lunes, 17 de enero de 2011
Gato de montes
He perdido la cuenta de los perros que libremente circulan por muchos pueblos, y que con cierta alegría, se apuntan como acompañantes de senderistas y amantes del campo. Todos parten de la misma base estratégica para acoplarse al paseo: mirada cómplice, lametazos con agitación general del cuerpo y…en cuestión de segundos, amistad consolidada.
El perro es muy activo y gregario, como su antecesor el lobo, que ya desde tiempo inmemorial logró un importante lazo afectivo con el hombre y sus intereses, en el que compartieron tareas y alimento, además de compañía. Eran ambos, cazadores sociales y jerárquicos, con técnicas muy similares de caza y por supuesto, grandes competidores.
Bueno, al tajo. Entre los cánidos atrevidos, recuerdo uno en Pelegrina (Guadalajara) que comenzó con ganas la travesía, hasta que su trayectoria temprana se desvió por la presencia de un corzo al que persiguió sin descanso y a toda velocidad monte arriba, y monte abajo. Al cabo de un considerable espacio de tiempo apareció, pero, ya no tenía ganas de pasear tras consumir la dosis de golpe.
El problema de estos encuentros cuando la intención del ornitólogo es la de ver pájaros, pone de manifiesto la inadecuada opción de acompañamiento de un perro que, seguramente, ahuyentará todo a su paso. Sin embargo, cuando la ilusión del perro es enorme, soy incapaz de arrebatársela. Un samoyedo deambulaba suelto en la casa rural donde me hospedé unos días que pasé en Asturias. Insistió en acompañarme y como sospechaba, las aves iban desapareciendo ante su presencia. A la mañana siguiente opté por irme sin él. Abrí la puerta cuidadosamente pero…detrás de la rendija encontré una mirada fija que conectó simultáneamente con la mía, una lengua ondulante y una poblada cola agitándose de un lado a otro. Mirando al espacio, acepté resignado mi atadura cómplice con el jubiloso can, ante la incapacidad de negarle una condición tan arraigada en su naturaleza social. La compañía voluntaria de un perro desbordado por tantas sensaciones, disfrutando de olores y actividades diferentes, es crucial, y lo viven intensamente, por ello, no tengo inconveniente alguno en sacrificar la observación de aves a cambio de pasear con un gran compañero.
Después de concluir la aventura y descansar en el sofá de casa, escuchaba con claridad el reproche de su “dueña” por la suciedad y la gran cantidad de semillas aprehendidas en su espeso pelaje que le daban un aspecto deplorable. Supongo que, el perro, comprendería tras el placer de una buena aventura el sacrificio que conlleva la penitencia de cargar con una buena bronca.
Me imagino vuestra sorpresa viendo solamente fotos de un gato cuando el texto va de perros. Muy sencillo. El carácter nómada y gregario de los perros, heredado de sus parientes los lobos, da sentido a su fidelidad como acompañantes de la especie humana hasta donde sea preciso. Pero, cuando el acompañante es un gato, entonces sólo queda perplejidad y asombro.
Lo encontré acomodado en el solarete de una ventana, me siguió hasta casa y le di de comer. A la mañana siguiente se vino conmigo. Sospechaba que como otros, sólo me seguiría hasta las afueras del pueblo, pero éste fue más allá. Recorrió una considerable distancia, demasiada para ser un mamífero de límitación territorial, pero al acabarse su radio de acción el felino se vio desplazado y comenzó a inquietarse maullando. Corto paseo, y agradecido por la fidelidad del gato, de vuelta a casa. Los días siguientes comió muy bien. Se lo ganó con carácter, como los perros.
- Aprovechando para descansar y guardar el equipo.
- Masaje dorsal para aliviar los dolores del esfuerzo.
- También, cómo no, masaje en cervicales.
- Comprobación efectiva del masaje mediante un demostrativo giro.
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Amigo Javier, me ha encantado tu relato. Es fabuloso. Esos encuentros con estos simpáticos animales es precioso. Pero tengo que decirte una cosa. Cuando discurres por una urbanización, me asustan esos perros que te ladran con mala leche, enseñando sus colmillos. Parece que de un momento a otro van a saltar las vallas.
ResponderEliminarBueno, como te digo, me gusta mucho tu glosa.
Un abrazo,
Luis.
Habría que eliminar todos esos perros y gatos callejeros. Son un grave problema para nuestros ecosistemas en muchas zonas.
ResponderEliminarTe sorprendería ver hasta dónde llegan a desplazarse muchos gatos semiurbanos, a bastantes km de zonas humanizadas y como el caso del perro que corrió detrás del corzo estos hacen lo propio con roedores y aves.
ResponderEliminarDe todas formas bonita gata y digo gata, porque es tricolor y por cuestiones de genética sólo los gatos tricolores pueden ser hembras.
Un saludo trotamontes.
Uhm! No sabía eso de las gatas tricolor que comenta Ars!
ResponderEliminar¡Oye quiero ser gato! Jajaja, masaje cervical, masaje dorsal...Uhm!
Pues yo he tenido un caso más raro, acompañarme un perro y un gato a la vez. Eso sí, se conocían, pero mira que es raro.
Y por allí anduvimos todos (perro, gato, novio) ida y vuelta a casa. Todos juntitos. Me hacía gracia como el gato (bueno, era gata) aprovechaba cualquier parón para esperarnos en una sombra, era verano. Qué lista era!
Preciosa entrada Javier.
Yo le contestaría a Anónimo con tu permiso que primero hay que educar a las personas (a muchas sí que habría que eliminarlas) para que no dejen sus animales domésticos en la calle pasando penurias.
Bsos Javierpre!
(sin pre)
ResponderEliminar¡Hola Javier!
ResponderEliminar¡No te quejarás! te salen acompañantes por todas partes, en este caso, los cánidos y los felinos que consiguen hacerte aparcar por unos momentos tu gran afición ornitológica.
Los perros tienen algo tan especial, para el ser humano, que hacen que te sientas con ellos muy a gusto.
En cuanto a los gatos, son totalmente diferentes, pero te cautivan y enganchan como no consigue hacerlo ningún otro animal. Son mimosos, gourmets, curiosos, zalameros...
Yo tuve una gata tricolor parecida a ésta de las fotos, se llamaba Crispina y sacrifiqué un viaje a Madrid de Semana Santa, por adueñármela de debajo de un coche, era pequeñita y tuve que ir a descambiar el billete y no fui a Madrid, mira si enganchan. Pero yo estaba ilusionada con la gata.
Es un relato muy bello y el anónimo se ha equivocado de sitio. Un abrazo.
Miazuldemar deacuerdo en que primero hay que educar a las personas pero lo cierto es que con algunas ya es tarde así que no hay otra solución que atajar el problema. La presencia de perros y gatos (animales DOMÉSTICOS) debería limitarse a los hogares, fuera de allí no pintan nada, es más causan graves desequilibrios en muchos ecosistemas.
ResponderEliminarClariana no se quien eres para decir que me he equivocado de sitio, en todo caso eso lo debería decir el propietario del blog. He conocido a muchos animalistas como tu, incluso en las facultades de Biología... que no ven más allá de "¡Que lindo gatito...!"
¡Genial! se nota en tu relato lo mucho que quieres a los animales que hasta eres capaz de reducir tus paseos por comprensión hacia ellos.
ResponderEliminarSoy una enamorada de los gatos, de hecho tengo cuatro en casa recogidos de la calle, así que tu reportaje de hoy me deja con una gran sonrisa en la cara.
Gracias Javier.
- Hola Luis. Te entiendo perfectamente, nada tienen que ver los perros guardianes con los rurales cuya finalidad es la de proteger la propiedad privada, y su actuación social es prácticamente nula.
ResponderEliminarGracias por pasarte.
Saludos.
- Anónimo. Es complicado y largo el debate de tu exposición. “Eliminar”, es una palabra bastante sangrante para la finalidad de unas criaturas cuya existencia es capricho inconsciente del ser humano. Hacer y deshacer al antojo de un somero capricho con un ser vivo, es un acto inhumano.
Acerca de la depredación del búho real sobre el halcón peregrino hubo un estúpido debate hace años. Debido a la natural expansión de esta rapaz nocturna que ocupó sus antiguos territorios, el peregrino comenzó a ser una presa habitual del búho. Aparte de ser presa, era un competidor menos. Se pretendía por ello, limitar la población de búhos reales.
Ahora la expansión de la cabra montesa afecta a los nidos bajos del búho real, utilizados por éstas para tumbarse resguardadas, sobre todo los cabritos, dada su agradable orientación. Así podría seguir con otros tantos datos más ¿Los eliminamos por éso?
- Ars. No creas que me sorprendería el desplazamiento de ciertos gatos, y menos, cuando los he hallado en los restos de egagrópilas de búho real. Pero son contados los ejemplares movidos por una imperiosa necesidad, debido a la alta densidad de competidores en su lugar de origen para buscar alimento. Rara vez abandonan un núcleo urbano donde la alimentación es bastante más fácil y segura que la caza y el riesgo de ser cazado en lugares desconocidos. Tiene que haber carencia de alimento para aventurarse a un riesgo innecesario.
Buena observación. En efecto es un gato (Felis) pero hembra. Y aparte de la triple coloración por los dos cromosomas de la madre y uno del padre, coincidía con los genitales.
Por cierto, la protagonista de la foto fue llevada a un almacén de grano a unos tres km de distancia del pueblo para que cazara los abundantes ratones; al segundo día, ya estaba de nuevo en el pueblo.
Saludos.
- Mamen.
No seas mala. Te puedo recomendar a un masajista económico; que de las leches que mete, no te entran ganas de volver.
Pero qué mala eres; el tercer puesto para el novio…cachis.
De toda la vida conozco a perros y gatos muy arraigados a las zonas urbanas. Ahora seguro que tienen más facilidad para alimentarse que antes. Pero como bien dices, en efecto, habría que educar a ciertos dueños tanto por la causa efecto que provocan éstos en determinados hábitats, como por la poca vergüenza de sus dueños al abandonarlos o mal cuidarlos.
Saludos.
- Clariana: siempre estoy dispuesto a compartir mis ratos con los animales que se presten a ello. De hecho, en mi infancia cuando me iba de paseo hasta no sé donde, mis tíos siempre me recordaron que si me perdía, que era lo más habitual, siguiera al perro. Y el perro, como era lógico, me traía de vuelta a casa, puesto que mi curiosidad no tenía ojos nada más que para explorar.
Sé Clariana de tu pasión por los gatos, y la gente debería ser consciente del nivel sensible de los demás. la prevención debería de ir por delante de la actuación, y más, si ésta última es tan inmisericorde.
Abrazos.
- Anónimo. Dentro de no muchos años no tendrás que preocuparte de los ecosistemas, porque serán más que parques naturales jardines botánicos totalmente artificiales, etcétera. Donde, cómo en el Monasterio de Piedra, se cobrará entrada y será una nueva fuente de riqueza según los políticos ecologistas del momento.
- Abedugu. Los perros y los gatos entre tantos otros animales, no te apuñalan por la espalda como ciertos humanos acamaleonados. Es por ésa razón por la que les tengo tanta admiración. Y sobre todo: la lealtad de un perro no hay humano que la supere.
Saludos.
He ahí. Qué bien hablas Javier. No aplaudo porque no se me oiría.
ResponderEliminarEncantador esse seu relato, Javier. Como deliciosa é a primeira foto que ilustra essa reportagem tão emotiva... não sou nenhuma amante demasiada dos gatos, mas sei que eles se tornam tão amigos do homem quanto os cães. E, também, parecem ser mais independentes. Não sei. Sempre tive cachorros como companheiros. Gatos, só os de duas pernas. :))
ResponderEliminarAmigo, quanto ao desequilíbrio que as espécies passam no ambiente, como a superlotação de algumas delas, há de se levar em conta as perturbações que o próprio humano provoca: poluição atmosférica, poluição dos rios e lagos, poluição dos mares e oceanos, desmatamento de florestas, matas cilliares e mangues, depredação e captura de espécies para comércio, sobrepesca (captura excessiva de peixes, captura de peixes muito jovens e peixes em época reprodutiva), aquecimento global (efeito estufa), redução na camada de ozônio, explosão demográfica etc.
Estes e outros fatores, ligados às atividades humanas causam perturbações nos ecossistemas, que vão desde efeitos imperceptíveis a curto prazo até a total destruição de ecossistemas inteiros, como ocorre com os aterros de manguezais, queimadas, derrames de petróleo, etc. Um aspecto muito importante no que diz respeito aos fatores de desequilíbrio ecológico é que, estando todas as espécies interligadas em um ecossistema e dependendo do ambiente físico para viver, as perturbações ocorridas em uma espécie ou um compartimento ecológico (por exemplo, animais herbívoros), refletirão em toda a cadeia alimentar, causando danos muito maiores, em todo o ecossistema.
UFA! Quisera eu poder continuar...
Te deixo um abraço caloroso e... saiba que tem em mim uma grande admiradora de suas postagens.
Um beijo carinhoso.
- No me gusta Mamen, mezclar el afecto de los animales domésticos con la compleja y delicada situación de la cadena ecológica de los ecosistemas. Cada caso tiene un trato diferente.
ResponderEliminarSaludos.
- Estos gatos Teca, son bastante interesados, ya se sabe. Aun encima que los acaricias por cuyo placer disfrutan bastante más ellos que tú, te sacan hasta la cartera. Quien conoce a estos felinillos ya sabe a que se expone; a la incertidumbre de su voluntad.
Muchos gatos son de nadie y de todos; de todos quienes quieran acogerlos cuando llegan al pueblo a pasar unos días. No hacen nada más que buscarse la vida, algo tan sencillo como sobrevivir; bueno, no tan sencillo si no se cumple con ellos como corresponde a quien los tiene.
Un abrazo.
Javier soy el mismo anónimo todo el rato...
ResponderEliminarAprecio varias incorrecciones en tus argumentos:
''Acerca de la depredación del búho real sobre el halcón peregrino hubo un estúpido debate hace años. Debido a la natural expansión de esta rapaz nocturna que ocupó sus antiguos territorios, el peregrino comenzó a ser una presa habitual del búho. Aparte de ser presa, era un competidor menos. Se pretendía por ello, limitar la población de búhos reales.
Ahora la expansión de la cabra montesa afecta a los nidos bajos del búho real, utilizados por éstas para tumbarse resguardadas, sobre todo los cabritos, dada su agradable orientación. Así podría seguir con otros tantos datos más ¿Los eliminamos por éso?"
No tiene nada ver que un caso con el otro, estas hablando de especies autóctonas (en estos casos no estoy de acuerdo en intervenir salvo excepciones) mientras que perros y gatos son especies impropias de los ecosistemas salvajes españoles, es un caso similar al de las especies exóticas, que también suponen una grave amenaza para la biodiversidad.
'' No creas que me sorprendería el desplazamiento de ciertos gatos, y menos, cuando los he hallado en los restos de egagrópilas de búho real. Pero son contados los ejemplares movidos por una imperiosa necesidad, debido a la alta densidad de competidores en su lugar de origen para buscar alimento. Rara vez abandonan un núcleo urbano donde la alimentación es bastante más fácil y segura que la caza y el riesgo de ser cazado en lugares desconocidos. Tiene que haber carencia de alimento para aventurarse a un riesgo innecesario.""
Totalmente falso, existen poblaciones estables de gatos a muchos kilómetros de cualquier zona habitada. Otro de los problemas que causan es la hibridación con el gato montés, de echo esta es una de sus principales amenazas.
'' Dentro de no muchos años no tendrás que preocuparte de los ecosistemas, porque serán más que parques naturales jardines botánicos totalmente artificiales, etcétera. Donde, cómo en el Monasterio de Piedra, se cobrará entrada y será una nueva fuente de riqueza según los políticos ecologistas del momento.''
Hombre este me parece un comentario bastante banal...
Me pasó algo parecido en una excursioncilla que hice tiempo ha. La diferencia principal es que el gato que nos acompañó desde el pueblo era joven. Menos mal que la excursión fue corta sino creo que para volver a la aldea de salida hubiesemos tenido que llevarlo en brazos. Al volver estaban los dueños buscándolo como locos, recuerdo que eran una familia con niños pequeños. No se imaginaron la aventura por la que había pasado su gato curioso.
ResponderEliminarUn saludo
"no tengo inconveniente alguno en sacrificar la observación de aves a cambio de pasear con un gran compañero"
ResponderEliminarQué frase tan hermosa, Javier...
(con tanta gente insensible ... me has hecho el día)
Y, te digo, que el relato es impecable, lo he leído dos veces y lo disfruté enormemente.
Gracias!
Un abrazo.
Javier,
ResponderEliminarMe encanta tu postura hacia los animales y creo que eres un experto ornitólogo, ignoro si tienes la carrera de Biología o alguna otra relacionada con la Naturaleza y los animales, pero en todo caso, a tí no te haría falta. Otros por mucho que las tengan o las estén estudiando, carecen de una mínima sensibilidad hacia los animales. Y no hablo por nadie en concreto, sino la impresión que tengo. Un abrazo.
- Anónimo: en primer lugar entiendo tu preocupación por mantener intacta y pura la población faunística de nuestra península. Pero a éstas alturas con unas leyes basadas en le mercado de compra y venta de animales y una regulación cochambrosa, me parece bastante complicado. Y, no quiero ser pesimista, sino realista: a las pruebas actuales me remito.
ResponderEliminarComo aprecio en tu comentario, estás comprometido con esa causa, sin embargo yo, comparto la misma que tú, y además, la del resto de animales “proscritos”; como ves, me muevo en dos frentes enfrentados.
---Dices. No tiene nada ver un caso con el otro, estas hablando de especies autóctonas (en estos casos no estoy de acuerdo en intervenir salvo excepciones)
En el caso que comentas me refiero (aunque son distintos casos) sobre las especies autóctonas; al temor que me causa la manía persecutoria del hombre hacia los animales que considera dañinos o de población excesiva, y como es habitual en él, la de aplicar la misma medicación reguladora tanto para unos como para otros. Por eso no me gusta el empleo de la palabra eliminar; prefiero prevenir, y se puede; haciendo cumplir las leyes.
La gineta, la rata de alcantarilla etcétera, fueron especies introducidas en España, y la verdad, se han hecho un hueco importante en su nuevo hábitat (sobre todo la rata).
---Sobre las poblaciones estables de los gatos y la amenaza a la biodiversidad: la biodiversidad consiste en la diversidad de especies. Partiendo de una misma especie, muchas de éstas, han sufrido cambios debido a la colonización de entornos distintos en su expansión, donde evolucionaron de modo diferente durante un largo proceso de tiempo; estas divisiones, originaron nuevas especies. Las especies evolucionan, y nosotros no lo impediremos, aunque pretendamos eliminar a perros, gatos y especies alóctonas. La naturaleza se transforma pacientemente, y con la colaboración meteórica de la especie humana lo hace de manera vertiginosa: ése es el verdadero peligro.
Existen gatos domésticos asilvestrados que se cruzan con el gato montés dado que son de la misma especie(los híbridos son el fruto de dos especies diferentes), pero no tantos como dices. Todos los gatos, aunque sean monteses, siguen teniendo los mismos depredadores a sus espaldas. La gineta no es una plaga porque tuvo que soportar la misma presión depredadora que los gatos asilvestrados en la actualidad. El gato doméstico es más vulnerable a los ataques de sus enemigos que el montés, más curtido en esas batallas. Le ocurre lo mismo a las palomas domésticas: de ellas, dan buena cuenta los peregrinos, azores, águilas reales, búhos reales, perdiceras etcétera; la paloma bravía está mejor adaptada ante sus enemigos para evitarlos, aunque también sufre esos cruces.
---Por último, sobre la banalidad de mi exposición: decirte que, no soy quien para oscurecer tus esperanzas de futuro con un comentario tan destructivo. Pero he de decirte que nos cuesta más a nosotros limpiar el campo de suciedad, no destruir, no exterminar, etcétera, que a la gente indiferente; ensuciar, destruir y exterminar.
Y para finalizar: reconozco el problema de estas invasiones o como se las quiera llamar, pero no tengo ni idea ni deseo de contribuir a la eliminación de ningún ejemplar, tanto si es vegetal, como animal, tanto si es autóctono demasiado abundante o alóctono. Espero que lo entiendas.
- Hola Pedro. Bienvenido a este paisaje.
ResponderEliminarEl gato que protagoniza la entrada, sinceramente, de montero tiene poco. Seguramente lo hayáis advertido por su pulcro pelaje. Es un elemento como yo, que sale del embrollo urbano para curiosear o disfrutar de un paseo y, si es con acompañamiento, mejor.
El paseo en tu caso, Pedro, tiene doble gratificación; por un lado, la emoción del acompañamiento causada por un aventurero precoz, y por otro, la mirada agradecida de unos dueños que hubieran palidecido al ver las caras derrotadas de sus hijos si no lo hubieran vuelto a ver.
Me entusiasma tu aventura y el desenlace feliz.
Saludos.
- Mabel: agradecido por tus palabras. Estas y tantas historias son las que me llevaré en el recuerdo, que me anima a seguir vivo y con ganas de continuar. Para mí, es lo que hay. Que no es poco.
Abrazos.
- Clariana: no soy un experto ornitólogo, tampoco lo persigo. Me interesa pasar todos los días que me sea posible en el campo, y observarlo detenidamente a mi modo personal. Tampoco soy biólogo. Tenía tanta prisa en trabajar para comprarme material óptico y demás utensilios que, preferí trabajar a esperar los largos años de carrera. Por fortuna hay grandes biólogos, a los que no tengo ningún inconveniente en ayudar en lo que sea necesario dentro de mis posibilidades.
Ya me tocó en mis años de infancia matar animales de corral, aunque fue por necesidad, por lo tanto, no lo haré nunca por diversión ni por otras causas.
Abrazos.
En efecto hay que saber aprovechar las ocasiones únicas, y cada una es única: un momento que escapa es un momento que no vuelve. Habrá otros, quizá incluso mejores, pero nunca iguales. Así que qué puede importar salir a por pájaros y volver con gatos debajo del brazo. Si en el fondo, en el fondo, consiste todo en lo que queda dentro.
ResponderEliminarEspero que os volváis a encontrar un día.
Hola Salomé: estamos de acuerdo. Las salidas al campo tienen finales inimaginables. Muchas veces, perdemos la esencia de la jornada pensando en lo que quieres ver, mientras te olvidas lo que estás viendo.
ResponderEliminarTen por seguro que nos encontraremos; como con otros gatos del pueblo (no hay muchos) que aguardan a sus clientes para darles una atención especial (peloteo), a cambio de comida. El hambre tiene esas cosas.
Saludos.
Bueno, bueno, Javier...¡Cómo está esto de gente!
ResponderEliminarHe tenido varios encuentros perrunos por el campo y siempre me ha llamado la atención esa capacidad para asociarse confiadamente a un desconocido...o tal vez no tanto, quizá huelan de qué material está hecho cada uno.
Los gatos (a los que siempre he admirado) son más cautelosos, aunque una vez acortada la distancia lo que les pierde es el masajeo ese de las cervicales. Conozco una técnica que los deja grogui...
Saludos, que se acercan más comentaristas a acompañarte en el paseo...
A mi, Javier, hay un encuentro que me dejó helado. Después de ser consciente del enorme sacrificio y entrega que el perro tiene hacia el hombre, se me vino la moral al suelo ante una de las observaciones más espeluznantes. Hace unos años, vi a un galgo cojeando, de cuya pata trasera alzada soportaba un cepo cerrado. Traté de llamarlo, pero, es obvio, el perro ya tenía bastante con una bastarda jugada para no arriesgar su vida con otro posible error. Aun que corrí tras él sobre un campo arado, no hubo manera de alcanzarlo, ni de convencerlo. Me quedó una sensación extraña y muy desagradable ¿de qué estamos hechos?
ResponderEliminarSaludos Javier
Sí que es una compañía sorprendente, ja,ja.
ResponderEliminarQué buena compañía tuviste!
ResponderEliminarHe estado un buen rato leyendo los comentarios...me gusta tu postura ante este tema.No sé si sabeis que ha salido un nuevo decreto en el que se autoriza exterminar perros y gatos asilvestrados (entre otras especies invasoras...muy triste...a mi me preocupan los animales, la biodiversidad...pero porqué no buscamos otras formas más éticas para controlar a estos pobres animales que no tienen culpa de nada?
Por cierto si te vuelves a encontrar un galgo malherido no corras tras él...ofrécele algo de comida sin decir nada, sin acercarte y sin mirarle a los ojos, con un poco de suerte igual confía en tí y se deja ayudar.
Un abrazo
Y…además de alegre, muy agradecida. Espero verle más días por el pueblo.
ResponderEliminarSaludos.
Javier tu relato es muy vívido y ameno, me ha encantado... a todos los que gustamos de "adentrarnos" en la naturaleza y observarla en su quehacer sin interrupciones, ocasionalmente se nos "cuelan" personajes tan simpáticos y queribles como la protagonista de tu historia... que al final pasan a ser el centro de la jornada....
ResponderEliminarPermíteme por favor hacer un comentario a Anónimo..todos estamos conscientes de la realidad que has expuesto, pero eso de "eliminar" como solución, es algo obsoleto, sin eficacia y antiético.
La clave es aunar voluntades entre la comunidad, Gobierno y ONG's a programas en que su eje central sea la esterilización, apoyada fuertemente por campañas de adopción, educación, difusión y una legislación eficiente y continua, esto debe generarse a nivel de distritos o zonas, lo que se debería propagar para que sea efectivo....la educación de los niños en este tema es vital. El problema de perros y gatos en ecosistemas es la punta del iceberg, y Anónimo creo que lo sabes, el problema hay que atacarlo desde la base, lo que falta es voluntad política y responsabilidad ciudadana
Gran blog Javier !!!. Felicidades
Gracias Vivi por pasarte. Por cierto, este fin de semana de nuevo me acompaño el mismo gato al que se unió otro que días anteriores no pasaba del hormigón del final de la calle. Éstos son urbanos al cien por cien, y en la calle tienen sus establecimientos de restauración. Cuando voy al pueblo, suelo tener tres comensales fijos. Lo que te cuento…, de calle.
ResponderEliminarLa observación que expones es muy cierta; la punta del iceberg. El ser humano no tiene ni conocimiento, ni capacidad de organizar ni proteger la biodiversidad del planeta. En éste aspecto es un auténtico inepto. La cifra de destrucción del planeta supera ampliamente a la de su protección.
Saludos.