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domingo, 12 de marzo de 2023

Hembra de búho real acicalándose

 

Las noches frías de invierno, esconden en diferentes posaderos, los momentos íntimos de descanso de la mayor de nuestras rapaces nocturnas. Son noches muy largas. 
Fuera de la actividad del celo y la caza por un momento, esta hembra de búho real Bubo bubo aprovecha en su posadero habitual el ejercicio del cuidado de su plumaje, esencial para su correcta función. Las plumas bien peinadas y engrasadas mediante el pico y las garras, haciendo uso del contenido oleoso de la glándula uropigial, resulta de vital importancia para mantener las habilidades cinegéticas y desplazamientos de este coloso nocturno. 

jueves, 27 de octubre de 2022

Fina lluvia sobre el búho real y el buitre leonado




La cámara de foto-trampeo, ha conseguido unas imágenes sobre un buitre leonado Gyps fulvus y una hembra de búho real Bubo b. hispanus en las que se ve cómo aprovechan la lluvia para mojar su plumaje. Lluvia fina y persistente de principio de año que duró varios días seguidos. 
Las imágenes, aunque no son de buena calidad, son perfectamente idóneas para apreciar esta faceta sobre la conducta de las rapaces nocturnas acicalándose gracias a las gotas de lluvia, sobre todo, si las charcas o distintos puntos de agua están lejos o no existen. Esto supone para ellas una enorme comodidad al no tener que exponerse a lugares de inminente peligro; vamos, un servicio a domicilio.

El inconveniente de esta fantástica herramienta de vídeos trampa es, que no puedes ver en directo lo que ella graba en el transcurso de las 24 horas. Sin embargo, os contaré que hace muchos años, viví este comportamiento en directo. Ahora, os toca disfrutarlo.

RÍO DULCE, GUADALAJARA, 2 de septiembre de 1988

Son las 20´48 horas. Me hallo 
bajo la penumbra entre farallones calizos ribeteados por una abundante vegetación. Son encinas sobre cortados y laderas en el monte, sin apenas calveros que den respiro a la tierra. A sus pies, un sotobosque lineal de hoja caduca acompaña al encajonado río Dulce en la provincia de Guadalajara

Ver al búho real por esta zona sería prácticamente imposible por lo intransitable del monte y sus puntos muertos de visibilidad. La casualidad, muy escasa, sería el único modo natural para conseguirlo, o también, imitar su canto para provocar su presencia.

Esta era una de las primeras ocasiones que lo utilicé para contactar con estas nocturnas, me refiero al hecho de imitar su voz
Apenas unos minutos después contesta. Escucho los primeros reclamos, pero, por este tono áspero, reconozco que se trata de un joven de búho real. Son reclamos similares a una afonía, susurrantes y cortos. 
No tarda en unirse otro ejemplar desde otro punto; otro joven. Me cuesta detectarlos entre tanta maraña de encinas y roca. Siguiendo la trayectoria de sus voces, adivino su recorrido cuando trazan círculos a mi alrededor acaparando ambos lados del río. Uno de los jóvenes lo cruza de nuevo hasta situarse en el farallón frontal, una aguja emergente sobre el encinar. El otro ejemplar lo hace a mi izquierda. 
El cielo está nublado y empieza a gotear suavemente. El joven búho de mi izquierda levanta las alas en horizontal y después en vertical para que las finas gotas penetren en su plumaje. No son estiramientos. Durante la observación, ha estado bastante rato con las alas desplegadas, e incluso, caminaba lentamente llegando a agacharse hacia delante para descubrir otras zonas corporales a la lluvia. 
Efectúa un corto vuelo hacia una repisa superior, tal vez para sacudir algo del agua y, ha realizado otra vez la misma operación en otro punto diferente. 
Cuando imitaba el ulular de adulto, he visto claramente con los prismáticos cómo con las alas extendidas contestaba sin dar importancia a mi presencia, con una tranquilidad y confianza de lo más natural. 
 
Aclaración sobre el vídeo 

La secuencia del buitre y el búho es al atardecer del mismo día. En la de la rapaz nocturna se junta la falta de luz con la conexión del dispositivo de leds para visión nocturna. De ahí que la siguiente toma del búho no sea en color. La escasa duración del vídeo de la hembra con las alas abiertas fue debido al exceso de iluminación en las noches anteriores con la presencia de un grupo de cabras montesas que agotaron las baterías con sus paseos constantes.
 
De todos modos, se puede apreciar como la hembra mantiene las alas semiabiertas para humedecer el dorso y, posteriormente, las levanta completamente para hacer la misma operación con los flancos y el interior de las alas.

En este magnífico vídeo de Rachel Nowak podemos apreciar a un búho chico Asio otus aprovechar el aguacero para mojar su plumaje y asearse. La cercanía del ejemplar a la cámara desvela con mayor detalle las maniobras realizadas por la rapaz nocturna para ofrecer todos los rincones de su cuerpo a la lluvia.



sábado, 16 de abril de 2022

Grito intimidatorio de hembra de búho real



 
"por miles de años el búho ha sido visto como un espíritu maligno que deambulaba en silencio por el cielo nocturno en busca de víctimas humanas, con la intención de hacerles daño.. Sus ominosos chillidos han realzado esta impresión y lo han caracterizado a menudo como el heraldo funesto de la destrucción y la muerte. 

Como sólo aparece de noche y aun así permanece en un extraño silencio, nos recuerda a un criminal fugitivo, un ladrón o un asesino que acecha en la oscuridad. Según hemos comentado ya, para los antiguos romanos el modo de vida del búho significaba ser considerado como un temido mensajero de la muerte".

Búhos, un retrato por Desmond Morris. Editora Adriana Hidalgo.


D. Morris tuvo una mala experiencia en su infancia con un búho que le marcó toda la vida. En memoria de aquél ave, cuenta, decidió homenajearla con esta publicación. 
A su lado, una pluma rectriz central de búho real adulto.


Por desgracia, siguen todavía vigentes estas creencias, dada la ignorancia de mucha gente cuya cultura popular tiene a los búhos como seres abominables. 

"La Biblia está llena de odio al búho". D. Morris, extrae en este interesante libro "dieciséis menciones a búhos en el Antiguo Testamento, la mayoría antipáticas". También va más allá con más variados temas sobre su evolución desde la prehistoria hasta la actualidad. 
Una lectura fluida para conocer a los acérrimos verdugos y defensores de los búhos a lo largo de la historia. Muy interesante.

Como observador de estas aves, sobre todo en referencia al gran búho real Bubo b. hispanus, destacar que son criaturas celosas de su intimidad y temerosas durante el día. La noche hace de ellas grandes liberadas con una enorme capacidad para imperar en la penumbra. Conociendo la variedad de sus voces, se puede adivinar el comportamiento característico en cada momento de su actividad nocturna. 



martes, 15 de febrero de 2022

Celo de búho real con ofrenda del macho a la hembra

 


Una de las facetas más interesantes del comportamiento del búho real Bubo b. hispanus es la llamada ofrenda nupcial. Cómo el macho brinda presas a la hembra, y cómo ésta los recibe complacida. Cuanto más frecuentes mejor. Considera la hembra así, la capacidad cazadora del macho como pareja reproductora, aumentando de este modo el éxito de la cría.

En las noches de cópulas durante el celo del búho real, se repiten también las ofrendas de cortejo indistintamente. La hembra receptiva ulula y el macho la cubre. La interpretación por parte del macho no siempre es la acertada, habiendo algún desencuentro. Si la hembra requiere aporte de alimento, su voz es un reclamo áspero (hembra reclamando) que emite también desde el nido cuando incuba o protege a los pequeños pollos.

Aunque la cámara de foto-trampeo es la que trabaja, no resulta fácil acertar cuando se producen estas llamativas escenas, aún colocándolas en lugares estratégicos. Todo es cuestión de suerte, y por esta vez, tengo la fortuna de compartirla con vosotr@s.
Espero que os asombre también.

jueves, 3 de febrero de 2022

Hembra de búho real reclamando a su consorte



No podía olvidarme de la hembra de búho real Bubo b. hispanus, pareja del macho del anterior post cuyo ulular, más agudo, viene acompañado de otras voces ásperas semejantes a gruñidos. También me resulta impresionante. Podría parecernos que está molesta cuando reclama, nada de eso, el tono se hace más suave cuando su consorte está a su lado. Es un tono fuerte de llamada por la distancia entre ambos.

La hembra suele salir cuando el macho marca el territorio. Por eso, en este caso, la exigua luz de la tarde hace que la hembra se vea menos nítida a color en el vídeo. La siguiente toma, en blanco y negro con mejor calidad, se ve en un posadero más abajo, exactamente en el mismo orden que en la secuencia del macho. Hay un momento en el cual, el macho, la sobrevuela cuando lo llama, pero, no se aprecia. Seguidamente, al final, la hembra va a su encuentro.

Las noches enceladas del búho real son tan activas que invalidan el silencio necesario de otras especies para cazar o no ser cazados.
Llamadas entre la pareja, ruedas de encuentro, ofrendas nupciales y cópulas jalonan esta conducta extraordinaria durante todas las noches de cortejo de esta rapaz nocturna.

Hay dos ubicaciones en las que llevan anidando toda la vida. Y, los dos posaderos presenciales separados ambos por unos 30 metros, distan de los posibles nidos unos 120 metros de distancia. Más seguros para no interferir en ellos con la cámara, que los 60 que les separa de una carretera muy transitada.

Conocer el terreno y cada movimiento de estas nocturnas en un territorio es primordial para evitarles molestias. Sus posaderos diurnos están cerca de las oquedades nido. Una zona muy tupida de vegetación sobre verticales cortados calizos. A veces, el abandono ruidoso de los buitres leonados Gyps fulvus tras pasar la noche en el paredón calizo obliga al búho real a cambiar de refugio.

Como último apunte, dejar constancia de que ésta es una de las tres parejas de búho real internas en un territorio de águila real Aquila chrysaetos.


                                            Hembra de búho real: ver vídeo 



 

lunes, 24 de enero de 2022

Impresionante búho real: canto territorial y reclamo a su consorte

 

Tengo en la memoria, una barranca pétrea de no más de 20 metros de altura muy cerrada a ambos lados del río. Paralelamente al roquedo, un apretado sotobosque de olmos y álamos negros sombreaba las aguas del cauce. Durante los días otoñales, el sol matinal encendía el follaje del bosque galería semejando enormes antorchas. Un espectáculo cromático imposible de olvidar.
Por desgracia, aquellos altivos olmos de la ribera fueron abatidos por la grafiosis. Y, con el paso del tiempo, se fusionaron con la tierra.

Había también, unos hortales olvidados con unos manzanos agónicos. Año tras año, afloraban tan sólo algunas ramas en primavera, emulando al Olmo seco de Machado. Igualmente se acabaron sus primaveras, dejando por otro lado, de ser posaderos predilectos de alcaudones y otros pajarillos.

Era la barranca tan encajonada, que amplificaba el canto de las aves rupícolas con gran claridad. El arrullo de las palomas bravías, la estridencia de las chovas piquirrojas, el roquero solitario, las abejas melíferas en sus panales naturales y, como no, las voces del búho real durante el crepúsculo y la noche sonorizaban este peculiar entorno asilvestrado.
El canto del búho real retumbaba con eco desgarrador entre la calma nocturna. Y la hembra, contestaba con un agudo ulular y otros reclamos ásperos de contacto y alguna situación de alarma.

Desde el saco de dormir, escuchaba prácticamente toda la variedad de tonos emitidos por la familia de estas magnas nocturnas. Se escuchaba todo alto y claro, muy claro. Qué noches tan grandiosas. 
En su oquedad, la paciente hembra, manifestaba con leves gruñidos la llegada del macho con alimento. A su llegada, un caos vociferante imperaba en el nido. La voz apaciguadora de los progenitores se confundía entre los siseos y chasquidos de los pollos. Todos queriendo tirar primero de la presa.

En el vídeo de hoy, quiero mostraros gracias a la oportunidad que nos brinda un voluntario macho de búho real, esa diferencia entre el marcaje territorial y la llamada a su consorte con cierto anhelo. El celo en estos días, se intensifica ante la llegada del momento clave de la puesta. 
Escuchad atentamente.

                                   
                                                Búho real ululando: ver vídeo



domingo, 9 de enero de 2022

Noches de búho real: canto con luna llena, cópula y reclamos




Las noches frías de invierno, escarchadas y a veces ventosas, no disminuyen el ímpetu nupcial de la gran rapaz de la noche. Los cortejos del búho real Bubo b. hispanus consolidarán en estas fechas la unión como pareja reproductora.

Su voz latiente sobrecoge en las agrestes sierras ibéricas. Y el silencio, expande su mensaje desde los promontorios calizos como un monótono recital. Mientras el búho real da voz a la noche serrana, los montes no duermen.

Han sido muchos años de perplejidad observando al búho real. Una rapaz menos conocida de lo que se cree. Todavía guarda en su haber grandes secretos que, espero, sean para siempre. Nunca me he cansado de esta rapaz, veladora de los sueños de todo el manto viviente de los paisajes ibéricos. Todavía hoy, disfruto de su presencia cada vez que acudo al regazo de la naturaleza.

Tomé la decisión de compilar mediante imágenes de vídeo, aquellas escenas que tanta emoción me produjeron: ululares, reclamos, cópulas, etc. Escenas que, mediante las entradas de este blog, he tratado de explicar cómo era la vida cotidiana del búho real con redacciones más o menos comprensibles.

No importa ser en este caso algo monotemático, por que tengo la sensación de que una descripción sobre la especie, bien necesita del respaldo de unas convincentes imágenes. Por ello, he dedicado bastante tiempo a conseguirlas para que dejen en vuestra memoria el recuerdo de estas activas noches de búho real.

                                        NOCHES DE BÚHO REAL: VÍDEO






jueves, 6 de enero de 2022

El viejo corral del mochuelo



Despiadada con la madera, a pesar de su dureza, la carcoma horada pacientemente vigas, puertas y ventanas del viejo refugio labriego convirtiéndolas en laberínticas galerías. Allí, sus voraces moradores, incólumes, taladran su interior hasta transformarlo en polvo de serrín.

Los años de acción del diminuto coleóptero propician en las exhaustas vigas una debilidad creciente. Provocan su agotamiento y ceden bajo el peso de las tejas. Cuando el tejado se desploma, la destrucción completa es inminente.

En el interior de la añeja construcción la superficie del suelo era bastante irregular, repleta de galerías practicadas por los conejos Oryctolagus cuniculus. En las vigas había excrementos de pájaros, y el sol penetraba por el enorme boquete del tejado. La casa nunca dejó de estar habitada.

Más adelante, me fijé en las inscripciones trazadas en el yeso rugoso de la pared. Estaban sobre la línea superior del pesebre. La curiosidad me pudo y las fui revisando con atención. Parecían notas de creatividad espontánea. Tal vez, para evadirse del monótono silencio y soledad imperantes. O por qué no, un memorándum de autor como recuerdo de visitas posteriores. 
Quién sabe, no obstante, siempre las leo.

Estaba absorto leyendo los grafitis a lapicero no sin cierta dificultad para descifrarlos. Entonces..., un aletazo súbito, acompañado de una notable brisa inaudible me sacudió en la nuca suavemente. El susto fue grande debido a la alta concentración de ese preciso momento. Giré la mirada siguiendo la trayectoria del causante hasta descubrir al protagonista posándose en un hueco similar a una hornacina o nicho de la pared. Un mochuelo Athene noctua. Un mochuelo fugaz dándome un susto monumental. Inquieto por mi presencia salió de nuevo. Me asomé rápido, por la puerta, y vi la silueta del gavilán Accipiter nisus sobrevolando el cabezo cercano, justo, por el lado contrario al del fugado mochuelo.

Este pequeño búho, tenía en el interior su posadero y vivienda. Es razonable pensar que la presencia del gavilán, forzó al mochuelo a internarse con desesperación en la casa.
Mi inoportuna presencia, le hizo reaccionar con un plan “B”.

Posadero habitual del mochuelo sobre el travesaño superior de la puerta de acceso al interior de la casa.


Egagrópilas acumuladas en el suelo junto a excrementos bajo el posadero de la rapaz nocturna.


"El día28 de diciembre estuve aquí por el frío y las gotas, sobre las 2´50 h. de la tarde del año 1959".


"El día 30/9/1960 estuve en este mas comiendo, día que estrené el cabezal y rompí 2 rejas. Una la encontré pero la otra me cansé de buscarla, pero no pude encontrarla".


"En el rancho La Paloma, una vieja solterona se me quiso enamorar, como le di calabaza me tiró con una taba en la columna vertebral".


Cupido violento, desamor evidente...


Mochuelo tomando medidas de seguridad.



Gavilán buscando...

                           
                                     Movimientos habituales del mochuelo

                                          MOCHUELO: VER VÍDEO




viernes, 29 de octubre de 2021

Breves secuencias del búho real


Hembra tumbada en su nido al comienzo de la puesta e incubación durante el presente año.

El mismo nido, abandonado tras la cría de tres pollos. Vemos en primer plano las plumas de una desafortunada lechuza.

Estoy totalmente enfrascado, con la sana intención, de poder conseguir unas bellas secuencias del búho real Bubo bubo para vuestro deleite y, el mío. Es como si pretendiera buscar lo mismo que los fotógrafos intentan con la instantánea de su vida; quiero mi escena (sin obsesionarme), todas me valen.

Ya hace días que comenzó el ciclo nupcial de esta magna rapaz de la noche. Y, observarlas en horas de oscuridad es realmente complicado, incluso, con la utilización de cámaras nocturnas. No puedo negar lo estimulante que es para uno, cuando por pura casualidad, se estampan en tu tarjeta las primeras imágenes. 
Hay gente que ha conseguido auténticas secuencias de acción mediante este método.

En la siguiente recopilación de vídeos enlazados, primero
 vemos a una hembra de búho real  descansando en su socorrido posadero. Me explico: utilizo este término al saber que el ave abandonó su escondite diurno por la marcha escandalosa de los buitres leonados Gyps fulvus cuando despegan del borde del cortado. Mi presencia en ese momento, obligó indirectamente a estos carroñeros a dejar de vaguear y emprender el vuelo en busca de alimento. Les gusta alargar el descanso cuando están bien nutridos y no es difícil hallarlos dormitando con la cabeza oculta entre los hombros. 
Señalar, evidentemente, que no es mi intención molestarlos. Mi paso por el camino les impulsa al abandono del lugar.

En la segunda secuencia, vemos a la misma hembra reposando tranquilamente en uno de sus habituales posaderos.

La más llamativa es la tercera, donde de nuevo la rapaz nocturna se posa a las diez de la mañana y ulula desde la misma roca donde repite descanso. Hay un molesto fallo en el encuadre, sin embargo, tampoco le resta mucho a la emocionante acción de esta bella hembra. Si escucháis el ulular, notareis que es bastante agudo, todo lo contrario que la voz del macho, siendo este mucho más grave y retumbante
Precisamente, la última secuencia en blanco y negro corresponde a su consorte. Se posa en una altiva roca desde donde ulula dos veces frente al alba.






domingo, 28 de febrero de 2021

Búho real: eterno perseguido


He visitado un lugar, hace una semana, en el que el que uno de los nidos calizos de búho real Bubo b. hispanus se sitúa sobre un camino rural. De este modo, el búho está más familiarizado con la figura humana y no le genera tanto desasosiego.
La rapaz tiene cerca el camino y anida en un cortado discreto, pero, con abundante vegetación. Este búho real acumula bastante conocimiento sobre la especie humana. Desde la balconada de nidificación y posaderos, asiste con su mirada a los agricultores que cuidan sus tierras, también a caminantes y devotos de romerías
Como dato curioso, un año me dediqué a contar uno a uno los asistentes que pasaron frente al nido de la rapaz nocturna. Fueron exactamente 113 personas con su voces y alegrías. La hembra y sus pollos estaban en la alcoba sombría, situada a un lado del nido. Es un muro que cubre el pasadizo canalizado. No es que se ocultaran por la gente, es que cuando pega el sol allí no se puede estar. A la hembra incubando, con sol, incluso en pleno febrero la he visto jadear cuando en mi posición hacía algo de viento frío y sus penachos cefálicos ni se movían.

El sábado pasado disfruté de un ave que, incubando, apenas se mueve, salvo para comprobar mi posición y la de ambos lados en los que pierde su atenta mirada. Se me escapa el tiempo asimilando sus preciosos detalles, como el plumaje ordenado semejante a un manto de escamas, los penachos cefálicos, y sus ojos sombreados por prominentes cejas bajo las que apenas destella el rojizo anaranjado de la base del iris.

Sólo quería pasar para comprobar su elección de nido. El año pasado, la vi en el cortado de enfrente y, cuando pude ir de nuevo, los pollos ya se habían emancipado. 
La pandemia trastoca bastante las salidas, pero, primero es la prevención.


Hembra de búho real echada. Por los ligeros movimientos de acomodo que realizaba, es posible que los pollos hayan nacido. 


Mayo de 2018, un año bastante seco como se ve en el nido. La hembra dormita junto a sus dos pollos (uno de ellos, a pierna suelta).
Como he comentado arriba, este fue el año en que contabilicé las 113 personas en romería. Algo que ocurre anualmente. 

Es importante ser muy discreto y prudente cuando se observan aves anidando. He utilizado un teleobjetivo Tamron de 600mm y he recortado la imagen. No me importa demasiado la calidad de la fotografía, tan sólo el documento que testifique la escasa incomodidad de las aves cuando se hace todo con mucha precaución. 
En estas fechas, conviene no deambular sobre los cortados ni por su base. 

Por último, esta noticia bastante preocupante. Se trata de los incansables exterminadores de la vida en nuestros montes. Todo que no sea lo suyo, les estorba. 



martes, 4 de agosto de 2020

Jóvenes búhos reales



Este es el resto de la familia de búhos reales; parece que son sólo tres hermanos. Falta la hembra, que no he tenido la fortuna de captar. 

La noche guarda en sus entrañas la actividad desmesurada de sus criaturas nocturnas. La vida no para ni un segundo durante la penumbra, pero, gracias a una avanzada tecnología tenemos el privilegio de curiosear esas secuencias que no pueden percibir nuestros ojos. 
Una noche mas para estos jóvenes, atareados en ejercitarse y desarrollarse en territorio paterno, prestos a convertirse en avezados cazadores antes de ocupar un territorio propio.

Espero que os haya gustado. Es ilusionante cada vez que consigo escenas tan entrañables como la de estos hermanos nocturnos y, sobre todo, admirarlas con vosotr@s en este blog.


lunes, 27 de julio de 2020

Búho real sujetando un conejo



El tiempo escasea cuando uno está inmerso en tanto trabajo. Ya se sabe, primero el trabajo y después la devoción. Evidentemente, devoción a la naturaleza, la que nos une en este y tantos otros blogs de fauna de todo tipo.

Sin mas preámbulos, os entrego esta secuencia algo "parada" de un macho de búho real Bubo b. hispanus sujetando sobre el terreno un joven conejo Oryctolagus cuniculus recién cazado. Supongo que, trata de hallar a su descendencia para aportarles el rico manjar. Esta soledad del macho podría explicarse al estar la hembra con ellos después de haberles ofrecido otra presa. El conejo abunda en esta zona, por ello, esta pareja tiene un gran éxito reproductor.

En fin, por hoy, eso es todo. En cuanto pueda, os presento al resto de la familia.


La lectura de restos tan característicos aparecidos en el campo dejan constancia de muchos datos para confirmar, por ejemplo, el de obtener una aproximación del número de individuos de una familia de búhos reales.


En una zona de cría de búho real no faltan plumones de los jóvenes sujetos en plantas y arbustos. Es la evidencia mas rentable para saber de un territorio ocupado por esta especie.


No sólo es agradable ver a las rapaces de la  noche en directo al atardecer o al amanecer, durante el resto del día, uno puede leer el terreno descubriendo detalles que concretan ciertas historias de sus andanzas nocturnas. En el centro una huella de búho real.


Tenemos plumón, huella y, ahora, excremento. Las heces de búho real son blancas y pastosas; bastante espesas.


Este detalle lo encuentro de lo mas curioso. Es una repisa donde hay excrementos de la rapaz nocturna pero, observamos un bocado arrancado de la presa por un ejemplar de búho real al alimentarse. Ahora, perdido sobre la tierra y custodiado por la laboriosas hormigas.

domingo, 3 de mayo de 2020

El tejado soleado del mochuelo



Cuando miro las fotos, a veces, no caigo en los detalles básicos que proporcionan una historia. Las miro repetidamente, me gusta recordar con nostalgia el momento placentero de aquella observación. Esta vez, tocó a un mochuelo Athene noctua posado sobre el perfil de un vetusto tejado; soleándose. Concentrado en los detalles, me alertó su plumaje humedecido. 

Aquel preciso día, para acortar distancias camino de una vieja construcción mientras atravesaba un apretado herbazal, el rocío empapó mis botas ya desde los primeros pasos. Quería llegar hasta el corral de ganado ovino y encontrar un punto adecuado para fotografiarlo. Había llovido anteriormente con ganas, todo estaba enfangado y, de hecho, el año en cuestión ya figuraba como el más lluvioso desde 1981.
Al viejo cobertizo le faltaba una pared lateral. Se desplomó dejando una buena abertura aprovechada ahora para guardar el obsoleto remolque; tal vez, de por vida. Y en lo alto del tejado, agradecía la pequeña rapaz nocturna el enorme favor del gran astro. Estaba muy cómoda con los primeros rayos de sol. 
A pesar de la escasa calidad de las fotos no sólo destacaba el desaliñado plumaje del pecho, las calzas y las puntas de las rémiges y rectrices, también se apreciaba el gancho de su pico ligeramente embarrado como los dedos y las uñas de sus garras.
 
Pico y dedos embarrados en la imagen ampliada para apreciar los detalles. 

A toda esta reflexión se unió el capítulo de alimentación del mochuelo en la enciclopedia de Fauna Ibérica de Félix Rodríguez de la Fuente “Un búho que come lombrices”. Entonces debía de ser un dato bastante común en Europa central, cuando en nuestro país despertaba el interés y la curiosidad por conocer mejor a su fauna en todos sus aspectos biológicos.
Se sabe que para el mochuelo, las lombrices son de un gran valor nutritivo e importante en la alimentación de sus pollos durante la estancia nidal. Por lo tanto, se entiende esta oportunidad brindada a los progenitores de aprovechar los labrantíos húmedos por las últimas lluvias, sabiendo que les favorece el terreno blando para sorprenderlas.
 

No es fácil conseguir unas secuencias camperas del mochuelo en acción. Pero, me tuve que conformar con esta en la que la rapaz parece concentrada en el suelo blando y húmedo del terreno. Así estuvo rondando el lugar durante quince o veinte minutos.

Las lombrices excavan galerías en el suelo y salen de noche a explorar sus alrededores. A medida que perforan la tierra la van ingiriendo, extrayendo de ella nutrientes que provienen de la descomposición de materia orgánica, como hojas y raíces. Una lombriz puede comer en un día el equivalente a un tercio de su peso corporal. En épocas de humedad copiosa arrastran hojas al interior de la tierra para alimentarse. 
Todos estos pasos en falso también dados por los insectos y micromamíferos, son aguardados por el mochuelo que, como bien sabemos, es un aventajado alumno en su territorio de caza.
Claro, no deja de ser curiosa la oportunidad de aprovechar las lluvias torrenciales que obligan a las lombrices a salir a la superficie para alimentarse o no ahogarse. El mochuelo aprendió la maniobra que realizan estos anélidos, y supo aguardarlos pacientemente en la superficie para capturarlos haciendo uso del pico y de las garras. 
Sin embargo, esta pequeña pero gran rapaz también impresiona por otras excepcionales dotes cazadoras no solo de lombrices, escolopendras y escorpiones. Así nos deleita en los resultados de un estudio sobre el mochuelo en Sierra Morena Carlos María Herrera, hallando en una ocasión los restos de un arrendajo Garrulus glandarius y de un cernícalo vulgar Falco tinnunculus en un nido. Sorprendente a pesar de los años que han transcurrido desde las citas.
Añadiría dos presas menores a las capturas del mochuelo que corresponden a ejemplares jóvenes de abejarucos Merops apiaster. Hallé los restos al pie de un nido abandonado en unas terreras zaragozanas no hace mucho.