jueves, 2 de mayo de 2013

ALGUNOS PÁJAROS DE EL VATICANO




Son los pájaros más cercanos a Dios, y también, los que acompañan durante el trayecto silencioso del profundo pasillo hasta la grandiosa Capilla Sixtina al futuro Papa.
Reconozco que dicha “Capilla” es una obra monumental del genial Michelangelo Buonarroti, aunque después de la gran impresión que me causó dicha obra considerada como su mayor logro en pintura, no lo fue menos descubrir por sorpresa en el pasillo de salida, esta peculiar colección de óleos de aves (de inferior calidad, por supuesto) pintados en las puertas de una larga fila de armarios. Me gustó naturalmente, -no podía ser de otra manera debido al lugar presente de su distribución-, contemplar todos los ejemplares expuestos por ser muy conocidos. 


Martín pescador (Alcedo atthis)


  
Treparriscos (Tichodroma muraria)


Macho de gorrión común (Passer domesticus) hostigado por un jilguero (Carduelis carduelis)

Alcaudón común (Lanius senator) sobre avión roquero
 
Pero, dejando al margen la interesante exposición de aves, hay dos secuencias protagonizadas por el alcaudón común que llamaron toda mi atención. Son dos escenas de caza programada gracias al arte de la cetrería. En la caprichosa corte francesa, cuna de las costumbres más refinadas, el rey y su séquito ejercitaban sus habilidades cetreras con alcaudones amaestrados, a los que lanzaban contra los gorriones del jardín o, en el interior de grandes salas donde soltaban víctimas propicias o disponibles para ser capturadas violentamente por alcaudones reales o por alcaudones comunes. Cuando el lance se desarrollaba en interiores se denominaba “Cetrería de salón”; los asistentes se deleitaban con  la destreza del cetrero y la saña del alcaudón.


Alcaudón común (Lanius senator) acosando a un avión común (Delichon urbica)

Estas aves tienen la costumbre de pinchar sus presas en todo tipo de espinos o elementos punzantes apropiados que utilizan como despensas. No sólo las hacen en época de cría, sino a lo largo de todo el año.
Los cetreros en esta modalidad de caza con alcaudón coinciden en afirmar que estas aves “siempre tienen hambre” y parece que su voracidad es una norma instintiva cuya finalidad es complementar sus despensas para guardar alimento en caso de carencia. Dicen además, que hacen gala de una agresividad impresionante, yendo a la presa directamente con el pico, utilizando las patas para apoyarse y equilibrarse, nunca en las capturas.


Estornino pinto (Sturnus vulgaris)
 

Abejaruco común (Merops apiaster)


Abubilla (Upupa epops)
 

Hembra de pito real (Picus viridis)


Avión común (Delichón urbica) grupo en vuelo
 

Codornices (Coturnix coturnix)
 

Abejaruco papirrojo (Merops supercillosus) y abejaruco común.



Trepador azul (Sitta europaea)
 


Estornino rosado (Sturnus roseus)



 Vuela pero no es un ave: gran pavón (Saturnia pyri)


sábado, 27 de abril de 2013

Martina



Es uno de los pájaros más fotografiados pero, en este caso, no es mi intención la simple exposición de estas imágenes. Quiero contaros que tuve la grata oportunidad de observar los primeros picotazos de la obra de este pájaro excavador de galerías. El año anterior, esta parte del río Ebro fue reforzada con enormes bloques de roca caliza; éste año, los bloques estaban en el fondo del río y el talud desmoronado. La deforestación de las orillas da lugar a estos problemas de erosión, no hay nada mejor que las raíces de fresnos, álamos etc. para retener la tierra de sus márgenes. El caso es, que diversas riadas provocadas por abundantes lluvias, resquebrajaron más el talud y seccionaron el nido de la pareja de martines dando al traste con su laborioso trabajo. Reiniciaron la construcción y, estas imágenes corroboran su éxito al lograr una nueva vivienda donde traer al mundo a sus pequeños. He preferido en este caso, centrarme en la atareada madre que vigila su nido desde posaderos adyacentes. De este modo, disfruto observando detenidamente sus miradas atentas y sus repentinos cambios de ánimo provocados por la aparición de transeúntes circulando por el camino situado sobre el nido, también, de algún milano negro que aparece súbitamente sobre la línea superior del talud.
 
 
Cuántas toneladas de escombros se habrán basculado en las riberas a lo largo del río Ebro para elevar motas con que proteger de inundaciones los terrenos de cultivo. No me extrañaría que todos esos vertidos año tras año, sean también, los causantes de colmatar en gran parte el fondo del cauce. 
De los estratos del pequeño talud frente al río Ebro donde anidan estas aves, sobresalen restos de sacos de escombros, ladrillos, tubos de plástico, cables, etc. No hay nada más que ver donde se posa  el martín pescador; son conglomerados de hormigón provenientes de construcciones derribadas. Luego hablan de limpiar el río… 
 
 

En todas las imágenes prácticamente, la hembra de martín pescador no deja de controlar ni un momento la ubicación de su nido. Justamente arriba, hay trazado un camino de paso de ciclistas y paseantes, afortunadamente, no muy transitado.
La aparición repentina de un milano negro activa la musculación de la hembra de martín pescador que pega sus plumas al cuerpo dispuesta a emprender el vuelo. Sustos como el de la imagen se suceden repetidamente a diario.

A continuación, una serie de fotos desde la lejanía, donde el martín pescador se acicala protegido en su atalaya de seguridad sobre la rama de un álamo junto al río.

Cuando algo le inquieta, adopta esta curiosa postura.


 

 

 

lunes, 22 de abril de 2013

Bienvenido, papamoscas cerrojillo

Van llegando poco a poco, en primer lugar, los machos de estas aves trajeadas con su elegante librea blanquinegra para seducir a sus futuras parejas. Han pasado el invierno en África subsahariana y los machos se adelantan una semana a las hembras en su retorno a la Península Ibérica. Retornan a partir de la segunda quincena de abril, cuyo paso se incrementa en el mes de mayo; existen también avanzadillas a finales de marzo.
 
Buscan, sobre todo, los huecos en árboles corpulentos para anidar, inspeccionando a fondo cada uno de ellos para comprobar que estén libres de parásitos. Las cajas anidaderas son un importante apoyo de cría para los papamoscas cerrojillos (Ficedula hypoleuca). Se debe atender correctamente su mantenimiento anualmente para presentar la limpieza y consistencia adecuadas para futuros moradores.
 
Estos días, sus inconfundibles y vistosos vuelos de caza de rama en rama, o esos bruscos retornos a sus habituales posaderos, inundarán nuestros campos. Serán el azote implacable de todo tipo de insectos voladores adecuados a sus posibilidades alimenticias y, también, por otro lado, capturarán todo tipo de larvas defoliadoras, hormigas y pequeños arácnidos.
 
Por último y, por desgracia, antes de su migración posnupcial que va entre mediados de agosto y octubre, cuyo punto álgido es septiembre, los papamoscas y otros insectívoros serán esperados por inmisericordes comedores de pajaritos fritos. Utilizarán los cepos trampa, estimulando  con la conocida hormiga de ala como cebo el hambre y la necesidad urgente de estos pájaros por nutrirse contrarreloj y acumular tejido adiposo con que afrontar de nuevo un largo y complicado viaje migratorio de regreso a sus cuarteles de invierno en África. Esta práctica está prohibida en este país pero, en este país, las medidas medioambientales no van con cierto tipo de gente; la ignorancia es así.
 

 

 
Lavandera blanca (Motacilla alba) escrutando atentamente los rincones del talud ribereño donde captura, realizando complicadas escaladas, los insectos que lo habitan.
Grupo de golondrinas (Hirundo rustica) reposando a orillas del Ebro. La cantidad de aves insectívoras que viven de este caudaloso río es innumerable.

lunes, 18 de marzo de 2013

Dos tardes con una hembra y un macho de búho real, indistintamente

Hembra de búho real (Bubo bubo)

Cañón del río Mesa (Guadalajara) 7- Diciembre- 2012

El cielo está muy nuboso y el viento es muy frío. A las 16´40 horas tomo posición al lado de una gran roca desprendida en la costera por la que sube el pastor con su  ganado ovino. Plagio la voz del búho real y me contesta el macho a lo lejos pasados quince minutos, no parece estar alarmado, sospecha o simplemente elude el enfrentamiento. Su ulular se oye muy lejano, por ello, trataré de situarme en un lugar más elevado para proseguir. Escucho a la hembra ulular dos veces con su dulce y aguda voz. Cambio de nuevo al lugar definitivo, el frío es notable y, afortunadamente, voy bien abrigado. A las 17´55 horas la luz es deficiente y la hembra se posa a unos 50 m. de mi posición, no haciéndolo en ninguno de los tres salientes donde la luz impacta mejor, sino en uno interior en el que apenas hay visibilidad, eso sí, muy resguardada del viento frío que azota el mediterráneo paraje  de encinas y rocas
He disparado varias fotografías a 3200 ISO y a 60 de velocidad, la iluminación escasa no da para más, las fotos son pésimas. Una visible mancha blanca es lo que más resalta al posarse la rapaz simultáneamente y defecar sobre la roca. Mira atenta al frente, como esperando de nuevo otra señal de acercamiento, pero no contesto, cojo la cámara y disparo, el estridente sonido del obturador alerta al búho real que seguidamente mira hacia mi ubicación. Sin alarmarse demasiado (me ve como algo raro), vuelve de nuevo la vista al frente y sigue escuchando a su pareja con la que se reúne seguidamente ¿Por qué acude a una llamada que no es la de su pareja?

Sabemos por otros autores que las parejas de búho real permanecen cohesionadas todo el año y, cuando comienza el celo basta con la llamada muy audible del macho a la hembra, que no está lejos, para emprender el ciclo reproductor. No sabía y he podido comprobar, que les hace falta mantener la voz de contacto mediante reclamos o ululares para encontrarse, y no cesarán hasta que lo hagan, puesto que la acústica de los barrancos distorsiona mucho la procedencia de las voces. Sí, aunque parezca extraño, necesitan su tiempo para enfocar el sonido, sobre todo, cuando están a determinada distancia el uno del otro entre tanto eco.

 Advierte el sonido de la cámara y se gira hacia mí.


No huye, más bien pierde interés y, de nuevo, atiende al macho con el que se reúne poco después.

Cañón del río Mesa (Zaragoza) 3- Marzo- 2013

Son las 17´00 horas y estoy ubicado en el lugar que he escogido para conectar con el búho real si éste se presenta. El 6 de Enero a las 13´00 horas desde la misma arista del espolón calizo donde me he instalado hoy, intenté probar suerte pero, el búho no acudió. En este caso, a los cinco minutos de imitar su voz aparece contestando con energía mientras se acerca rápidamente a mi encuentro. Le contesto para que me localice, sin embargo, cuando lo hace, calla su voz y me mira fijamente. Sé que sospecha algo y, para dejar constancia de su presencia, si prisas pero con decisión levanto la cámara y disparo. Como estaba previsto, el búho, receloso, emprende el vuelo y se aleja. Al posarse en el escarpe, tras cruzar el barranco, ya no consigo localizarlo durante el resto del tiempo; el ulular retumba entre las paredes sin procedencia cierta.

He escuchado el reclamo áspero y corto de la hembra, que es el utilizado para conectar con el macho durante las ofrendas nupciales que éste le hace o, simplemente, para reunirse. También emite dos ululares (esta voz no es muy habitual en las hembras). Está muy cerca y por lo escuchado (no llego a verla) todavía no ha iniciado la puesta. Habitualmente, dependiendo de la meteorología, las parejas de búho real que habitan el cañón rocoso del río Mesa suelen iniciar la incubación entre la última semana de Febrero y la primera de Marzo.
 Macho de búho real (Bubo bubo)






Es la esencia pura de lo que más me satisface; interactuar con búhos en libertad. Sé que el macho de búho real no está allí por casualidad, ni por aguardarlo a escondidas mientras visita su posadero, ni visto de modo fortuito, no; el macho de búho real está allí de modo natural, por que lo he desafiado con mi voz plagiada y, es él, quién libremente, aunque sea por engaño, acude a mi encuentro. Es difícil rebuscar entre la riqueza lingüística de la RAE y hallar esas palabras clave que definan el hecho para explicarlo con la elocuencia real del momento vivido; vamos, por no decir imposible. Quizá habría que preguntar a otras personas qué es lo que sienten imitando a otras aves, e incluso, a quien se atreve con la voz del lobo recibiendo con escalofrío el aullido auténtico como respuesta del cánido salvaje. ¿Cuesta creerlo, verdad?...

miércoles, 13 de marzo de 2013

Y...el búho real, acudió de nuevo



  
Búho real delimita su territorio
Cañón del río Mesa 13- Junio- 2009

Hoy me he levantado con ganas de recorrer el barranco donde cría el búho real. A pesar de salir temprano el calor ya se hace patente y, a las 6´30 h. apenas se nota ya el frescor matinal. El trabajo para hoy es la búsqueda del nido y poder examinar su contenido, nada mejor que estas fechas para ello, puesto que los pollos ya lo han abandonado y la idea es saber si ha criado por la zona localizada. 
Desde el posadero de “La Peana” dentro de una llamativa oquedad, comienzo a registrar toda la base rocosa de los cortados. Cuando alcanzo el espolón que separa ambas caras del mismo farallón, despegan ahuyentados dos volantones de búho real. Su vuelo, todavía deficiente, no les da más que para despegar de la ladera y aterrizar en la base de una sabina negra y del cortado a unos cincuenta metros más adelante. No he querido continuar y abandono el lugar. 
Para calmar a los jóvenes, no se me ha ocurrido otra cosa que imitar el ulular del adulto. Pasados tres tonos, el macho me contesta -¡Vaya! y parece muy molesto por mi intrusión incluso a plena luz del día- evidentemente, no era esta mi intención. Sobrevuela la zona alta del cortado amenazándome con su presencia y su voz. Lo observo con detenimiento en la estampa defensora de su feudo a la vez que su mechón gutural brilla incluso en horas de mucha luz. Es bravo, valiente y entregado a su complicada labor de salvaguardar su extensión territorial. A pesar de caminar en silencio, la rapaz sigue contestando durante media hora más.
 
 

El ardor territorial demostrado por los búhos reales más irascibles no tiene horario.

Cañón del río Mesa  24- Junio- 2012
Tres años después necesito comprobar, aprovechando el buen día de sol, la continuidad del gran búho en el mismo paraje. A las 9´28 h. imito como tantas veces la voz de nuestra mayor estrigiforme desde el sendero, y acude rauda sobrevolando el cañón de un paredón a otro. Apenas se posa y es incordiada por otras aves. 
A las 10´30 h. transito por la zona superior del cañón hasta alcanzar el punto desde donde fotografié hace unos años a la hembra de búho real encamada en una repisa. Aquel año depredó a una hembra de águila calzada en el nido cuando protegía a su pollo de pocos días de edad. De nuevo repito el ulular y poco tarda en contestar. Continúo plagiando su voz y lo escucho cada vez más cerca. El calor se deja notar y descanso apoyado sobre un gran escalón rocoso dejando la cámara a mi derecha. Insisto…y, aparece como una exhalación ascendiendo súbitamente hasta posarse a cinco metros de mi persona sobre el canto del roquedo. La respiración se me corta y el corazón se acelera. El búho real se ha posado y mira hacia atrás, simultáneamente trato de coger la cámara temblando inevitablemente, ese gesto lo advierte la rapaz girando de inmediato la cabeza hacia mí, y sus ojos inmensos me deslumbran con su fuego anaranjado -no doy con el botón, no logro el enfoque, no doy una-. 
Todo transcurre tan deprisa que lo único que consigo es lo que podéis apreciar en ambas fotos. Es lo que tiene no ser previsor.
Hacía muchos años que no tenía al búho real posado tan cerca. En su huida, es acosado por una hembra de halcón peregrino, seguramente, la misma que atacó a uno de sus pollos hace un par de años. El halcón peregrino es, tal vez, la rapaz que con más inquina ataca al gran búho.

La mayoría de las ocasiones que distintos ejemplares de esta gran rapaz de la noche me escucharon imitar su canto por segunda vez, parecieron reconocer el engaño y, aunque podían saberlo, su instinto territorial les obligaba a contestar pero, a buen recaudo.

Cañón del río Mesa 12- 7- 2012

Son las 7´30 horas y me ubico casi en el mismo lugar que la última vez desde donde imité la voz del búho real. Esta vez, hago uso de la red de camuflaje extendida sobre mí y la roca que queda a mis espaldas. Nada más imitarlo recibo contestación, todo es muy rápido, tan rápido que aparece sin apenas darme tiempo a situar el enfoque de la cámara a su imagen. Lo esperaba sobre la misma roca frontal de la última vez pero, ahora, lo hace sobre una del lado derecho y, el movimiento, aunque leve del objetivo, lo alerta y se va. 
A partir de esta secuencia, sé que todo por hoy ha terminado. Le contesto con unos tonos más, pero desisto para que se recoja. El acalorado macho sigue mis intenciones guardando mucha distancia, no deja de contestarme y tampoco se acerca. Finalmente se oculta en el hueco de una fisura sobre rocas desprendidas. Desde lo alto, casi en la cima destella su blanco mechón encendido, palpitando cada vez que ulula sin descanso. Como tantas veces, la rapaz suele tardar unos treinta minutos en callar después de la provocación 9´00 h.  
Es altanero, orgulloso, soberbio y con una gran bravura en lo concerniente a la defensa de su territorio, el papel más importante para un macho de búho real si quiere tener un lugar adecuado que ofrecer a la hembra. Por supuesto, no sólo sirve ofrecer un buen territorio, sino además, ser un excelente cazador.
 
A las 9´30 horas descubro a mi lado derecho a la hembra que no está oculta del todo y, como puedo apreciar, ha estado atenta al duelo de voces. Tampoco es la primera vez que las hembras de esta especie se interesan por nuevos pretendientes; la fidelidad de la que tanto se habla entre búhos reales es muy discutible.


Nota: siento no poder contar con todas las imágenes que me gustaría para acompañar los datos.