Me
produce una enorme tristeza que Iván Fernández de la Viña, gran dibujante y pintor de la naturaleza de
la serie mítica de El Hombre y la Tierra, haya pasado tan desapercibido. Apenas
hay referencias sobre su obra.
Por desgracia, nos dejó hace poco más de dos años, el 20 de enero
de 2019 a los 85 años. Muchos de nosotros, apasionados de la naturaleza, nunca le olvidamos.
Tan sólo, bastaría repasar cualquier capítulo de la serie Ibérica o la extraordinaria enciclopedia
Salvat de la Fauna Ibérica para entonar la memoria y recrearse con su legado.
Cómo
recuerdo el momento en el que Félix echaba mano al bolsillo y extraía su cuadernillo de apuntes. Se habría un espacio nuevo y las pulsaciones se aceleraban.
Esperaba intrigado el momento mágico para ver aquellos deslumbrantes dibujos
que el doctor naturalista nos iba a mostrar, acompañándolos con sus apasionadas
explicaciones. Todo un despliegue de aves, mamíferos y objetivos que cumplir, llenaban las hojas de creativas formas muy ordenadas. Eran los cuadernos de campo del doctor Félix Rodríguez de la
Fuente, pero, con la firma ilustrada de Iván Fernández de la Viña. A las notas descriptivas de Félix, Iván les daba con sus lápices y pinceles color y veracidad gracias a sus elaboradas técnicas.
También el conocido
programa Waku-waku dirigido por Narciso Ibáñez Serrador que presentó primero Consuelo Berlanga y posteriormente lo haría Nuria Roca, tenía como finalidad la protección de la naturaleza. Allí, Iván
Fernández, se encargaba de recrear en unas llamativas láminas los animales que
trataban en el programa. Fue ilustrador en TVE adaptado a todo tipo de contenidos.
Gracias
a unos apuntes de su hija Sonia, que amablemente cedió para esta entrada, puedo transmitiros la
enorme labor de este polifacético ilustrador asturiano amantísimo de su tierra.
Era gran admirador de Félix y cumplidor de los exigentes objetivos que él planificaba. Partícipe destacado de la
gran calidad necesaria para atraer la atención y conciencia del público. Su
pundonor con el mensaje conservacionista del estricto Félix, era preciso a
través del trabajo bien hecho, fruto de su constancia. Prueba de ello, Iván pasaba largas horas
encerrado en su estudio preparando las láminas que ilustrarían las ediciones
mencionadas para que llegaran a Barcelona en las fechas establecidas.
La fauna y flora resultante de sus pinceles, se distribuían en murales con todo tipo de detalle; láminas de pirámides ecológicas, distribución por hábitats, alimentación, etc. decoraban con un impacto polícromo las páginas de enciclopedias y cuadernos de campo.
La
formación artística de Iván Fernández tras su paso por Bellas Artes iba enriqueciéndose, no sólo partiendo de los modelos naturales, también visualizando todo tipo de fotografías para memorizar posturas habituales de animales y detalles importantes que en ellas apreciaba. De este modo tan sencillo, con la lectura y
atención de tantos y tantos libros revisados, trasmitían sus manos el dictado de su
archivo mental con la facilidad de un apasionado observador de la vida.
Y,
junto a un gran hombre, una gran mujer. Ella, Isabel Matesanz, pasaba el tiempo
necesario a su lado ayudándole a descongestionar el trabajo, preparando y recortando
las láminas para protegerlas en el envío. Muchas noches se quedaron los dos
trabajando en equipo, haciéndonos llegar con ilusión y constancia el resultado
de su exhaustiva labor.
Hubo otros pintores
que colaboraron en la lista de trabajos ilustrativos para las enciclopedias de naturaleza,
pero, solamente Iván Fernández de la Viña entró con su peculiar estilo en el
cuaderno naturalista personal de Félix Rodríguez de la Fuente.
"Sobre gustos no hay nada escrito". Por lo tanto, personalmente, considero a Iván Fernández como el ilustrador que mejor recreaba sus obras faunísticas en la etapa del "Amigo de los animales".
Iván Fernández de la Viña transmitía el dictado de Félix aderezándolo con unas secuencias faunísticas muy descriptivas, otorgando a los modelos posturas específicas mediante unos trazos llenos de vitalidad correctamente proporcionados.
Lámina de una garduña Martes foina con sus preferencias alimenticias.
Cuenta Sonia, el original truco que tenía su padre para atraer a los lobos y poder dibujarlos ganando su atención ¡Se echaba carne a los bolsillos! A ella y a sus hermanas, les hacía mucha gracia cuando él les contaba estas cosas. Es una anécdota muy curiosa.
A Iván, le entusiasmaba mucho visitar el campamento de Pelegrina y su entorno privilegiado de naturaleza. Allí trabajaba con modelos naturales junto al equipo.
Lámina del tejón Meles meles con sus presas habituales; Iván Fernández de la Viña.
Pirámide ecológica del bosque de coníferas; Iván Fernández de la Viña.
Ilustración de abejaruco Merops apiaster y su nido galería con huevos; Iván Fernández de la Viña.
Mi más profundo agradecimiento a Sonia y hermanas, hijas de este gran pintor de la naturaleza por su atención y aportación de datos.
Dejo una segunda parte en preparación sobre el comienzo de Iván Fernández de la Viña como ilustrador para una entrada futura.