Hembra tumbada en su nido al comienzo de la puesta e incubación durante el presente año.
El mismo nido, abandonado tras la cría de tres pollos. Vemos en primer plano las plumas de una desafortunada lechuza.
Ya
hace días que comenzó el ciclo nupcial de esta magna rapaz de la noche. Y, observarlas
en horas de oscuridad es realmente complicado, incluso, con la utilización de
cámaras nocturnas. No puedo negar lo estimulante que es para uno, cuando por
pura casualidad, se estampan en tu tarjeta las primeras imágenes.
Hay
gente que ha conseguido auténticas secuencias de acción mediante este método.
En
la siguiente recopilación de vídeos enlazados, primero
vemos a una hembra de búho real descansando en su socorrido posadero. Me explico: utilizo este término al saber que el ave
abandonó su escondite diurno por la marcha escandalosa de los buitres leonados Gyps fulvus cuando despegan del borde del cortado. Mi presencia en ese momento, obligó indirectamente a estos
carroñeros a dejar de vaguear y emprender el vuelo en busca de alimento. Les
gusta alargar el descanso cuando están bien nutridos y no es difícil hallarlos
dormitando con la cabeza oculta entre los hombros.
Señalar,
evidentemente, que no es mi intención molestarlos. Mi paso por el camino les
impulsa al abandono del lugar.
En
la segunda secuencia, vemos a la misma hembra reposando tranquilamente en uno
de sus habituales posaderos.
La
más llamativa es la tercera, donde de nuevo la rapaz nocturna se posa a las diez de la
mañana y ulula desde la misma roca donde repite descanso. Hay
un molesto fallo en el encuadre, sin embargo, tampoco le resta mucho
a la emocionante acción de esta bella hembra. Si escucháis el ulular, notareis
que es bastante agudo, todo lo contrario que la voz del macho, siendo este mucho más grave y retumbante.
Precisamente, la última secuencia en blanco y
negro corresponde a su consorte. Se posa en una altiva roca desde donde ulula
dos veces frente al alba.