Amanece en el territorio de dos parejas de búhos reales y una de águila real
Urbanizaciones para nuestras costas, e industria para nuestras montañas.
Hace unas semanas, conducía de noche por la carretera camino del pueblo. Sobre el horizonte perteneciente a la provincia de Guadalajara (mi pueblo, comunica Aragón con la mencionada provincia), me fijé desconcertado (no es difícil hacerlo) en una resplandeciente constelación que, nada tenía que ver con las auténticas estrellas del universo. Éstas, reverberaban horizontalmente alineadas, con una luz muy blanca y artificial, lo que me produjo una gran desazón acerca del futuro de nuestros paisajes, tanto por el día como por la noche.
No sólo es estresante su imagen industrial, sino, el movimiento de sus enormes palas y el atronador y molesto ruido que producen. Contaminación visual y acústica a mansalva.
No olvidemos, la posibilidad de ser víctimas como la chica de la historieta, del disgusto de nuestra vida (si es que disgusta), al encontrarnos nuestro lugar añorado por su
naturaleza intacta, finalmente, rodeado de barrotes ruidosos como si de una cárcel gigantesca se tratara.
La ironía de mi hija, me encandila. Espero que su entrada como ilustradora, sea una realidad.
Si no podemos con este pelotazo de industrialización, por lo menos que nos quede la opción de protestar con trabajos como el presente.
Colisión de buitre con aerogenerador (pinchar)
Años atrás, recuerdo que firmaba todo tipo de manifiestos antinucleares que caían en mis manos. Estaba plenamente convencido de la necesidad de su erradicación inmediata y, esperanzado ante un futuro mejor con la llegada de otras energías más respetuosas.
Hoy, después de ver el impacto brutal, exterminador, y desolador del paisaje causado por el hacinamiento caótico de los parques eólicos, ya no opino lo mismo. Es una alternativa tan devastadora, que me ahoga en un mar de dudas.
El marketing de la energía limpia, la verdad es, que funcionó de maravilla; recuerdo cuando se montaron los primeros mamotretos eólicos en
Si hacemos un giro completo con la mirada desde este punto de la imagen (en el lugar de origen), tenemos la posibilidad de ver a nuestro alrededor, un horizonte repleto de aerogeneradores.
Los estudios de impacto medioambiental para su instalación en zonas importantes para la fauna, son un auténtico paseo militar a su favor (como decía Cañete del PP, con el trasvase del Ebro).
Ya no voy a entrar, al margen del impacto visual generado (que es más que suficiente), en profundizar en el resto de problemas con los molinitos y sus altibajos con el viento; porque todos sabemos del necesario apoyo de las centrales de ciclo combinado que, sustentan a la red cuando éste no sopla. Y las centrales de combustión, también emiten CO2.
Ahora, desconcertado, contra la energía nuclear y contra el cambio climático y físico del paisaje, me asalta la duda final que puede terminar en carcajada floja. Cuando después de llenar todas nuestras sierras ibéricas de aerogeneradores, resulte que la energía producida no sea suficiente para abastecer al país, ni al negocio de la exportación o, sencillamente, no resulte rentable. Si hay que echar mano del socorrido apoyo de la energía nuclear, entonces, nos vamos a partir el pecho a lagrimaza viva.