lunes, 24 de enero de 2022

Impresionante búho real: canto territorial y reclamo a su consorte

 

Tengo en la memoria, una barranca pétrea de no más de 20 metros de altura muy cerrada a ambos lados del río. Paralelamente al roquedo, un apretado sotobosque de olmos y álamos negros sombreaba las aguas del cauce. Durante los días otoñales, el sol matinal encendía el follaje del bosque galería semejando enormes antorchas. Un espectáculo cromático imposible de olvidar.
Por desgracia, aquellos altivos olmos de la ribera fueron abatidos por la grafiosis. Y, con el paso del tiempo, se fusionaron con la tierra.

Había también, unos hortales olvidados con unos manzanos agónicos. Año tras año, afloraban tan sólo algunas ramas en primavera, emulando al Olmo seco de Machado. Igualmente se acabaron sus primaveras, dejando por otro lado, de ser posaderos predilectos de alcaudones y otros pajarillos.

Era la barranca tan encajonada, que amplificaba el canto de las aves rupícolas con gran claridad. El arrullo de las palomas bravías, la estridencia de las chovas piquirrojas, el roquero solitario, las abejas melíferas en sus panales naturales y, como no, las voces del búho real durante el crepúsculo y la noche sonorizaban este peculiar entorno asilvestrado.
El canto del búho real retumbaba con eco desgarrador entre la calma nocturna. Y la hembra, contestaba con un agudo ulular y otros reclamos ásperos de contacto y alguna situación de alarma.

Desde el saco de dormir, escuchaba prácticamente toda la variedad de tonos emitidos por la familia de estas magnas nocturnas. Se escuchaba todo alto y claro, muy claro. Qué noches tan grandiosas. 
En su oquedad, la paciente hembra, manifestaba con leves gruñidos la llegada del macho con alimento. A su llegada, un caos vociferante imperaba en el nido. La voz apaciguadora de los progenitores se confundía entre los siseos y chasquidos de los pollos. Todos queriendo tirar primero de la presa.

En el vídeo de hoy, quiero mostraros gracias a la oportunidad que nos brinda un voluntario macho de búho real, esa diferencia entre el marcaje territorial y la llamada a su consorte con cierto anhelo. El celo en estos días, se intensifica ante la llegada del momento clave de la puesta. 
Escuchad atentamente.

                                   
                                                Búho real ululando: ver vídeo



jueves, 20 de enero de 2022

Macho montés vídeo-trampeo nocturno



Tengo lugares selectos a los que me gusta acudir a menudo. Zonas en las que encuentro la típica fauna que me apasiona. Lugares perdidos en poblaciones pequeñas con gente amable. Nada que ver con esos espacios naturales turísticos saturados de gente y vehículos. Uno echa siempre de menos cierto equilibrio, sin grandes molestias que mejore la habitabilidad de la población. Por fortuna, quedan muchos parajes naturales para ofrecer ese encuentro especial que colme nuestros días de observación o de campo sin necesidad de distanciarse tanto.

Cuando abandono la carretera, alcanzado mi destino, me introduzco por un angosto camino hasta unos viñedos, allí estaciono al lado de una derruida paridera. A veces, antes de llegar al aparcamiento, circulando por la estrecha galería de lomas rocosas, cruzan a pocos metros grupos de cabras montesas Capra p hipanica a toda prisa delante del coche. Lo hacen mediante saltos vertiginosos a la carrera, que pierde intensidad cuando ascienden por la falda pedregosa del monte limítrofe. 
Esta última vez, pensé que el grupo caprino rodearía el paredón calizo al no sentirse amenazado por mi presencia, dada la distancia que nos separaba. Sin embargo, haciendo gala de sus facultades escaladoras, ascendieron precisamente por el bloque calizo central. Tal vez, haciéndome ver lo sobradas que iban por su terreno.
Me imagino el mensaje -ni lo intentes humano-.

Prospecto terrenos de campeo, habiéndome eternizado con una especie, lo reconozco. El búho real Bubo b. hispanus. Me llena tanto, que lo comparto con las demás del mismo biotopo. Consigo así un círculo asequible partiendo originariamente de su presencia local.

A partir precisamente, de una atalaya del búho real he conseguido capturar con cámara trampa a unos machos monteses que comparten dicha localización. Me parecen unas secuencias nocturnas atrayentes por destacar las cualidades físicas de estos ágiles trepadores.
La lluvia no los amedrenta. 

                                                  
                                                       CABRA MONTÉS: VER VÍDEO














domingo, 9 de enero de 2022

Noches de búho real: canto con luna llena, cópula y reclamos




Las noches frías de invierno, escarchadas y a veces ventosas, no disminuyen el ímpetu nupcial de la gran rapaz de la noche. Los cortejos del búho real Bubo b. hispanus consolidarán en estas fechas la unión como pareja reproductora.

Su voz latiente sobrecoge en las agrestes sierras ibéricas. Y el silencio, expande su mensaje desde los promontorios calizos como un monótono recital. Mientras el búho real da voz a la noche serrana, los montes no duermen.

Han sido muchos años de perplejidad observando al búho real. Una rapaz menos conocida de lo que se cree. Todavía guarda en su haber grandes secretos que, espero, sean para siempre. Nunca me he cansado de esta rapaz, veladora de los sueños de todo el manto viviente de los paisajes ibéricos. Todavía hoy, disfruto de su presencia cada vez que acudo al regazo de la naturaleza.

Tomé la decisión de compilar mediante imágenes de vídeo, aquellas escenas que tanta emoción me produjeron: ululares, reclamos, cópulas, etc. Escenas que, mediante las entradas de este blog, he tratado de explicar cómo era la vida cotidiana del búho real con redacciones más o menos comprensibles.

No importa ser en este caso algo monotemático, por que tengo la sensación de que una descripción sobre la especie, bien necesita del respaldo de unas convincentes imágenes. Por ello, he dedicado bastante tiempo a conseguirlas para que dejen en vuestra memoria el recuerdo de estas activas noches de búho real.

                                        NOCHES DE BÚHO REAL: VÍDEO






jueves, 6 de enero de 2022

El viejo corral del mochuelo



Despiadada con la madera, a pesar de su dureza, la carcoma horada pacientemente vigas, puertas y ventanas del viejo refugio labriego convirtiéndolas en laberínticas galerías. Allí, sus voraces moradores, incólumes, taladran su interior hasta transformarlo en polvo de serrín.

Los años de acción del diminuto coleóptero propician en las exhaustas vigas una debilidad creciente. Provocan su agotamiento y ceden bajo el peso de las tejas. Cuando el tejado se desploma, la destrucción completa es inminente.

En el interior de la añeja construcción la superficie del suelo era bastante irregular, repleta de galerías practicadas por los conejos Oryctolagus cuniculus. En las vigas había excrementos de pájaros, y el sol penetraba por el enorme boquete del tejado. La casa nunca dejó de estar habitada.

Más adelante, me fijé en las inscripciones trazadas en el yeso rugoso de la pared. Estaban sobre la línea superior del pesebre. La curiosidad me pudo y las fui revisando con atención. Parecían notas de creatividad espontánea. Tal vez, para evadirse del monótono silencio y soledad imperantes. O por qué no, un memorándum de autor como recuerdo de visitas posteriores. 
Quién sabe, no obstante, siempre las leo.

Estaba absorto leyendo los grafitis a lapicero no sin cierta dificultad para descifrarlos. Entonces..., un aletazo súbito, acompañado de una notable brisa inaudible me sacudió en la nuca suavemente. El susto fue grande debido a la alta concentración de ese preciso momento. Giré la mirada siguiendo la trayectoria del causante hasta descubrir al protagonista posándose en un hueco similar a una hornacina o nicho de la pared. Un mochuelo Athene noctua. Un mochuelo fugaz dándome un susto monumental. Inquieto por mi presencia salió de nuevo. Me asomé rápido, por la puerta, y vi la silueta del gavilán Accipiter nisus sobrevolando el cabezo cercano, justo, por el lado contrario al del fugado mochuelo.

Este pequeño búho, tenía en el interior su posadero y vivienda. Es razonable pensar que la presencia del gavilán, forzó al mochuelo a internarse con desesperación en la casa.
Mi inoportuna presencia, le hizo reaccionar con un plan “B”.

Posadero habitual del mochuelo sobre el travesaño superior de la puerta de acceso al interior de la casa.


Egagrópilas acumuladas en el suelo junto a excrementos bajo el posadero de la rapaz nocturna.


"El día28 de diciembre estuve aquí por el frío y las gotas, sobre las 2´50 h. de la tarde del año 1959".


"El día 30/9/1960 estuve en este mas comiendo, día que estrené el cabezal y rompí 2 rejas. Una la encontré pero la otra me cansé de buscarla, pero no pude encontrarla".


"En el rancho La Paloma, una vieja solterona se me quiso enamorar, como le di calabaza me tiró con una taba en la columna vertebral".


Cupido violento, desamor evidente...


Mochuelo tomando medidas de seguridad.



Gavilán buscando...

                           
                                     Movimientos habituales del mochuelo

                                          MOCHUELO: VER VÍDEO




sábado, 1 de enero de 2022

Garduña y gineta en la noche (vídeo trampeo)


Lirón careto Eliomys quercinus en una imagen de foto trampeo. 
No nos engañemos con este bello roedor aparentemente frágil, es un ágil escalador y veloz corredor como se aprecia en una secuencia del vídeo que os muestro abajo. No os lo perdáis.


Me gustan las secuencias en primer plano. En ellas, se pueden apreciar todos los detalles de atención y búsqueda de presas para cazar por parte de los predadores a los que dedico esta entrada.

Es fácil de asimilar observando con atención cómo la gineta Genetta genetta rebusca con mucha cautela los arbustos, mirando a trasluz la silueta durmiente de algún pajarillo, y cómo sigue olfateando sobre los pasos de los micromamíferos. En cambio, la garduña Martes foina, parece utilizar la estrategia del alboroto; registrar ruidosamente los sitios por donde pasa y asustar a las posibles presas para que revuelen a ciegas al ver su seguridad perturbada.

Como nota curiosa, la de los ratones que se cuelan en la madriguera de la garduña al principio. Lo hacen en horas diferentes según he visto en las grabaciones. Todo parece ser un caos, sin embargo, llevan un orden establecido como les corresponde: a unos, la posibilidad de comer y, a otros, la de no ser comidos.

Quiero comentar que, todos los espacios donde se ubicaron las cámaras de vídeo trampeo, fueron posaderos diurnos del búho real Bubo b. hispanus.

No se ha utilizado ningún tipo de atrayente hacia los carnívoros. Las secuencias son totalmente espontáneas.

                                        

                                    GARDUÑA Y GINETA: VER VÍDEO