
Este paraje accidentado, solitario, y surcado por un profundo barranco calizo de encinar tachonado de sabinas y matorral variado, es el territorio de la reina de las aves: el águila real. Se le atribuye tan ilustre distinción, al poder y fortaleza que atesora su espectacular morfología. Aquí anida, y aquí deleita con su vistoso vuelo, a los pocos que acertamos a caminar por este, su espectacular y recóndito feudo.
Dentro de esta extensión, como no; el ubicuo búho real, también se ha hecho su hueco. La cabra montesa y el corzo, el tejón, la garduña, y la jineta entre la gran variedad de especies, conviven en el mencionado espacio sin perder de vista su delicado lomo. Un descuido, y, especialmente los jóvenes, podrían verse sorprendidos sin apenas reaccionar por la efectividad atacante de cualquier depredador oportuno.

Pero no es el águila real ni el búho real; ni siquiera, el depredador más vistoso de nuestros cielos, el temible cazador hallado.
Tan sólo es un minúsculo invertebrado, una araña que, se oculta como nadie entre las coloridas flores al aguardo de sus posibles víctimas para sorprenderlas como lo haría una rapaz nocturna: al acecho.
Se trata de una hembra de “Heriaeus melloteei”, de arrojo indudable a juzgar por la captura de la infortunada abeja que le dobla en tamaño. Su coloración verdosa, y el dibujo lineal a lo largo de su cefalotórax y abdomen, así como el marcado paréntesis cerrado en éste último, no dejan duda.
Hablando de grandes depredadores: lo más apropiado de éste en particular, es su tamaño. Es mejor así.
Orden: Araneae
Familia: Thomisidae
Genero: Heriaeus
Especie: Heriaeus melloteei (Simon, 1886)
Datos obtenidos de:
http://www.insectariumvirtual.com/galeria/Heriaeus-melloteei-img45400.search.html

Ejemplar de araña con abeja capturada e inmovilizada con veneno. Por el hueco de sus quelíceros, irá succionando los fluidos internos de su presa.

El diseño o dibujo del abdomen, converge notablemente con el del cáliz de