Otras funciones por las que abren sus inmensas alas, comentan los científicos, han sido relacionadas con la lucha contra ectoparásitos, la síntesis de la vitamina D, el mantenimiento correcto del estado del plumaje y la termorregulación, sobre todo, en noches tan desapacibles. La frecuencia más común por la que adoptan los buitres leonados esta postura para solearse coincide con la dureza invernal y los periodos de lluvias. Aunque, no resulta extraño observar a estas carroñeras solearse en condiciones nada adversas y con un penetrante sol en días estivales.
sábado, 23 de abril de 2022
Buitre leonado abre sus alas para solearse tras el frío de la noche
viernes, 25 de febrero de 2022
Buitre leonado calcula el despegue con fuerte viento (vídeo-trampeo)
Han pasado varios años desde que observé aquel aterrizaje fallido de un buitre leonado Gyps fulvus en lo alto de un cortado calizo. No imaginaba el vuelco que iba a dar la escena.
Era un día de viento tan fuerte, que solamente los milanos hubieran sabido sacarle partido lúdico con sus piruetas aéreas a ese vendaval. Verdaderos artistas de la navegación por este meteoro tan molesto para los humanos y otras tantas especies. Ni siquiera el búho real Bubo b. hispanus se molesta con noches tan ventosas en desgañitarse para marcar su territorio.
De
nuevo, limpio el horizonte, se apropió del espacio.
viernes, 5 de marzo de 2021
Águila de Bonelli: defender la propiedad del nido
Este año, bastantes buitres leonados van tardíos en su ciclo reproductor. La última semana de febrero los he visto atareados trasegando ramas para adecentar su plataforma nidal. He visto cómo el ejemplar que seguía como referencia, se posaba en el de un congénere para llevarse gran parte del fino forro del nido donde irá bien acolchado el huevo de la puesta. Impera entre las especies la ley del mínimo esfuerzo.
Miraba con atención al águila de Bonelli emparejada, cubriendo con elegantes vuelos su amplio territorio. Unos ataques al buitre leonado por parte del macho me ponen en guardia y sigo parte de ellos. Más tarde, la hembra acude veloz a un punto concreto. No he reparado en ningún momento de qué podía tratarse, hasta el final. No era un ataque a un buitre leonado en su nido, no. Era el ataque para desalojarlo de su recién construida plataforma. Tras dos años en nidos ubicados en ajustadas covachas, éste se ha decidido a anidar en uno exterior, eso sí, bien disimulado.

lunes, 22 de febrero de 2021
Extraña vecindad
Estos necrófagos trabajan construyendo el nido durante las horas de luz. Una vez acabada la construcción, la incubación se realiza durante el día y la noche hasta cumplir el tiempo necesario de formación del pollo y eclosión del huevo. Lo que no puede advertir el buitre, es el tráfico de seres vivos que pulularán por su dominio nidal una vez comenzado el ciclo reproductor.
Está
claro, que no parece un lugar apacible para que el buitre leonado traiga al mundo
a su descendencia. Tampoco considero sólo esta, la posible causa de abandono
del nido.
sábado, 7 de noviembre de 2020
Guardando la plaza del nido
Vuelos aprovechando columnas térmicas, corrientes de ladera y corrientes de aire convergentes trasladan a estas rapaces veleras durante largas singladuras para recorrer gran cantidad de kilómetros en busca de alimento.
Ahorrar energía es imprescindible para esta rapaz, por ello, localizar una carroña supone pelearse por una buena ración entre multitud de congéneres hambrientos. Una copiosa comida de hartazón suprema les puede crear problemas para tomar el vuelo. Sin embargo, lograr un buche lleno les garantizará una semana o más de ayuno. Esos días, como el que muestro en la imagen, pueden utilizarlos en este caso para acicalarse, solearse y dormitar el tiempo oportuno.
jueves, 5 de noviembre de 2020
Aires de grandeza
Así, ha estado la joven águila real durante un buen rato deleitándome con su pericia aérea. Estábamos tan a gusto, ella dibujando sus piruetas y yo observándola que, temía la aparición de la pareja de águilas de Bonelli.
20/octubre/2020 Cañón del río Mesa.
viernes, 19 de junio de 2020
La Roca



Aparece una sosegada hembra de cabra montés Capra pyrenaica hispanica. Como suele ocurrir en estas ocasiones, lo hace fuera del marco ideal.
La panorámica nos permite comprobar el detalle de las ubres productoras de leche para alimentar al chivo.


El chivo, temeroso, abierto a las curiosidades de la vida.


Parecen muy coordinadas vigilando en derredor su seguridad.
Otra hembra acude al mismo punto de la Roca.

¡Sorpresa! Esta vez es una madre de dos recentales, algo mayores que el anterior. Una pena que estén fuera de plano pero, es un buen detalle de la familia.
Solo uno de los hermanos se decide a culminar el bloque rocoso.
¡Vaya brinco! No hay duda de la gran agilidad del pequeño.

Al bajar la hembra del pedestal pétreo percibo un detalle terrible, su extremidad inferior izquierda está amputada.
La vida continúa. No hay tiempo para otra cosa que no sea el cuidado de los pequeños a su cargo.
Otros pajarillos como el roquero solitario y el escribano montesino se han posado en la piedra pero, la ínfima calidad no era ideal para exponerlas.
La verdad es que este método tiene muy buenas prestaciones.
Entrada relacionada con la cabra montés.
https://lanaturalezaquenosqueda.blogspot.com/2019/12/pies-de-cabra.html
domingo, 15 de marzo de 2020
El buitre leonado abandonó y el búho real anidó en otro lugar

(1 febrero 2020)
Emparejados los búhos para el momento mas importante de su ciclo biológico. Probablemente, la elección del futuro nido ya estaba decidida.
Partiendo de la entrada anterior y continuando con la historia del buitre leonado que anidó a la derecha del de búho real a punto de ser ocupado, a día de hoy, he de comunicaros que la obra fue abandonada después de terminada.
Qué cosas, al final, ni el uno ni el otro. Ninguno de los dos; ni buitre leonado Gyps fulvus ni búho real Bubo bubo anidaron en las cavidades gemelas y contiguas del promontorio rocoso de solana.
El búho real hizo visitas esporádicas a la oquedad del lado izquierdo, mientras el buitre leonado lo hizo en la de la derecha construyendo el nido. Ambas, separadas por un metro y llenas de excrementos de cabra montés pero, a pesar de todo, la rapaz nocturna anidó allí hace dos años. Supongo, que este año hubiera hecho lo mismo de no ser por el inesperado vecino. No gusta mucho al búho real compartir espacio en los cortados con la gregaria masa necrófaga, y menos, tan cercana al nido. He visto buitres anidar cerca del búho real pero, no una colonia que atosigue la tranquilidad del inactivo búho real durante el día.

(23 febrero 2020)
Mas de cien metros me separan de la hembra que incuba. Como siempre, la calidad de la imagen es secundaria al plano seguro de la rapaz nocturna para evitarle molestias.
Con un tele de 600 mm y ampliación de imagen, se consigue apreciar la tranquilidad del búho real en su nido.
En el primer día de observación, como es habitual, la rapaz me presta algo mas de atención. La distancia, es el mejor sistema para conseguir secuencias naturales de su comportamiento.
Es extraño que, el presente año en este lugar idóneo para la cría del buitre leonado, no haya hecho efecto su decisión de anidar. El año pasado hubo tres nidos, con el correspondiente dormidero de mas ejemplares en una gran repisa arbustiva sobre ellos.
Ahora, lo importante es ver a la hembra de búho real en la ajustada cavidad utilizada años atrás, para que con la tranquilidad necesaria, pueda sacar adelante a sus vástagos.
Hoy se apreciaba con detalle el verdor de la entrada al nido, todo lo contrario al pasado año en el que cabras y buitres erosionaron esta repisa con tanto trasiego.

(7 marzo 2020)
Desde el mismo punto de observación de hace dos semanas y el mismo de la última vez que crió, la hembra de búho real ya no me presta tanta atención. Tan sólo me mira brevemente al cambiar el telescopio por la cámara o por la toma de anotaciones.
Con 60 aumentos de telescopio bien merece la pena observar a la rapaz para no causarle recelo y poder disfrutar de todas su inquietudes.
En la foto estuvo muy atenta durante todo el seguimiento al mismo punto como ofrece la imagen.

(14 marzo 2020)
Sé que en la observación de un nido de búho real poco se puede añadir. Como se puede apreciar, la postura de incubación sigue siendo la misma y, en la fotografía inferior, la rapaz mira al observador y al cerro de enfrente alternativamente. Así durante dos horas, tan sólo rota su monotonía por el trasiego de las chovas piquirrojas Pyrrhocorax pyrrhocorax preparando el nido y, las palomas bravías Columba livia.

Está más parapetada en su oquedad nido que la semana pasada.
Este día escucho cada dos o tres minutos el estallido de los cañones de ruido para espantar pájaros. El búho real ya no se inmuta.
Al acercarme al observatorio me he topado con un montículo de cenizas que todavía deprendía calor. El día anterior los dueños de los almendros debieron de quemar los restos de la poda a unos 60 metros del nido. Desconozco la reacción de la rapaz pero, después del paso de 113 personas de romería hace dos años, creo que lo admite todo.
El búho real se aferra a su eficiente plumaje críptico del que depende su seguridad.
El águila real sobrevuela este barranco habitualmente, puesto que forma parte de su amplio territorio.
Por desgracia para los búhos afincados aquí también, su inexperta descendencia suele ser víctima de sus garras, implacables en sus repentinos ataques.
Cuando veo a veces a los adultos en sus posaderos y su expresión facial comienza a desencajarse, desorbitándose los ojos y erizándose el dorso, no tengo la menor duda del paso prospector del águila real por la zona.

Desde el camino del barranco, la vista es ésta.
Sólo un punto concreto de observación accede a la cavidad de la rapaz que incuba.
Enlace del mismo nido utilizado unos años antes y sus consecuencias.
https://lanaturalezaquenosqueda.blogspot.com/2015/08/otro-nido-de-buho-real-bubo-bubo.html