Antes de que estas ornamentadas zancudas regresaran a sus cuarteles de cría, me tomé la molestia de buscar un lugar apartado para disfrutar de su gregarismo viajero y sus voces tan evocadoras. Las grullas Grus grus.
Ya había pasado por la extensa laguna de Gallocanta para verlas en el medio acuático, de hecho, vi sus lomos a través de las inflorescencias del carrizo. Allí estaban reposando. Estaban tan tranquilas que di media vuelta sin arriesgar su descanso. No me gusta que levanten el vuelo por intrusismo. Cuanto entran o salen por voluntad propia en la laguna para descansar o dirigirse al día siguiente a las tablas aledañas para alimentarse, es el mejor momento para ser espectador de su extraordinario poder de concentración y algarabía sonora. Como agradeciendo el bendito amanecer de un nuevo día.
Me gusta dejar el vehículo en la entrada del pueblo para caminar con el material óptico y buscar un buen punto de observación. Sin embargo, nada de esto es posible cuando soportas un trasiego de vehículos por los caminos que imposibilitan la concentración y el bienestar de las aves.
Abandoné la laguna dejando la bella estampa de las grullas en el abrigaño del carrizal, protegidas del molesto viento reinante. Sólo esperaba que nadie rompiera ese merecido momento de descanso tan importante para estas míticas viajeras.
El premio llegó más adelante, desde la carretera diáfana hacia mi destino, que no era otro que el de un pueblo abandonado en lo alto de una loma con llamativos escarpes.
Paré, miré y sentí el bullicio envolvente de estas aves viajeras y su parsimonioso deambular por el terreno en busca de alimento. Sólo, frente al nostálgico escenario de las grullas, que podemos ver año tras año durante sus míticos viajes migratorios.
A pesar de la carretera, nadie interrumpió nuestro encuentro durante un buen rato.
Que estratégico e mágico momento! Bravo!!!
ResponderEliminarTenho certeza de que eu ficaria maravilhada com essa explosão visual e sonora…
Obrigada por esta partilha encantadora.
Um beijo
Seguro que te gustarían. Son el alma de los inviernos cuando la fauna más alegre se ha marchado a otros lares. No puedo cada año, quedarme si mi dosis de pandilla de grullas. Me da igual dónde se ubiquen, si en el cielo o en tierra, necesito estar con ellas una vez más.
EliminarBesos...
Son todo un espectáculo, sobre todo, en vuelo en los atardeceres cuando van de regreso a los dormideros. Afortunadamente en Extremadura tenemos una numerosísima población invernante.Suelo salir muchos días a verlas y disfrutar de su estancia en Extremadura. Por desgracia, al coincidir parte de su estancia con el período de caza, con tantos tiros por todas partes, se muestran bastante esquivas y desconfiadas, pero, aún así, desde el coche, se pueden ver muy cerca.
ResponderEliminarSaludos y que disfrutes de estos días
Bonitas e interesantes fotos, así como lo que nos cuentas
Tienen algo muy especial, el bullicio, la comunidad, sus entrañables formaciones. Cuando llega el momento de los desplazamientos, esté dónde esté, siempre tengo para ellas la última mirada.
EliminarSaludos.
Curiosa imagen la de las grullas con los restos de nieve al lado, al menos para mí que siempre las veo en tierras mucho más sureñas.
ResponderEliminarDel mismo modo que me llamó la atención la anécdota de un amigo que viajó a Suecia y se encontró parejas aisladas por las ciénagas y turberas, nada que ver con los ruidosos grupos que nosotros vemos en invernada.
¡Saludos!
Si, es cierto. Además estas tierras tan planas son bastante frías. Seguramente sea más agradecida la temperatura por el sur. El día de las fotos, a pesar de ir bien abrigado, hacía un frío de narices.
EliminarCuando las grullas van abandonando en grandes bandos la región aragonesa son muy bulliciosas. Suelen quedar las más perezosas que se marchan a última hora, aguantando bastante. También suelen ser bastante calladas.
Espero que todas las generaciones venideras puedan disfrutar por siempre de su compañía.
Saludos.
Tengo la suerte de verlas todos los años. Cuando vamos a pescar al pantano, pasan por encima de nuestras cabezas, me encantan. Las fotos me gustan mucho. Un abrazo.
ResponderEliminarA quienes nos gusta la fauna, nos hacen sentir una sensación especial cada otoño con su llegada y, cierta tristeza cuando marchan. Menos mal que los milanos, esas revoltosas rapaces nos devuelven el entusiasmo de nuevo.
EliminarUn abrazo.
Sí, siempre las saludo cuando llegan y las despido cuando se van, y deseando poderlas ver el año siguiente....a veces hasta lloramos un poquito. ( pasan por encima de mi casa )
EliminarHola
ResponderEliminarHace unos años estuve en Gallocanta por las fechas de la migración y disfruté muchísimo. Las grullas tienen algo especial, de hecho en oriente son emblemáticas dentro de su cultura.
Un saludo
Es espectacular la laguna con las grullas. El pero es, que toda la gente coincide allí y se arma un tumulto exasperante. Me fui porque no veía otra cosa que vehículos pretendiendo buscar un lugar idóneo para observarlas. Por fortuna, hallé el de las imágenes al lado de la carretera a placer.
EliminarSaludos.
Espectacular!!!!
ResponderEliminarUno se queda pletórico cuando las observa detenidamente el tiempo que sea necesario.
EliminarHola Javier.
ResponderEliminarPues con lo que ha llovido, la laguna tiene que estar bajo mínimos. Si lo que se quiere es preservar a las aves, no tiene lógica, que se permita circular con vehículos a motor, por las pistas circundantes a la laguna.
Hemos ido algún invierno y la verdad, que cuando está en su máximo apogeo, impresiona, ver tal cantidad de grullas. Es una imagen impactante.
Me alegro, que, al final, encontraras un rincón donde disfrutar en tranquilidad.
Un saludo
Siempre intento ir a los lugares en momentos en los que sospecho que no hay gente en exceso. Me gusta dejar el vehículo en un punto determinado y caminar por las sendas expresamente dedicadas al desplazamiento por la orilla de la laguna. Sin embargo, parece que la gente se pone nerviosa si no encuentra (con el coche) un cómodo lugar bien cerca de las grullas. Entiendo por qué, a veces, tardan mucho más de la cuenta en llegar a la laguna.
EliminarA primeras horas del dìa las grullas ya están por los campos, y es el mejor lugar para sorprenderlas sin molestarlas.
Saludos.
Un espectáculo. No he tenido la suerte de verlas. Un saludo. Segundo Sánchez. https://sesanher.blogspot.com/
ResponderEliminarSiempre estoy en el lugar adecuado cuando pasan, y sino, voy a buscarlas como el presente caso.
EliminarSaludos.