Hace unos días contemplé a dos jóvenes ratoneros Buteo buteo posados en
las ramas de un álamo blanco Pupulus alba. Su reclamo era de una insistencia
monótona. Uno de ellos tomó un largo vuelo ahuyentado por mi presencia, bien
sostenido, y se alejó rápido. El otro ejemplar no me vio, y gracias a ello,
pude dar la vuelta para que permaneciera en su rama. Es un lugar transitado por
corredores y ciclistas, sobre todo, los fines de semana.
La rapaz una vez recuperada del río.
Precisamente hoy, domingo, mi vuelta ha sido extensa. He
querido llegar hasta el soto donde se concentran los milanos negros Milvus
migrans para prospectarlo por si hubiera algún ejemplar herido o necesitado de
ayuda; el año pasado llegué tarde y hallé uno recién muerto, una lástima.
El día ha sido bastante caluroso incluso a las 7´00 horas de
la mañana y los insectos picadores de todo tipo estaban muy activos. Poco
antes de terminar la ronda, a orillas del río Ebro cuyo caudal es bastante
escaso, he podido contemplar la gran cantidad de algas sobre las aguas someras
y, como no, la numerosa concentración de aves allí establecida. Claro, las
oportunidades para las aves a pocas personas les importa, pero el bajo caudal propicia
gran cantidad de alimento para las especies que he observado examinando sus
orillas limosas como: cigüeña blanca, cigüeñuela, garceta blanca, garza
imperial, garza real, chorlitejo común, andarríos chico, lavandera blanca, etc.
Todas ellas han visto incrementado el sustento de invertebrados como un maná esporádico
de gran interés; también, la facilidad añadida de capturar peces, ranas, etc.
Pero el recorrido me ha ido acercando hasta el tramo final,
pasado el dormidero de milanos negros y, por sorpresa, había víctima, pero, de otra especie; un
ratonero. Es raro que una rapaz sea excesivamente despistada y,
ésta, se ha movido a mi paso sin levantar el vuelo -malo-. He aguardado
pacientemente mirando con los prismáticos la reacción del ave para no alarmarla
en exceso. Se hallaba posada sobre el tronco de un álamo negro de mediano porte
sobre el río; quién sabe si podía ser uno de los jóvenes que vi hace unos días.
La rapaz iba escasa de fuerzas, favoreciendo, por lo tanto, mi
idea de ataque. Ha sido al cambiar de rama cuando el ratonero ha
quedado suspendido boca abajo de las garras. Temía que cayera al agua y así ha
sucedido. Por fortuna, y con rapidez, su caída al río me ha facilitado la
tarea de recuperarlo; eso era lo importante.
Ya está en el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de
Aragón a la espera de observación y valoración de su estado general.
Imágenes del momento de su localización, antes de rescatarlo.
Ahora sólo queda esperar los resultados de los análisis.