Uno
se pierde tratando de seguir las evoluciones de todas las aves y, has de
ceñirte a las elegidas para concretar el plan. En este caso, me centro en las grajillas al estar
preparando sus nidos para criar. Alborotadas están también las palomas bravías
y zuritas, los aviones roqueros y comunes, vencejos reales y comunes, chovas
piquirrojas, gorrión chillón, colirrojo tizón, roquero solitario, buitre
leonado, alimoche, águila de Bonelli, halcón peregrino, etc. Todos, atareados
en sus distintas funciones vigentes.
No
les resulta nada fácil a las grajillas acarrear la leña para el nido, sobre
todo, las ramas más gruesas para asentar la base del nido. Topan con aviones
comunes, roqueros y vencejos reales que entorpecen con sus ataques preventivos las
apuradas rutas de los córvidos. Hay un notable encontronazo entre grajilla y vencejo
real al tener sus respectivas ubicaciones una tan cerca de la otra.
Como
no puede ser de otra manera, el desorden caótico en las rutas aéreas alrededor
del enorme cortado calizo es sólo aparente y, cada una de las aves dentro del
complejo mundo volador, tiene su singladura asegurada gracias a la maniobrabilidad
de todas ellas en conjunto. No sólo impacta el enjambre de aves en sus vuelos cotidianos,
además, el tumulto sonoro es asombroso, dando a la escena una dimensión
espectacular promovida por la explosión primaveral.
Los vencejos reales, prospectan veloces buscando las fisuras adecuadas para anidar. Ello genera también disputas entre rivales por el mismo fin.