Se me pasó el tiempo a la velocidad de la luz, y cuando quise reaccionar, los pollos ya volaban hace días.
Estaba demasiado acostumbrado a los nidos de golondrina común Hirundo rustica dentro de casas abandonadas, y localizar tres en el interior de una cueva me sugirió la idea de observarlos desde fuera con el telescopio (complicado por la falta de luz).
No pudo ser, simplemente tenía curiosidad por este tipo de emplazamiento, cuya especie debió de abandonar hace siglos a cambio de la bonanza humana gracias a la explotación de animales estabulados. Los insectos asociados a la ganadería, generaría una fuente asegurada de alimentación para estas aves, y su interior, el lugar idóneo para criar.
Se ha pensado que la golondrina común ocupaba grutas y acantilados en su origen, y fue modificando sus costumbres hasta adaptarse a la especie humana, siguiéndola en su civilización (Wicht 1.978).
La escena de las golondrinas en la cueva fue como volver a sus orígenes, pero, sin renunciar a la presencia humana y sus cultivos. Patrullando en este caso las tablas de alfalfa cuyo ciclo productivo genera un cúmulo de humedad, propicia para los insectos de los que se alimentan. Todo esto, no lejos de un establo caballar.
Nido de golondrina en cueva. La adherencia a la piedra es extraordinaria.
Había tres construcciones en el interior, que son las mostradas en estas tres imágenes seguidas.
El mimetismo de la construcción sorprende mucho.
Ejemplar con un fragmento de paja antes de mezclarlo con barro para dar consistencia al nido.
¡ Que pena el declive poblacional que está sufriendo esta especie !. No sé si será por el uso de pesticidas o por la escasez cada vez más abundante de establos,cuadras y otras construcciones antiguas para animales, pero el caso es que cada vez se ven menos.He tenido la suerte de ver infinidad de nidos de estas aves y todo su ciclo reproductivo, pues en mi casa hemos tenido toda clase de ganado y, por tanto, las contrucciones y cultivos ( alfalfa, como bien apuntas ) necesarios para su explotación, no han faltado. Hace años que no veo un nido de golondrina . Me conformo con verlas volar , esporádicamente, a mi alrededor , raudas, con esos quiebros tan característicos , para tratar de conseguir algún insecto que se levanta al realizar mis faenas. Todo un espectáculo.
ResponderEliminarMe ha sorprendido lo de la nidificación en cueva. En una finca que teníamos, recuerdo que anidaban en la galería que había en un pozo.
Saludos
Supongo que todo influye en su regresión, tanto los pesticidas como la falta de establos y corrales adecuados para nidificar. La madera, seguramente, es el material con menos adherencia para el barro, pero aún así, los nidos aguantaban.
EliminarA mí también me gustaba, a pesar de lo temprano, cuando parloteaban en el tendido eléctrico frente al granero del pueblo donde tengo la vieja cama de mis tatarabuelos. Es un ave entrañable y, como dices, también me conformo con verlas, aunque anidando en la cueva no pudo ser, porque el joven autillo al que dediqué una entrada, no me permitió acceder para no espantarlo.
Llevaba muchos años por ese lugar y, aparte de algún murciélago, no había nada más. Se me hizo curioso el hallazgo por considerarlo poco frecuente, aunque localicé un nido en un sifón bajo una carretera comarcal.
Saludos.
Esto es algo que he pensado bastantes veces, como cuando en mi zona veo aviones comunes que viven en cortados calizos junto a los buitres leonados.
ResponderEliminar¡Saludos!
Mira, también hay una gran colonia de aviones comunes en las calizas de mi pueblo, sin embargo, ninguna el los aleros de las casas.
EliminarTenemos aviones silvestres de pura cepa.
De momento, las golondrinas siguen anidando en viejas casas abandonadas.
Saludos.
Que interesante anotação de campo!
ResponderEliminarUm beijo
Gracias Teca.
EliminarOtro beso...
En Covarrubias, provincia de Burgos, donde se encañona el río Arlanza, desde hace años un grupo de golondrinas anida en un gran abrigo pétreo junto con los aviones roqueros, y cada año va creciendo el número. Vuelta a los orígenes!!! Enhorabuena por las fotos, son fantásticas. Un abrazo desde Cantabria.
ResponderEliminarA este paso, a la pobre golondrina no le van a quedar construcciones donde ubicar sus nidos.
ResponderEliminarTodos los antiguos corrales se hunden por la falta de mantenimiento y, si se les colocan chapas en el techo las aves no anidan por el calor que se concentra.
No les quedará otra que volver a la antigua usanza. Una pena.
Un abrazo aragonés.
Curioso también cómo has captado en las primeras fotografías al par de golondrinas charlando vehementemente de sus cosas. Aunque más bien era una la que voceaba mientras la otra parecía no saber a qué atenerse a ciencia cierta.
ResponderEliminarUn abrazo, Javier (montañero, aragonés y afectuoso)
En el caso de la fotografía como bien defines "voceaba" se trata del joven pollo ante su progenitor haciendo gala de todos los derechos del mundo como uno de sus vástagos.
Eliminar¡Hay los padres...!
Otro abrazo Carlos, para seguir haciendo camino.
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ResponderEliminarUnas fotos estupendas. Me alegro de que por una vez, la actividad humana las ayude en vez de entorpecer su existencia.
ResponderEliminarEl problema es que cada vez quedan menos casas viejas en pie ya que acaban desplomándose por el abandono. En las nuevas o reformadas, no toda la gente simpatiza mucho con ellas.
EliminarPor fortuna, todavía hay gente, bastante gente que las respeta.
Saludos.