sábado, 7 de noviembre de 2009

Mirando a los alimoches



1- Pareja de alimoches en marzo de 2008 posados en lo alto de un cortado calizo. Hay otra pareja visible desde aquí, pero su posadero habitual, es una cresta
rocosa bastante más alejada y, compartida con buitres leonados.



2- Preparar el telescopio para sacar esta oportuna foto mediante el digiscoping, resultó de lo más complicado, no sólo por el montaje del equipo, sino, por la pésima capacidad de enfoque durante una creciente sesión de nervios.

El presente año (2009), uno de los dos ejemplares ha faltado a la cita. No se me ocurre otro incidente que, el de su posible muerte; con lo cual, desgraciadamente, ya contamos con un ejemplar menos.


La excursión para la creación de este post, fue fácil y de escaso riesgo. El desgaste físico, apenas hizo mella en mis piernas.

El viaje, comienza desde la cocina de la casa del pueblo, por supuesto, provisto del necesario avituallamiento: una cerveza y algo para picar. Continúa, con el ascenso hasta el antiguo granero situado en la zona más alta y seca de la casa. Una vez allí, saliendo a la galería, se monta el telescopio, y se espera todo el tiempo que haga falta la llegada de cualquier especie de interés, que son todas.


Bromas aparte, a pesar de este enorme privilegio por tan agraciada vista al cañón del río Mesa, quiero recalcar el crudo problema del declive poblacional del alimoche, cuyo número, disminuye a consecuencia, sobre todo, de los venenos colocados por gente miserable en lugares como los cotos, donde se pretenden eliminar indiscriminadamente a otras especies no gratas en sus feudos cinegéticos.

En España, tenemos las dos terceras partes de la población de alimoches de toda Europa, con una estimación poblacional de unas 1400 parejas. Aunque la población permanece estable, existe una ligera tendencia regresiva, a causa de los citados venenos.

Estas aves, evolutivamente, están a medio camino entre las rapaces y los buitres. Los alimoches, conservan todavía una estructura morfológica como cazadores de pequeñas presas; y otra, la faz desnuda; como carroñeros.


Aunque su capacidad velera es inferior a la de los buitres leonados, su escasa dependencia de las corrientes térmicas le hacen más madrugador y, por lo tanto, un campeador muy minucioso de su territorio. Normalmente descubre junto a los cóvidos, los grandes cadáveres del ganado, picoteando primero todas las cavidades blandas. Han de esperar la llegada de los buitres, para poder aprovechar pequeños fragmentos esparcidos durante las peleas, aparte, de los adheridos a las carcasas.

Además de muladares, granjas y vertederos, prospectan carreteras secundarias por su baja afluencia de tráfico, en busca de animales atropellados. También, se alimentan de excrementos de ganado, tal vez, buscando insectos.

La visita a los puntos habituales donde se depositan los animales muertos o, desechos alimenticios, son los lugares preferidos por los alimoches, que favorecen el ahorro energético en sus desplazamientos, ante la seguridad por el depósito alimentario que éstos ofrecen.




3- Alimoche escudriñando en derredor del nido de un pollo de buitre leonado de unos 70 días de edad. En principio, pensé que se trataba de una acción de molestia al pollo para hacerle regurgitar su contenido estomacal. Pero en posteriores observaciones, veo que el contacto del alimoche con el buitre no llega a producirse.

Lo que si es cierto, la irascibilidad con la que el pollo del leonado recibe la presencia del alimoche, ajeno éste a sus malas intenciones. Las dos fotos, revelan la acción tras varios minutos de encuentro.




4- Efectivamente, el joven y emplumado buitre leonado, observa perplejo como yo; no dando crédito al fruto misterioso conseguido durante el campeo del alimoche. Los aumentos del telescopio no dan para más, y no consigo distinguir lo que pinza y come con el pico: insectos necrófagos atraídos por los deshechos, parásitos, egagrópilas reciclables, o algún tipo de mineral integrado en las heces de los buitres. No lo sé, pero me tiene muy intrigado.



5- El emplumado joven buitre leonado que, se halla a la derecha del alimoche al que terminó expulsando; cuando tenía unos cincuenta días, fue visitado como es habitual, también por los cuervos. Sólo que, el mencionado día, había fila. Mientras el cuervo giraba alrededor del pollo, este último, le amenazaba con el pico, y el córvido insistía mareándolo hasta hacerle regurgitar, por lo visto, poca cosa. La grajilla, por orden jerárquico, esperaba su turno. Retirado el cuervo, entraba en acción este córvido menor, pero, sinceramente, más cruel. Picotazos en el dorso; justo en el radio muerto de acción del indefenso pollo, le hacían retorcerse en todos los sentidos, pero claro, a veces la digestión ha consumido el alimento o, el poco que quedaba, se lo ha agenciado el anterior extorsionador.

Asimismo el quebrantahuesos, como comenta David Gómez Samitier en su libro “Pájaro de Barro”, provoca a un adulto de buitre leonado hasta conseguir su vómito; que después, consume placenteramente.

Es increíble, lo que puede llegarse a ver en un ejercicio de observación desde un punto tan privilegiado como éste.


8 comentarios:

  1. Ay, qué envidia (sana) que me das. Muy buena e interesante la observación de los alimoches y sus incursiones en el "territorio comanche" del leonado.

    Es cierto que nuestro querido "buitre sabio" está en recesión, como tantas especies, por la intromisión del ser humano en su entorno, la alteración de sus hábitats y, por supuesto, por el uso indiscriminado del prohibido veneno. Sin embargo, es posible verle aún con cierta frecuencia, y su visión es siempre enriquecedora.

    Me han encantado las fotografías de ese concierto amoroso, aunque me apena que uno de los miembros no acudiera el siguiente año. El veneno, los atropellos (me aterra lo del carroñeo en las carreteras, son muchas las especies que encuentro haciéndolo, con el consiguiente riesgo para sus ejemplares) o el fallecimiento cerca de torretas de alta tensión o por las aspas de los aerogeneradores son algunos de los peligros que deben sortear estas especies a diario.

    He de confesar que me encantan los córvidos (muy especialmente las grajillas, cuyas voces en el cielo son por aquí tan significativas de la llegada del otoño), aunque el concurso que llevan aquí para repartirse el alimento del pobre pollo de buitre dice poco de su gentileza. :)

    Un lugar para la observación realmente provechoso, sin duda.

    Un saludo.

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  2. La terrible zarpa del ser humano vuelve a estar detrás de esta recesión de nuestras rapaces.
    Como me has hecho disfrutar, bufff, como si estuviera allí. Fantástico reportaje, trepidante y lleno de energía.
    Un fuerte abrazo
    Miguel Nonay
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    www.asaltodemata.com

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  3. Muy interesante esta entrada, en un momento comportamientos interrelacionados de varias carroñeras y oportunistas.
    Malas fechas para tan beneficiosos animales, fruto de la ignorancia.
    Estos días de viento estoy viendo buitres donde no es corriente que estén y volando realmente forzados.

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  4. Hola. Muy buenas fotos has conseguido pillas de los alimoches. Es un ave que todavia no he conseguido pillar fotograficamente, como desearia.

    Saludos

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  5. Eres un privilegiado por tener esas vistas. Yo me pasaría la vida con los prismáticos escudriñando. No tenía ni idea de esa competencia por la comida hasta el punto de provocar el vómito al otro.

    Me gustan los alimoches, me han acompañado en muchas de mis salidas y me da tristeza saber que su población está en declive. No me gustaría dejar nunca de verlos surcar el cielo. Ojalá quien tiene que poner remedio lo haga y no sea demasiado tarde.

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  6. Qué tal trotalomas. No te preocupes que, si visitas el Monasterio de Piedra, algún día que te dé por ahí; mi pueblo Calmarza (Zaragoza), queda muy cerca. Podrás flipar un rato.

    He querido centrarme más en el problema del veneno, por esa capacidad de prospección del alimoche tan exhaustiva sobre todo tipo de terrenos, y por cuya causa, padecen tantas bajas.
    Como tú indicas, también están afectados muchos individuos por los parques eólicos, carreteras y torretas de baja tensión; que son las que tienen los cables más cercanos al poste, y muchas todavía, no han sido rectificadas.
    Está claro que compartimos la misma afición y encandilamiento por los córvidos. Personalmente, tengo debilidad por la chova piquirroja, aunque observo con atención a todos. Por cierto, referente al comentario de la grajilla; cuando un macho de águila real se acicalaba el plumaje en un cortado de arenisca, una pareja de estos córvidos, le picaban en la espalda, turnándose. El águila real, aguantaba pasiva.
    Estas grajillas con esos ojos claros azul-grisáceos, poseen una mirada muy incisiva, ¡Vamos, de locas!
    Saludos.



    Hola Miguel.
    Supongo, por tu gran capacidad de recorrer el mundo, ya habrás pasado por estos lugares de la comarca de Calatayud.
    Gracias por tu presencia.
    Saludos.



    Me sorprenden Jesús, estas visitas a los nidos de buitres, a no ser, que busquen algo exclusivo que sólo se dé en los alrededores de los nidos de estos grandes carroñeros, siendo que tienen el muladar muy cerca del cortado, a unos tres kilómetros, y es aprovisionado creo, cada jueves. Realmente, no sé que buscan con tanta dedicación.
    Saludos.



    Gracias David. Seguro que con tu perseverancia consigues unas fotos del mejor profesional. Ya verás como no tardarás en pillarlos con tu cámara o, igual caen antes los quebrantahuesos.
    Saludos.



    Hola Mamen. Bueno, a ti ya te ofrecí la oferta y sabiendo donde queda este lugar, no tienes perdón. Que te voy a decir…, me paso horas y horas mirando a los buitres, alimoches, peregrinos, calzadas, águilas reales(las veo con menos frecuencia), vencejos reales, chovas, cuervos, etc.
    Me imagino que te refieres al comentario del parasitismo del quebrantahuesos a los buitres: hostigándoles hasta hacerles regurgitar el alimento ingerido; porque además, son capaces en vuelo, de hacerle soltar al águila real, la presa portada en las garras mediante aletazos desestabilizadores. Su gran velocidad y maniobrabilidad, le harán alcanzar la presa, mientras la rapaz cazadora reacciona del aturdimiento por la sorpresa.
    Saludos.

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  7. Enhorabuena por este magnífico trabajo, saludos

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  8. Interesante la relación que nos muestras entre alimoches, buitres y córvidos. Desde luego, la naturaleza no deja de sorprendernos.
    Bueno, y lo del puesto de observación, todo un lujazo. Un saludo

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