Lástima no contar con más espacio y seguimiento para inmortalizar estos portentosos lances del raposo.
Hay una cámara anterior a la que graba esta fantástica secuencia, pero, no logró nada más que un breve fotograma del zorro Vulpes vulpes en un atlético salto. La imágen en sí no revela nada por carecer de continuidad.
A pesar de la limitación de encuadre de la cámara de fototrampeo, podemos disfrutar de dos corredores extraordinarios que lo hacen con toda su capacidad; el uno para comer y el otro, para seguir vivo un día más. En el zorro se aprecia el balance de su poblada cola para equilibrarse en la carrera. Apenas veinte metros más adelante, concluye el pasillo despejado al penetrar entre zarzales con limitaciones importantes de acceso fluido. La garduña Martes foina, por su tamaño menor y capaz de acceder por ajustados orificios entre la maraña vegetal, logra, como se ve en la imágen del regreso del raposo, burlar su apabullante asedio.
En la toma con la gineta Genetta genetta, ésta se apercibe de los pasos del zorro sobre la crepitante hojarasca. Tan sólo unas décimas de segundo le bastan para acceder al tronco del árbol que, como vemos, utiliza en dos ocasiones; una para escapar del zorro y la otra por una falsa alarma.
Al final del reportaje, una hembra de zorro con sarna escenifica el lugar de la persecución y, al final, el macho encuadrado a la derecha, porta en sus fauces un conejo (por la fecha) capturado después de su aventura con la garduña y la gineta.
En éste vídeo ya publicado, vemos la gran labor del cánido cazador sobre la población de conejos de este lugar agrícola.