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lunes, 2 de noviembre de 2020

Águila de Bonelli vs alimoche



Con el hilo de la anterior entrada, intentando ver cómo el alimoche Neoprhon percnopterus exploraba su nuevo cortado de cría encontrando otras oquedades oportunas; consideré dos. En el año actual, la rapaz carroñera tuvo dos pollos y la irascible águila de Bonelli Aquila fasciata uno.

La órbita del alimoche se solapa con la territorial del águila de Bonelli y, esta causa, provoca ciertos enfrentamientos. 

Ese día, embelesado con los planeos y recortes del pequeño buitre, lo seguía atento durante la prospección metódica realizada a media altura de las moles verticales calizas. Cómo me gusta el desparpajo con el que se posa en los nidos de los buitres leonados Gyps fulvus en busca de alguna ocasión. Los grandes leonados lo reciben estirando sus cuellos para defender su nido.

Volaba el necrófago como una hoja otoñal colgada de una brisa soportable, ajeno a mi mirada. Y, en décimas de segundo, la velocidad del alimoche se multiplicó considerablemente. Un pequeño margen de tiempo me dio la oportunidad de prender la cámara para constatar el duelo aéreo de estas dos medianas rapaces tan maniobreras.

Quizá estemos demasiado acostumbrados a los planeos estáticos de los alimoches, sin embargo, verlos en acción desvela su impresionante capacidad de desmarque. En este ataque repentino del águila de Bonelli, logra salir exitoso del lance. No le resulta muy complicado esquivar, de igual modo, a diferentes rapaces que osen atacar su silueta blanquinegra.

6/junio/2020 Cañón del río Mesa







Alimoche y águila de Bonelli compartiendo columna térmica en el espacio aéreo neutral. 


miércoles, 18 de diciembre de 2019

Quebrantahuesos andaluces




"Acabamos de subir al quebrantahuesos cobrado y, sin tiempo apenas de poner en buen orden nuestro cobijo, cuando ya trazaba sus círculos por el aire su pareja, exhortándonos a permanecer inmóviles.
   Pasaron diez minutos cuando, de pronto, oí el graznido de un cuervo y, mirando cuidadosamente hacia afuera a través de las ramas de la pantalla, lo vi revoloteando con vuelo ligero alrededor del poderoso gypaeto. Ambos pasaron muy próximos a nosotros, pero pronto volvieron a desaparecer detrás de un relieve de las rocas, y unos segundos más tarde volví a sentir de nuevo el zumbido de las alas y sin darme ni siquiera tiempo de encararme la escopeta se precipitó el quebrantahuesos al interior de su covacha. De nuevo contemplé su larga cola, otra vez volvió a girar el ave solamente después de vocearle reiteradamente. El primer disparo la precipitó pared abajo, pero otra vez consiguió recuperar el equilibrio, abriendo sus alas, saliendo, como la anterior, en dirección contraria, hacia el valle. Mi segundo tiro le quebró una pata, que le quedó colgando. A unos cientos de metros de nosotros, por encima de un olivar, plegó de pronto las alas hacia abajo y se desplomó a tierra como una piedra. Bajé de prisa por la ladera y encontré mi hermosa presa rodeada ya por algunos pastores. Cargados con los dos quebrantahuesos regresamos a la hacienda. En menos de media hora había logrado cobrar dos de estas rapaces apareadas, y tan extremadamente raras e interesantes.

   Durante las horas de la tarde del mismo día volvimos a subir juntos al emplazamiento del nido, y enviamos a algunos cazadores y pastores a la pared rocosa para que bajasen la cría que en el mismo había. Un paisano de los operarios de la hacienda, que anualmente escala nidos, tomó la determinación de descolgarse hacia abajo con una escala de cuerda por la peligrosa y difícilmente alcanzable pared rocosa, y a traernos en un cesto al joven quebrantahuesos".

Extracto del libro Altos Vuelos del autor Alfonso de Urquijo. Diario basado en el viaje cinegético a España del archiduque Rodolfo, príncipe heredero de Austria-Hungría realizado en abril, mayo y junio de 1879.


Entre la realeza, ornitólogos con escopeta que abastecían museos de todo el mundo con las piezas cobradas, cazadores, pastores y la utilización indiscriminada de venenos, asolaron las serranías andaluzas donde este buitre-águila con barba Gypaetus barbatus imperó en sus valles hasta desaparecer bajo una persecución continuada. Todo, causado por la mano exterminadora del hombre. 
 


El profesor José Antonio Valverde en sus Memorias de un biólogo heterodoxo, cita como fuente a Justo Cuadros, antiguo guarda mayor del Coto Nacional de Cazorla-Segura. Estima que podían quedar entre diez y veinte parejas de quebrantahuesos allá por los años cincuenta. Por si fuera poca la presión ejercida por todos estos colectivos de destrucción, se amplia la persecución con la ayuda mas eficaz; la de la Administración gubernamental franquista.
"En 1953 se crea la Junta de Extinción de Alimañas y en 1960 el Coto Nacional de Cazorla-Segura. Ambos hechos fueron nefastos para el quebrantahuesos. Con la primera se sembró el campo español de estricnina en cebos y huevos rellenos de muerte. Con el segundo, la propia Administración facilitó el veneno a los guardas, para ser colocado por todo el territorio acotado". Precisamente, Cazorla fue el escenario final de esta singular rapaz. Allí desapareció el último quebrantahuesos en 1986, conocido por los habitantes como "El Solitario".
 


Diez años después, un equipo de entusiastas de la especie inició la dura tarea de recuperar al quebrantahuesos, cuyo objetivo final es en la actualidad, el de fortalecer con garantías una población estable.
Ya no es difícil ver alguna de estas rapaces osteófagas sobrevolar el pueblo de Cazorla mientras uno se toma un refresco en un velador.




La reintroducción del quebrantahuesos en Andalucía y su recuperación es uno de los grandes logros de protección medioambiental en este país.
No he querido destacar los nombres de los dirigentes del proyecto sobre los demás, en parte, porque todos me parecen dignos merecedores de esta gesta lograda por su excelente trabajo individual; desde la dirección, hasta los encargados de lavar la lana para los nidos y adecentar las jaulas de cría.

A todos los que han participado en hacer realidad el vuelo del quebrantahuesos por las serranías andaluzas; gracias por tan exhaustiva labor. 

Pueblo de Cazorla.




Un cuervo en la jaula de los quebrantahuesos. 
En un lugar tan poco espacioso es normal que estos carroñeros tengan fuertes disputas. El cuervo canaliza su atención y evita de este modo sus enfrentamientos. 
Una gran idea del personal del centro para mantener la paz entre estos colosos.

La situación poblacional del alimoche en Andalucía es muy preocupante. También se trabaja en este centro para evitar la extinción del menor de nuestros buitres.







Tuve la fortuna de visitar este centro de cría del quebrantahuesos con Fernando y José Vicente el 21 de abril de 2018, ambos, trabajadores medioambientales. La experiencia no pudo ser mas aleccionadora, la linea de trabajo dejaba constancia del buen hacer de la Fundación Gypaetus. Sus quebrantahuesos cada día son mas fáciles de ver sobre las peñascosas sierras andaluzas. 


viernes, 9 de agosto de 2019

Pollo muerto de alimoche



Alimoche adulto Neophron percnopterus.

Cada vez que acudo a algún lugar para interesarme por la evolución de determinadas especies, me encuentro con alguna sorpresa. En este caso, veo que la planicie de campos de labor y zonas montaraces han sido ocupadas por los postes férreos de los aerogeneradores, invasores de los pocos espacios naturales que van quedando. Está el Gobierno de Aragón empeñado en convertir esta noble tierra en un polígono industrial eólico. Molinacos que surgen como setas.

Cerca de estos imponentes mamotretos de la planicie del Borón existe un pintoresco barranco situado dentro del Parque Cultural del Río Martín, donde acudí precisamente, para interesarme por la evolución del pollo de alimoche.
Siguiendo el tramo del cauce del barranco quedan atrás las jaulas que protegen de cretinos las pinturas rupestres del lugar, que antes de ser protegidas, ya intentaron arrancarlas. La zona es de tránsito senderista y el cortado no está lejos del camino. El nido de alimoche está bastante disimulado y es profundo, lo cual le da al oscuro pollo un plus de mimetismo en la oscuridad.

Por desgracia, esta vez no habrá pollo camuflado en el nido, un montón de plumas en la base del farallón constataba la muerte prematura del infortunado vástago. Podría tener entre 45 o 50 días de edad.





Alejado de la zona del nido veo al adulto con material en el pico, y posteriormente de vuelta, sin nada. Con la posibilidad de que pudiera haber otro pollo en el nido (raro pero no imposible) me sitúo en un lugar adecuado, comprobando con el telescopio que está vacío. El adulto, seguramente, no ha hecho otra cosa que seguir aportando material al nido.



Un mal día para la recuperación de una especie catalogada como vulnerable en Aragón y, cada vez, de población mas reducida. 

4 agosto 2019, Parque Cultural del río Martín.




martes, 21 de mayo de 2019

Alimoche sigue visitando carroña de buitre leonado




A pesar de acostumbrarme a las imágenes de explotación de carroñas donde los alimoches y los córvidos hallan las reses muertas yendo todos a por las zonas blandas, ésta vez no lo vi así. 
En la anterior entrada os comentaba como el pequeño carroñero consumía partes tiernas del buitre leonado.
Pues ahora, de nuevo, pasado casi un  mes, lo veo posado sobre el cadáver del gran necrófago tratando de extraer lo mas comestible o aprovechable de la carcasa emplumada. El buitre leonado está mas seco que la mojama y los pellizcos apurados del alimoche no le dan para algo mas que cecina coriácea o algún coleóptero necrófago que llevarse al buche.
Es posible que las tiras deshidratadas de la carne arrancada por el alimoche le supongan un nutriente efectivo, dada su capacidad gástrica para digerir esos retales aparentemente incomestibles.
Después de ingerir todo lo posible vuela hacia el nido y, supongo, que para aportar algún retazo del ave muerta a la hembra interna en la oquedad. 
Tras la fugaz visita al nido, de nuevo a su posadero habitual en la sabina del cortado donde pasará la noche.

Cañón del río Mesa, 11 mayo 2019, 20´37 h. 


Las visitas de los alimoches a los nidos de buitre leonado son habituales, sobre todo, al atardecer. Son prospectores concienzudos en busca de restos de alimento aparentemente incomestibles.
En la imagen ampliada, el macho de alimoche aborda un nido de buitre leonado donde el pollo está mucho mas desarrollado que el resto de la colonia. 


viernes, 3 de mayo de 2019

Alimoche comiendo buitre leonado.



La enfermedad de "las vacas locas" o encefalopatía espongiforme, es una enfermedad que afecta al cerebro y al sistema nervioso. El patógeno responsable es el prión, una proteína capaz de infectar a los humanos mediante el consumo de carne de vaca. 
Las investigaciones relacionaron la enfermedad con el ahorro de producción en la nueva fabricación de piensos, hechos con huesos y restos de animales terrestres, entre ellos, cabras y ovejas.

Ya han pasado algo mas de 25 años desde que se registrara el primer caso de la mencionada enfermedad que obligó a deshacerse de una gran parte de esta ganadería bobina, incinerándola y enterrándola para atajar el problema.
La peor parte se la llevaron los carroñeros alados como el buitre leonado. Desesperados por el hambre, abordaban contenedores de explotaciones ganaderas, acercándose con menor recelo a granjas de todo tipo con la única intención de alimentarse.

Detalle de buitre leonado devorado por otros buitres años atrás. Nótese el estiramiento del cuerpo por la acción de los comensales y, abajo, el esternón picoteado.


Comento esto, precisamente, por que hallé debido a estas circunstancias y en aquellos años, el primer buitre leonado Gyps fulvus consumido por sus congéneres. Fue un hecho desconocido para mi muy desalentador por la conducta de esta rapaz carroñera, empujada al hambre por la restricción del abandono de animales domésticos en los montes a causa de la enfermedad de las vacas locas. 

Por fortuna, desde hace bastantes años, los buitres que encuentro muertos son respetados por sus semejantes y devorados solamente por otros carroñeros como zorros Vulpes vulpes, garduñas Martes foina, tejones Meles meles, etc. "Perro no come perro"; así lo comprobó un equipo internacional de investigadores que explican que "los carnívoros saben que la carroña de sus semejantes provoca enfermedades". Sin embargo, el hambre rompe esas barreras, incluso en las normas humanas tal como ocurriera a aquél equipo de personas accidentado tras caer su avión en los Andes. La desesperación les obligó a aceptar la única disponibilidad de alimento; sus propios compañeros muertos.

Posadero de alimoches en sabina antes de comenzar la cría. Abajo, el macho solitario mientras la hembra ocupa el nido en otro lugar.


Desde la ventana de casa, donde veo el dormidero de los alimoches Neophron percnopterus, descubrí un buitre leonado muerto gracias al blanquinegro buitre. El cortado rocoso es una gran colonia de cría de buitres leonados y también un dormidero comunitario. Está claro que el ejemplar comentado no despertó aquél día y quedó apoyado frente a la roca con las alas abiertas. Tan sólo unos 50 metros separaban al alimoche de la nueva carroña. El mismo dormidero compartido sigue utilizándolo el macho en solitario, ya que la hembra está en el nido. El pequeño buitre sabio no tenía mas trabajo que descender hasta la despensa para alimentarse. Desde las 8´00 horas de la mañana y durante los tres días que lo observé, estuvo visitando los restos del buitre. Una buena fuente de alimento para él sólo, sin otra compañía que la de las grajillas Corvus monedula. 

Zona inaccesible donde yace el buitre leonado. Abajo, la misma imagen ampliada donde se aprecia al alimoche desgarrando la zona dorsal del gran buitre. 

En esta ocasión, la distribución de carroña en los muladares hace ignorar a la colonia de buitres leonados la muerte de uno de los suyos, algo que favorece al tempranero alimoche para avituallarse. Un interesante botín que le ahorrará, por unos días, esas interminables prospecciones en busca de alimento que compartir también con su pareja.