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lunes, 11 de mayo de 2020

Van floreciendo las retamas



Estos días las retamas se visten de intenso color amarillo. Sus aguzadas ramas y enjutos troncos soportan una desmesurada luminaria floral, tan atractiva para el paseante como para los seres polinizadores. Surgen y caen como desbordantes cascadas gualdas desde el entramado ramaje. Son inconfundibles arbustos de sencillo paisaje como ramblas, taludes, barrancos y llanadas extremas donde ofrecen ahora su mejor gala. La naturaleza no descansa y continúa fabricando laboriosamente vida y color.       

Aún guardo en mi mente las sentadas al lado de una retama al borde de un terreno de labor. Era mi referencia a la hora de montar el observatorio. Desde allí, se abría una panorámica llena de vida a lo largo de un rojizo cortado calizo que hacía mis delicias.
Cantaban las chovas piquirrojas a su llegada al barranco, ocupando sus respectivas oquedades con su particular algarabía. Llegaba además, el alimoche con los restos de compra adquiridos en el peligroso asfalto, el mejor supermercado para esta rapaz. Aparte de la imperecedera rumorosidad del río, rompían el silencio del aguardo ruiseñores, mirlos, currucas, fringílidos, y algún azulón asustado junto a la garza real en un encontronazo con el hortelano a la hora de regar. Entre tanto, crecía el viento y la retama componía un susurro áspero y constante junto a mí. Lo escuchaba mientras miraba todo el panorama vital del sotobosque y la quebrada. De soslayo, advertía también al roquero solitario perfilando los salientes abismales. Y el pájaro, atento y vigilante, no inquietaba a la hembra de búho real aun teniéndolo cerca del nido.

Todo el fragor de la escena recogía espacios de tiempo variables y tenía como precursor al viento reinante que iba apabullando al retamal. Cierzo aragonés. El molesto meteoro siseaba a través del enramado que me protegía ligeramente mientras observaba con el telescopio. Sacudía sus enjutos troncos con fuerza y, airosos, apenas se doblegaban. Manojos de ramitas filiformes con forma de escobas al son del viento, obligándole a corear simultáneamente un silbido pertinaz y envolvente que siempre me agradó.
En los días ventosos de estío moribundo, el arbusto ya cargaba con multitud de redondeadas y secas vainas portadoras de simiente, que agitadas, repicaban como tenues sonajeros. 
Sufrida retama, arbusto de terrenos baldíos y difíciles, adaptada y rebelde ante los inmisericordes temporales y devastadores incendios. 

La retama Retama sphaerocarpa tiene raíz profunda que alcanza la capa freática y evita la erosión. 
Es conocida en Aragón como ginesta o escobizo. De ella se utilizaban los troncos y ramas para hacer escobas rústicas. 


Día de fuerte viento racheado en el retamal. 

Dependiendo de la altitud y la localidad, florece de abril a junio o julio.


En los medios urbanos luce espectacular como cualquier planta ornamental.

La retama se muestra generosa como percha con los pequeños pájaros pero, no es amable para albergar sus nidos. 
El triguero Miliaria calandra es habitual cantor del enjaulado ramaje de este arbusto.

Las flores de la retama producen néctar y atraen a una gran diversidad de insectos (himenópteros, lepidópteros y dípteros).
Si os fijáis en la atareada abeja está siendo vigilada por una araña cangrejo, flor mortífera de la retama.



Estos arbustos pueden alcanzar hasta tres metros de altura. 

Poco exigentes, se adaptan a cualquier tipo de terreno, desde el nivel del mar hasta unos 1400 m de altitud. Requiere un clima mediterráneo no excesivamente húmedo ni frío.


Chicharra Cicadetta montana en retama.
"Durante la siesta, la chicharra da cuerda al tiempo", greguería de Ramón Gómez de la Serna (periodista y escritor español, generación de 1914). 
Siempre me acompañó desde tiempos escolares la chicharra de Ramón, impulsor de este género literario. Mucha sorna la de Ramón.
https://www.rtve.es/alacarta/videos/filmoteca/orador-mano-protagonizado-ramon-gomez-serna/1623254/

Fruto leguminoso y globoso de color pajizo. En el interior se aloja una semilla (raramente dos) y son liberadas al abrirse las vainas.


Escríbano soteño Emberiza cirlus en un tronco de la retama.

Las semillas libres en sus vainas suenan al agitarlas.


Los incendios abrasan el monte y dejan los troncos de las retamas como rejas de jaulas semiesféricas. Y, en estos terrenos pedregosos, secos y poco productivos resurgen de nuevo. 

Incendios desoladores para especies como la sabina negral que no rebrota como los enebros y retamas.

Nuestra protagonista, curtida como los terrenos que habita, rebrota con fuerza protegida por el esqueleto de su calcinada estructura leñosa.
En muchas zonas fue utilizada su leña para los hornos de las tahonas.

Mas sobre la retama;

http://naturaxilocae.blogspot.com/2013/02/el-ginestral-del-rio-camaras.html
https://www.wikiwand.com/es/Retama_sphaerocarpa