Perdidos en las cunetas de las carreteras, yacen multitud de seres golpeados por los vehículos que las transitan.
La creación de infraestructuras (vías de comunicación) a nivel nacional, es reivindicada como riqueza de trabajo y modernización por gran parte del país, avalando el desarrollo económico y generando empleo y bienestar gracias al acceso inmediato y cómodo entre poblaciones. En su parte opuesta, olvidamos su enorme impacto negativo en el medio natural.
Estas estructuras lineales dividen el territorio y, los vertebrados que allí habitan se ven obligados a cruzarlas por diferentes motivos, entre ellos: dispersión juvenil, búsqueda de pareja, localización de zonas húmedas para criar (sapos), oportunismo al alimentarse de otras víctimas atropelladas, etc. Es por ello que, estos obstáculos totales o parciales por donde trascurren las especies, en este caso; de estructura lineal (carreteras y autopistas) y que se conoce como “efecto barrera”, ejercen de muro ecológico limitándoles por el aislamiento el paso a otras zonas con nuevas posibilidades. Cruzarlas, supone un riesgo enorme, cuyo desenlace mortal en la mayoría de las ocasiones depara, ya no por la vía en sí, sino por los vehículos que la transitan a gran velocidad una importante merma en sus poblaciones.
También, el final de trayecto llega para estas criaturas mecánicas que, una vez abandonadas, son absorbidas por la vegetación activa de la naturaleza.
La cifra es escalofriante: unos “diez millones de vertebrados”, mueren atropellados al año en nuestras carreteras y autopistas españolas. Son estimaciones de algunos autores tras el estudio de impacto, sobre el mencionado “efecto barrera”.
La moderación de la velocidad, es uno de los mejores recursos para frenar esta gran mortandad de animales que, inconscientemente cruzan dichas barreras.
Hola. Una pena, el pobre petirrojo.
ResponderEliminarSaludos
Qué tal David. Si es una pena. Es angustioso ver nuestras carreteras
ResponderEliminarsembradas de tantas especies de vertebrados, y por supuesto, de invertebrados. Quisiera ver yo, otro trabajo acerca de estas otras víctimas.
Otra cosa David; que estás un poco baguete con eso de la baja por lesión y, le estás sacando mucho rendimiento al sofá. Mira a ver si vas calentando motores y quitando el polvo a la cámara.
Que te recuperes pronto, y me alegro de leerte un montón.
Saludos.
Cierto, Javier, que si son millones de vertebrados atropellados, ¡cuántos invertebrados serán (seguro que entre ellos raras especies)!.
ResponderEliminarNo hay más que fijarse en los parabrisas y en los parachoques de los vehículos aparcados para deducir, cualquier día de verano, a quién de ellos corresponde un conductor de fácil acelerador.
No estaría de más una campaña de concienciación...ahora que las vidas humanas parecen valorarse en la carretera (¿o es sólo cuestión de puntos en el carnet?)(¿Cuántos puntos vale un petirrojo?)
Saludos, Javier.
Qué tal Javier.
ResponderEliminarDemadiadas muertes de animales por atropello y velocidad indebida.
Hace tiempo, que aflojé la marcha en la carretera y me va mucho mejor. Cuando voy a los lugares, simplemente salgo con bastante tiempo de antelación, pues no me da pereza madrugar. Lo que es seguro, la cantidad de tiempo que tienes así, para esquivar animales con moderación, cumpliendo de momento los límites de velocidad.
Reconozco afortunadamente, mi afición abandonada hace años por la velocidad a causa de las prisas, y como consecuencia, por ello, las estúpidas muertes de victimas sin posibilidad de esquivar.
Saludos y que disfrutes la ausencia.
¡Que pena que da!
ResponderEliminarPobre pajarito.
abrazos
Hola Raúl.
ResponderEliminarImagínate la cantidad, no sólo de pájaros, sino de animales en general que mueren en la carretera. No sé si conducirás, pero seguro que tú iras despacio. Hazlo por los pájaros y por ti.
Saludos
Un buen post para remover conciencias. El caso es que a la gente no le importa nada atropellar a un pajarillo, ni a un anfibio, ni siquiera a un gato. Incluso los habrá que aceleren. Como siempre cuestión de educación y respeto ambiental. En cuanto a lo de las carreteras tienes mucha razón.
ResponderEliminarNo sé si veríais el documental que echaron hace tiempo sobre la vuelta del lobo a la Sierra de Madrid. Había una loba que todos los días atravesaba una autovía varias veces de un lado al otro, pues su territorio comprendía ambas partes. Tristemente no murió atropellada en la autovía, sino en un camino forestal, donde también hay que ser borrego (y esto es el insulto más suave que puedo dedicar al que la atropelló) como para no poder parar ante el encuentro con un animal. Supongo que llevaría bastante velocidad aún siendo pista forestal.
En fin, cuestión de respeto, como digo. Saludos Javier!
Muy buenas, Javier.
ResponderEliminarExcelente entrada que invita a la reflexión.Cada vez que veo un erizo, una jineta, una serpiente, sapo, zorro o simple gato o perro atropellados, me da un vuelco el estómago. Es muy triste que hoy día la potencia de los vehículos sólo se demuestre en que se corre más, y no en que se tiene más prudencia y se utiliza para salvar vidas.
El otro día precisamente pasaba ante un erizo atropellado a la entrada del lugar (zona) donde trabajo, y pensaba en escribir una entrada así, aunque tirando de archivo y buscando fotografías de otros atropellos, en una entrada que si bien sería desagradable y lastimera de contemplar, al menos espero que diese también de qué pensar.
El petirrojo muerto junto a las hojas de otoño resulta de lo más significativo. Esperemos que al menos alguien levante el pie del acelerador aunque sea un poco, mas me temo que no muchos de los que conducen a altas velocidades pasarán por aquí a leernos. Tienen demasiada prisa para no ir a ningún lado, imagino.
Un saludo.
Muy buenas, Javier. Tienes toda la razón. Vaya panda de energúmenos estamos hechos. Yo también valoro la importancia de no ir con prisas ahora, intento salir con más tiempo, pero está visto que la velocidad alta es el pan nuestro de cada día, no sólo en ciudades sino en el campo, con los resultados que describes. Me dan muchísima pena posts como este, pero tienen que salir de vez en cuando para ver si así la gente es más consciente y hay menos atropellos. Yo, por mi parte, hace tiempo saqué una garduña muerta, hace poco ví otra en otro post (no recuerdo si era en el de Esmeralda), pero da igual lo que sea. Son demasiado.
ResponderEliminarEspero no haberme alargado mucho, enhorabuena por el blog, creo que no te he comentado porque no me salen tus entradas. Bueno, intentaré pasarme a menudo porque lo veo bastante interesante, y veo también muchos conocidos.
Saludos
Hola Mamen. Nada, con la motorización que traen los automóviles, y lo que privan a la gente joven, dudo, que aún arriesgando su propia vida, lleguen a percibir el riesgo que supone la velocidad excesiva. ¡Ojo!, que los mayores también se las traen.
ResponderEliminarMe has dejado marcado con el relato de la loba.
Desde luego, en estos tiempos pasear a pie, en bicicleta o corriendo por algunos caminos, es una labor de alto riesgo. Con gente como la que mencionas (auténticos borregos y más), desplazándose en todoterreno, motos y coads a leches de impresión, no me extraña que arrollaran a la loba. Me sorprende también, que no haya más víctimas o incluso, accidentes con personas.
Saludos.
Qué tal trotalomas. Haces un buen recordatorio de víctimas de la carretera. En efecto, la cifra es muy larga y estoy seguro que con una velocidad más moderada se evitarían muchas más. Sobre todo, las de carnívoros oportunistas, asiduos visitantes de las carreteras buscando comida fácil.
Todos las especies atropelladas, me hacen duelo por lo absurdo de su muerte, sin embargo, los erizos, tan dóciles y desprotegidos ante la velocidad de los coches, dan otra sensación distinta, creo que, por esa indefensión.
La foto del petirrojo, me pareció por su incruenta imagen, la más adecuada de todas. Las demás, eran bastante desagradables por su estado.
Saludos.
Bienvenido Joselez. Así es, la velocidad nos hace perder muchos detalles interesantes que, pasan fugaces ante nuestros ojos sin apercibirnos de ellos. Esas malditas prisas convertidas en aceleración de nuestras vidas, no hacen nada más que poner en jaque nuestra salud, y borrar otras, de las que a veces, por su menudez, no nos damos ni cuenta.
Sospecho que las garduñas, (por las que se ven atropelladas), sean una de las especies más perjudicadas, precisamente, por ese oportunismo ante la carne fácil.
Puedes alargarte lo que necesites y ya me daré una vuelta por tu feudo.
Saludos.
Una de las más impactantes imágenes de atropellos, ahora que mencionas a los carnívoros oportunistas, es la de una serie de urracas devorando a una compañera atropellada en la carretera. Transmisión de energía en estado puro, aunque aberrante por la intervención del hombre en el proceso.
ResponderEliminarSaludos.
Bienvenido Homo libris.
ResponderEliminarDesde luego, menudas compañeras. Bromas aparte; la observación que detallas con final desgraciado, es una de las secuencias más habituales por desgracia en las interminables lineas de asfalto.
Como bien dices: transmisión de energía que, sus beneficiarios no desdeñan en absoluto y, bienvenida sea para tantos comensales que de ella, sacan muy buen partido.
Saludos.
Hola Javier.
ResponderEliminarLo peor de todo es que quien tendría que leer este post no lo hará, los energúmenos que cometen tropelías como éstas o como la ocurrida hace unos días en un pueblo, que reventaron a golpes a una burrita, no hace sino profundizaz en la brecha que esta sociedad está abriendo entre las relaciones interpersonales pero también entre nosotros, y la naturaleza a la que pertenecemos, formamos parte y que debiendo ser sus mayores guardianes, nos hemos convertido en sus mayores verdugos.
un fuerte abrazo
Miguel Nonay
------------
www,asaltodemata.com
. Ahí, das en el clavo Miguel. Entre nosotros, este tipo de entradas creo que aporta poco, salvo que caiga en manos de algún arrepentido.
ResponderEliminarLo de la burra, no sabía nada, pero desde luego, hace falta ser un mal nacido para obrar de esa manera, faltando al respeto cómo otros tantos, a un emblemático animal que fue un gran apoyo en las labores del campo y del pastoreo.
Saludos
Este es un tema que me cabrea especialmente, por la cantidad de vidas sesgadas y por la indiferencia de tanta gente que ni parpadea cuando atropella a algún animal y, encima en muchas ocasiones podrían evitarlo con sólo levantar el pie del acelerador. Y por si esto fuera poco, en este país se han empeñado en cruzar carreteras por todas partes, como símbolo de una vida mejor y más cómoda. Un abrazo.
ResponderEliminar