Oropéndola Oriolus oriolus.
Irrumpe primaveral, áurea como el preciado metal, tan codiciado. Es oro puro entre terciopelo verde, de fugaz y resplandeciente vuelo. Una ráfaga luminosa en el sotobosque a la par que inadvertible cuando se posa. A veces, como el viento; se escucha pero no se ve.
Este pájaro de alamedas y sotos ribereños donde el rumor del agua no cesa, siempre causó gran impacto en la mirada de los amantes de las aves, sobre todo, por la fanérica combinación negra y amarilla tan vivaz.
Soy gran admirador del pájaro de oro por su fulgor deslumbrante durante el breve paso entre las frondas de los árboles. Siempre atento a su esquivo vuelo.
El dramaturgo Joaquín Calvo Sotelo en un breve programa de Televisión Española de los años setenta "La bolsa de las palabras", se extasiaba con la descomposición silábica de oropéndola. O-ro-pén-do-la, recitaba con inusitado placer, explicando minuciosamente la raíz etimológica del melódico término. Péndola "pluma" y, oro en referencia al plumaje dorado. Comparaba metafóricamente un péndulo de oro con el ave por su vuelo ondulado y de brillo áureo. Repetía con la fuerza que le caracterizaba en su complicado programa, el nombre del pájaro desde una televisión joven y pujante, donde la falta de escolarización imperaba en aquellos años.
Cómo echo de menos este tipo de programas en la actualidad.
El río Ebro arrastra en su cauce infinidad de basura generada por los habitantes de las poblaciones ribereñas. Todo el arbolado de las orillas atrapa estos restos en sus ramas, reteniéndolos durante años. De ellos se abastece nuestra protagonista.
Pero dejando aparte el asombro que causa la bella oropéndola; una vez pasado el otoño, me desmoralizó descubrir un peculiar nido vacío de esta ave. Ya no era aquella construcción de finas hierbas alternadas con restos de lana e inflorescencias (pelusa) de los chopos, etc. El nido conservaba el cuenco elaborado con finas hierbas y el perímetro tenía el revestimiento suave que sujeta el cuenco a las finas ramas del árbol escogido. Sin embargo, ese amarre a la horquilla había sido sustituido por toallitas y restos de compresas. Vertidos humanos sin control que derivan en la utilización de estos materiales del futuro. El futuro de la basura gestada por el hombre. Basura que ya no sólo utilizan milanos negros, cigueñas, buitres leonados, etc. para la construcción de sus nidos; ahora, también incluye al pájaro dorado.
El monstruo de las toallitas cuesta 120 millones al año en España: "Algunas marcas las venden como desechables, pero no lo son", eldiario.es
Da pena ver nidos construidos o "adornados" con los desechos que producimos los humanos y más cuando se trata de bellas y carismáticas aves, como la Oropéndola. Es un ave que me fascina, por su colorido - sobre todo el del macho- y por su canto. Es uno de los cantos de aves que más me gustan. Si bien es un ave difícil de observar, su canto delata su presencia y, yo, al menos, me doy por satisfecho. Si, además, tengo la suerte de verla, ya es el colofón perfecto a una jornada dedicada a disfrutar de las aves.
ResponderEliminarSaludos
Se le cae el alma al suelo a cualquier persona amante de los espacios naturales ver estas cosas. Es lamentable ir por la ribera del río Ebro y encontrar todas las ramas de tamarices plagadas de estos y otros materiales de desecho.
EliminarTrataré de mirar los nidos de pájaro moscón; para el tipo de nidos que construye, sería un material interesante.
Espero, por supuesto, que lo comentado no ocurra con este pájaro.
Tienes razón, su plumaje y su aflautado canto son abrumadores.
Saludos.
Un documento tan interesante como lamentable.
ResponderEliminarGran contraste entre la belleza poética en tu descripción de ese magnífico ser y, la fealdad que nuestra especie, (y valga aquí también la etimología del nombre de ese ave), como reyes midas a la inversa, estamos esparciendo sobre este planeta.
Saludos Javier.
Muy acertada la comparación del Rey Midas a la inversa. Es una tragedia, como dices, convertir el oro de la vida del planeta en basura. Además, no veo ningún síntoma de cambio.
EliminarNada, seguiremos aportando nuestro grano de arena.
Saludos.
Poeticamente triste a realidade registrada...
ResponderEliminarUm feliz ano para você com preciosas observações de campo e belos cliques e narrativas.
Um beijo
Triste realidad como bien dices. Lastima que todos los cambios de año sean un calco en cadena de despropósitos.
ResponderEliminarFeliz Año para ti también y disfruta de tus paseos por el río y zonas naturales.
Besos...
Es triste ver que en las fotografías antiguas ya había nidos de milanos llenos de trapos y otros desechos, aunque no más que tener las riberas convertidas en basureros.
ResponderEliminarSaludos.
A pesar de lo repugnante del material para construir el nido, me llama mucho la atención la selección de la oropéndola para trabajar con los desechos; mas maleables y suaves que las finas hierbas para el acabado de la construcción.
EliminarDesgraciadamente, los nuevos materiales del futuro; casi mas abundantes que la hierba
Saludos.
Me pregunto con qué construyen las aves los nidos aquí en Suiza, donde la basura es mucho menor. Me gustan las palabras, y como Calvo Sotelo, disfruto con ellas.
ResponderEliminarEntonces, allí las aves serán mas afortunadas de tener materiales ecológicos.
ResponderEliminarQué pena da todo esto, y lo peor de todo, es que no irá a menos.
Saludos.
En lo que acaban convertidos nuestros desechos. La primavera pasada vi una oropéndola, me emocionó. Es un ave fantástica. Espero repetir.
ResponderEliminarUn saludo.
Lo peor de todo es que lo tenemos asumido como un comportamiento común de la especie humana. Es triste pero, es así.
EliminarEs difícil verlas, por lo tanto, cuando localizo alguna fuera de la cobertura vegetal le dedico todo el tiempo del mundo; hasta que se va, vamos.
Saludos.