Hembra de ganga común (Pterocles
alchata)
No, no, no. No es lo mismo, sobre
todo en días tórridos, ahuecar y llenar la palma de la mano con agua fresca del
arroyo y llevártela a la boca mediante pequeños sorbos que amorrarte (como
dicen en mi tierra) de cabeza directamente sobre el agua y succionarla hasta completar
el cupo necesario de hidratación. Es el único modo de colmar la sed
placenteramente y sentirse absolutamente satisfecho. Vamos, de mitigarla de un
tirón sin incómodas pausas viendo con impotencia como escurre el agua entre los
dedos.

Hembra de ortega (Pterocles
orientalis)
El modo de beber de diferentes
especies de aves es lo que veía desde mi observatorio con mucha atención
durante un día de calor agobiante y prácticamente insoportable. Cuando las aves
se acercaban a beber a la charca perdida en el páramo, sólo las columbiformes (palomas y tórtolas) y las pteróclidas (gangas
y ortegas) bebían directamente el agua sin necesidad de echar la cabeza hacia
atrás para tragarla. Este fenómeno se conoce como peristalsis
y consiste en sumergir el pico hasta la comisura del mismo y bombear o succionar
el agua mediante contracciones del esófago, como hacemos los humanos.
Otros ejemplos similares y rápidos para
ingerir líquidos es el de las suimangas
(Nectariniidae) y los colibríes
(Trochilidae) que lo hacen mediante una lengua protráctil y acanalada. Los loros (Psittacidae) baten hacia
arriba el agua provistos de una lengua gruesa y corta. Aunque no sumergen el
pico hasta sus comisuras como palomas y gangas, ninguno de estos tres grupos
necesita variar su postura para beber.
Las aves marinas, pelágicas, aquellas que se pierden mar adentro, pueden
beber agua salada gracias a unas glándulas situadas cerca de los ojos y,
mediante una función similar a la ejercida por los riñones al filtrar la
sangre, la sal es eliminada por los orificios nostriles.
Tal vez, lo más cómodo sea
conseguir el líquido necesario de las mismas presas capturadas por sus
depredadores o, mediante otro tipo de alimentos consumidos por otras especies igualmente adaptadas a los
espacios áridos, esteparios o desérticos que, por eliminación de los
desechos nitrogenados en forma de ácido úrico (uricotelismo) reduce la demanda
fisiológica del agua.

Grupo de jóvenes palomas torcaces
(Columba palumbus)
Abrasándome dentro del hyde, atendía
visualmente los minúsculos y fugaces tragos de variados pajarillos mientras
bebían, entraron entonces, recelosas, unas torcaces y unas ortegas, enchufaron
el pico en el agua y la bombearon sin mover la cabeza con tragos que se
adivinaban perfectamente. Una vez saciadas, la paladeaban complacidas y satisfechas
al haberse quedado bien a gusto…y yo, desde el interior del hyde muerto de sed
al haber consumido el agua de la botella, solo me quedó el consuelo de pensar
desde mi desesperación: ¡así se bebe, si señor!
Pombão (Patagioenas picazuro). Paloma de
distribución meridional en Brasil; también presente en Argentina, Bolivia y
Paraguay.
Urracas (Pica pica) bebiendo en la balsa.
Las narinas de la urraca de la izquierda quedan al descubierto mientras sumerge la mitad del pico
para beber, no así en las columbiformes y pteróclidas que quedan bajo el agua.
Mientras la urraca de la izquierda coge agua, la de la derecha, en la segunda fase, levanta la
cabeza para que el líquido penetre por gravedad y, simultáneamente, vigila el entorno.
Esta sucesión intencionada de vigilancia a la hora de beber es propia de muchas
aves; unas vigilan mientras otras beben.