viernes, 3 de mayo de 2019

Alimoche comiendo buitre leonado.



La enfermedad de "las vacas locas" o encefalopatía espongiforme, es una enfermedad que afecta al cerebro y al sistema nervioso. El patógeno responsable es el prión, una proteína capaz de infectar a los humanos mediante el consumo de carne de vaca. 
Las investigaciones relacionaron la enfermedad con el ahorro de producción en la nueva fabricación de piensos, hechos con huesos y restos de animales terrestres, entre ellos, cabras y ovejas.

Ya han pasado algo mas de 25 años desde que se registrara el primer caso de la mencionada enfermedad que obligó a deshacerse de una gran parte de esta ganadería bobina, incinerándola y enterrándola para atajar el problema.
La peor parte se la llevaron los carroñeros alados como el buitre leonado. Desesperados por el hambre, abordaban contenedores de explotaciones ganaderas, acercándose con menor recelo a granjas de todo tipo con la única intención de alimentarse.

Detalle de buitre leonado devorado por otros buitres años atrás. Nótese el estiramiento del cuerpo por la acción de los comensales y, abajo, el esternón picoteado.


Comento esto, precisamente, por que hallé debido a estas circunstancias y en aquellos años, el primer buitre leonado Gyps fulvus consumido por sus congéneres. Fue un hecho desconocido para mi muy desalentador por la conducta de esta rapaz carroñera, empujada al hambre por la restricción del abandono de animales domésticos en los montes a causa de la enfermedad de las vacas locas. 

Por fortuna, desde hace bastantes años, los buitres que encuentro muertos son respetados por sus semejantes y devorados solamente por otros carroñeros como zorros Vulpes vulpes, garduñas Martes foina, tejones Meles meles, etc. "Perro no come perro"; así lo comprobó un equipo internacional de investigadores que explican que "los carnívoros saben que la carroña de sus semejantes provoca enfermedades". Sin embargo, el hambre rompe esas barreras, incluso en las normas humanas tal como ocurriera a aquél equipo de personas accidentado tras caer su avión en los Andes. La desesperación les obligó a aceptar la única disponibilidad de alimento; sus propios compañeros muertos.

Posadero de alimoches en sabina antes de comenzar la cría. Abajo, el macho solitario mientras la hembra ocupa el nido en otro lugar.


Desde la ventana de casa, donde veo el dormidero de los alimoches Neophron percnopterus, descubrí un buitre leonado muerto gracias al blanquinegro buitre. El cortado rocoso es una gran colonia de cría de buitres leonados y también un dormidero comunitario. Está claro que el ejemplar comentado no despertó aquél día y quedó apoyado frente a la roca con las alas abiertas. Tan sólo unos 50 metros separaban al alimoche de la nueva carroña. El mismo dormidero compartido sigue utilizándolo el macho en solitario, ya que la hembra está en el nido. El pequeño buitre sabio no tenía mas trabajo que descender hasta la despensa para alimentarse. Desde las 8´00 horas de la mañana y durante los tres días que lo observé, estuvo visitando los restos del buitre. Una buena fuente de alimento para él sólo, sin otra compañía que la de las grajillas Corvus monedula. 

Zona inaccesible donde yace el buitre leonado. Abajo, la misma imagen ampliada donde se aprecia al alimoche desgarrando la zona dorsal del gran buitre. 

En esta ocasión, la distribución de carroña en los muladares hace ignorar a la colonia de buitres leonados la muerte de uno de los suyos, algo que favorece al tempranero alimoche para avituallarse. Un interesante botín que le ahorrará, por unos días, esas interminables prospecciones en busca de alimento que compartir también con su pareja.



16 comentarios:

  1. Interessante observação de campo... não conseguiria imaginar um semelhante comendo o outro mesmo no mundo animal...
    Um beijo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El hambre avisa de la necesidad de sobrevivir y, eso, está por encima de todo lo demás.
      El alimoche ha tenido suerte y disfrutará de una buena ración durante unos días, sobre todo, si no hace mucho calor.
      Besos...

      Eliminar
  2. ¡Sorprendente reportaje! Canibalismo forzoso o sucumbir.

    Me cuesta poco imaginarte sentado tras la ventana, provisto de unos prismáticos, siguiendo las evoluciones de los vecinos del farallón, cual James Stewart en su "Ventana indiscreta", salvo que con las dos piernas sanas, tomándoles fotos y anotando en tu libreta de campo las observaciones de la que luego nos haces partícipes.

    Un abrazo, Javier

    ResponderEliminar
  3. Desde casa, se ve muchas veces, las mejores secuencias de la lucha por la vida de nuestra fauna. Ciertamente resulta muy cómodo dedicar todo el tiempo posible a observar, sin pensar ni un momento, el llegar tarde a casa.
    Es curioso y chocante, ver como un necrófago y sanitario de nuestros montes, se alimenta de otro que también lo fue...
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Tengo también desde la ventana de casa una colonia de buitres con ilustres vecinos, pero no imaginaría encontrarme con estas escenas. Magníficos documentos sin duda, si es que no hay mejor lugar para conocer a los animales que su medio estando en paz.
    ¡Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La ventana de casa es de una ventaja enorme. Un gran escondite que te protege de la indiscreción de las aves sabedoras del enclave humano.
      Muchas veces, pasan sobrevolando la terraza y puedo ver su magnitud y el sonido del viento contra su plumaje.
      Saludos.

      Eliminar
  5. Gran documento!!! En el monte no se desperdicia nada, la naturaleza es sabia. Javier enhorabuena por este reportaje, me ha gustado mucho. Un abrazo desde Cantabria.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me gusta encontrarme con estos detalles curiosos de la naturaleza entre especies, precisamente y en este caso, dos rapaces sanitarias de nuestros montes.
      El alimoche es un excelente rastreador y registra todos los rincones de los cortados rocosos, por ello, siempre obtiene premio a su constancia.
      Un abrazo Germán.

      Eliminar
  6. Interesante entrada. Movidos por el hambre dicen que en la zona de los Arribes del Duero los buitres atacan el ganado vivo, en especial, terneros o corderos.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya tuve la paciencia de ver y leer toda la información al respecto y, como el caso de los ataques del lobo al ganado, no todo es lo que pretenden que parezca. España es tierra de picaresca y los espabilados campan a sus anchas. No pretendo negar que animales agonizantes fueran atacados antes de morir pero, un animal con plenas facultades físicas, no se deja avasallar por los carroñeros. Falta mucha honradez en este país.
      Saludos.

      Eliminar
  7. La necesidad obliga, y cuando es extrema se cambian los comportamientos con tal de sobrevivir. Ojalá que pudiéramos sortear las dificultades de las otras especies. No se trata de convertir el mundo en un inmenso zoológico, sino de respetar los ecosistemas, disminuyendo el efecto de nuestra presencia, para que la naturaleza pueda seguir su curso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los buitres, con la destrucción de tanto ganado, pasaron unos años infernales de penuria por la hambruna. Se hizo una transición pésima; pasaron del depósito de carne en los muladares, etc., a la privación total de alimento por falta de previsión. Incompetencia total de la administración por su ineptitud en asuntos medioambientales de tanta trascendencia.
      De todos modos, ahora la cosa está normalizada. Espero que la lección no haya sido en balde.
      Saludos.

      Eliminar
  8. Respuestas
    1. No es fácil descubrir un buitre leonado muerto y, menos, un alimoche alimentándose de él. Por lo tanto, me parece una historia digna de contar.
      Gracias.
      Saludos.

      Eliminar
  9. Siempre se aprende algo nuevo en tus entradas. interesante reportaje.
    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Pini. Hay detalles que por pequeños que sean siempre tienen lector que los agradezca. Cuando veo entradas, también me gusta todo tipo de anécdotas.
      Saludos.

      Eliminar