar de alojamiento turístico idóneo para la observación de aves; Aldeia dos Pássaros. Mucha gente europea hace uso de sus instalaciones y deja al gerente alguna fotografía de esos pájaros difíciles de ver. En un panel, organizadas, se pueden ver en recepción. Hablando de aves con él me cuenta, después de preguntarle por el tucán, que hace escasos días observaba un nido de sabiá laranjeira Turdus rufiventris (pariente de nuestros mirlos y zorzales) ubicado bajo la protección del cobertizo de una casa. Apareció el tucano  y vio desalentado como devoraba a las crías; algo bastante común en la especie. Tan triste era la observación como su compungida expresión al relatarla, a pesar de ser consciente del crudo manifiesto de la naturaleza.
 
Adulto reproductor de sabiá laranjeira  Turdus rufiventris 

Volantón de sabiá laranjeira Turdus rufiventris

Recuerdo haber visto tucanes en cautividad en el zoo de Santillana de Mar y en otros lugares de exposición. Ya no los visito, por coherencia. Había uno bastante agresivo que llamó más mi atención, amenazaba con su enorme pico emitiendo un sonido hostil. El ave solo tenía espacio para saltar. 
Siempre guardé cierta curiosidad sobre este piciforme de la familia Ramphastidae cuyo desproporcionado pico es digno de analizar. Pese a lo que pueda parecer, dicho pico no es nada pesado, al contrario, es muy ligero ya que su estructura interna está constituida por gran cantidad de pequeñas placas hexagonales de queratina (sustancia que compone el pelo, uñas, etc.); sería como una esponja rígida con la mayor parte hueca, ligera, pero de gran resistencia.



El enorme tamaño del pico parece más un inconveniente que una ventaja. Puede ser efectivo como amenaza ante los predadores pero no le sirve de mucho para luchar contra ellos. A la hora de alimentarse, le resulta útil para alcanzar frutos algo apartados de su ubicación, si es una rama fina la que soporta su peso.
Para Charles Darwin los colores vivos del pico tenían un objetivo sexual pero, al poseer la hembra el mismo diseño pareció descartarse la función como tal. Algunos biólogos opinaban que servía para pelar frutas, otros para el marcaje territorial o para invadir nidos ajenos.
De las aves el tucán, proporcionalmente, es el que tiene el pico mas grande. Las funciones que se le atribuyen no son descartables pero, hay una que sería la clave para concretar su gran dimensión. La ciencia reveló por fin el secreto de su enorme pico: sirve para regular su temperatura corporal. En un estudio publicado en la revista Science, investigadores de la Universidade Estadual Paulista de Brasil y de la Brock University de Canadá, comprobaron que cuanto más calor hacía más se calentaba el pico, funciona como una especie de radiador que desvía el calor del cuerpo del pájaro y le permite refrigerarse. Los tucanes tienen en sus picos numerosos vasos sanguíneos que permiten realizar esta función térmica incrementando o reduciendo el paso de la sangre.



Para aumentar las posibilidades de ver al tucán de pico negro Ramphastos vitellinus visité el Jardín Botánico de Rio de Janeiro. Este tucán mide unos 46 cm; su pico 14 cm y el peso ronda los 500 gramos. Por su vistosidad, pensé que no resultaría difícil localizarlo.
Acudir a un espacio donde las aves están más familiarizadas con las personas siempre es una ventaja. Y, caminando por los pasillos del parque, comencé a ver multitud de pajarillos fundiéndose entre la espesura de gigantescos árboles del ambiente de la Mata Atlántica. Pronto aparecieron los tucanos de bico preto, escandalosos e irascibles, persiguiendo a un carrapateiro Milvago chimachima que trataba de escapar del  linchamiento. El carrapateiro es una pequeña rapaz de áreas abiertas y forestales y, como su nombre indica, se alimenta de insectos parásitos y otros animalillos. Supongo que será poco peligroso para los tucanes. No así el gavião-bombachinha-grande Accipiter bicolor, un ave enteramente forestal cuyo tamaño oscila entre el del gavilán Accipiter nisus y el del azor Accipiter gentilis, muy capacitado para capturar tucanes ocasionalmente.
 

Carrapateiro Milvago chimachima


Pude mirar asombrado y disfrutar por fin de mi cometido principal: seguir los veloces vuelos de estas aves forestales con gran agilidad en los quiebros durante los cambios de dirección destacando sus colosales picos como enormes puntas de flechas.


La experiencia de ver volar a estas aves ha sido inconmensurable. No puedo negar mi total satisfacción y, como escribió Francisco de Quevedo en su soneto burlesco “Érase un hombre a una nariz pegado”,  para el famoso tucán podría versionarse como “Érase un ave a un pico pegada, érase un pico superlativo”. Sin lugar a dudas “Érase un ave increíblemente fascinante”.