Van llegando poco a poco, en primer
lugar, los machos de estas aves trajeadas con su elegante librea blanquinegra
para seducir a sus futuras parejas. Han pasado el invierno en África
subsahariana y los machos se adelantan una semana a las hembras en su retorno a
la Península Ibérica.
Retornan a partir de la segunda quincena de abril, cuyo paso se incrementa en
el mes de mayo; existen también avanzadillas a finales de marzo.
Buscan, sobre todo, los huecos en árboles
corpulentos para anidar, inspeccionando a fondo cada uno de ellos para
comprobar que estén libres de parásitos. Las cajas anidaderas son un importante
apoyo de cría para los papamoscas cerrojillos (Ficedula hypoleuca). Se debe atender correctamente su
mantenimiento anualmente para presentar la limpieza y consistencia adecuadas
para futuros moradores.
Estos días, sus inconfundibles y
vistosos vuelos de caza de rama en rama, o esos bruscos retornos a sus
habituales posaderos, inundarán nuestros campos. Serán el azote implacable de
todo tipo de insectos voladores adecuados a sus posibilidades alimenticias y,
también, por otro lado, capturarán todo tipo de larvas defoliadoras, hormigas y
pequeños arácnidos.
Por último y, por desgracia, antes
de su migración posnupcial que va entre mediados de agosto y octubre, cuyo punto
álgido es septiembre, los papamoscas y otros insectívoros serán esperados por inmisericordes
comedores de pajaritos fritos. Utilizarán los cepos trampa, estimulando con la conocida hormiga de ala como cebo el
hambre y la necesidad urgente de estos pájaros por nutrirse contrarreloj y acumular
tejido adiposo con que afrontar de nuevo un largo y complicado viaje migratorio
de regreso a sus cuarteles de invierno en África. Esta práctica está prohibida
en este país pero, en este país, las medidas medioambientales no van con cierto
tipo de gente; la ignorancia es así.
Lavandera blanca (Motacilla alba) escrutando
atentamente los rincones del talud ribereño donde captura, realizando
complicadas escaladas, los insectos que lo habitan.
Grupo de golondrinas (Hirundo
rustica) reposando a orillas del Ebro. La cantidad de aves insectívoras que
viven de este caudaloso río es innumerable.
Lo primero, veo que pusiste una nueva decoración en tu casa, me gusta como queda.
ResponderEliminarUn buen reportaje que llena de alegría con todos estos pajarinos tan preciosos, pero en el que debido a la falta de respeto de los humanos siempre hay esa nota triste, la que ponen en este caso los comedores de pajaritos fritos, y poco importa si está prohibido o no, tocante a la naturaleza la gente no respeta nada.
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ResponderEliminarHere is my weblog: the nho
La importancia ecológicas de las aves insectívoras es enorme al regular sus gigantescas poblaciones, esa capacidad de las aves y otros organismos es mucho más importante que insecticidas, fuegos, radiaciones, etc. que se ha comprobado que sólo pueden controlar a los insectos a nivel local.
ResponderEliminarUn saludo
No he visto todavía un Papamoscas cerrojillo en su hábitat y ya que me gustaría, pues tiene un colorido precioso. Por desgracia, en este país, sigue habiendo muy poca conciencia medio ambiental y muy poco conocimiento del importante papel que desempeñan las aves insectívoras. Magníficas fotos las que nos muetras.
ResponderEliminarSaludos
Que graça tem esse passarinho! Muito linda esta entrada e, por certo, com um teor acertado de denúncia.
ResponderEliminarA nova cara do blog ficou muito agradável. Um prazer sempre grato visitar o seu espaço, querido amigo.
Felicidades e muito ânimo! !!
Beijo terno e doce do outono brasileiro.
- Leodegundia: gracias y muy atenta, estaba un poquito harto de tanta oscuridad.
ResponderEliminarEs lamentable que por un diminuto bocado -supuestamente hay que matar muchos para saciarse-, la gente sea capaz de saltarse una ley de protección hacia estas aves importantísimas en el equilibrio de tan molestos insectos voladores de los que se alimentan.
Saludos.
- Anónimo: gracias por el consejo y la visita.
Saludos.
- Pedro L.: es cierto; en las imágenes he escogido tres especies netamente insectívoras que representan la explotación de diferentes nichos ecológicos. Me gustan sus técnicas; la del cerrojillo consiste en actuar en un espacio aéreo limitado, la de la golondrina en barrer una e irregular extensión de terreno surcado a gran velocidad y, la lavandera en registrar todo a pie del terreno incluidos los taludes; fascinante.
Saludos.
- Pini: son una gran compañía para el observador, sobre todo, en la migración posnupcial, puesto que aparecen por todos lados con sus vuelos destellantes desde las ramas de cualquier árbol o arbusto.
Saludos.
- teca: obrigado por tua observação e alegra-me que gostes da nova cara do blog. Os pajarillos são muito belos e ademais deixam-se observar com facilidade.
Um abraço …
Sin lugar a dudas, cada vez que entro en tu blog, respiro aire fresco.... me encantó esta entrada con las fotos de todos esos pajaritos. Un saludo.
ResponderEliminarBueno, Javier, entramos y estrenamos tu sitio recién enlucido, mucho más luminoso...y bien provisto de insectívoras para que no se llene la nueva casa de moscas, mosquitos y moscones.
ResponderEliminarSaludos a todas luces.
Por donde vivo yo se ven de vez en cuando :). No sabía que se cazaban para comer!!!! Pfff! Pero qué no caza el ser humano??? :( Saludos Javier!
ResponderEliminarCuanta razon con el tema delao cepos...los alicas son de los que mas caen ("alicas" el gris y cerrojillo).
ResponderEliminarBuen cambio de look y ojala pille un cerrojillo como ese estos dias!
Saludos camperos.
- Mabel: en efecto, unos pajaritos que, aparte de ser bellos, nos evitan muchos movimientos de brazos espantando tantos insectos voladores incordiantes.
ResponderEliminarSaludos.
- Fcº Javier: la nueva luz es como salir de la cueva que da tanto color oscuro. Por la zona donde se han capturado las imágenes hay bastante mosca negra, que da unos mordiscos con los que casi amputa miembros; a los que se quejan de sus picaduras les remito a los que ponen los puñeteros cepos.
Saludos
- Mamen: cuando era crío, estas prácticas de cazar pajarillos con cepo se estilaba muchísimo, para muchos, no había nada mejor que ir a poner cepos. Ahora, supongo, que con las nuevas tecnologías de entretenimiento y, la concienciación, algo habrá cambiado la cosa.
Saludos y ánimo.
- camperoinquieto: aleticas las llamábamos entonces por esta zona de Aragón. Como bien dices, eran las víctimas mayoritarias en las rondas de los cepos dada su concentración elevada; la prisa por engordar de estos pajarillos ante el viaje de regreso las hacía presas fáciles. Que miseria de actividad.
Saludos.
Tres especies preciosas y entrañables. Estoy seguro de que Pini, que comenta más arriba, sí que ha visto cerrojillos a poco que haya salido al campo o a cualquier parque, pero seguramente lo ha hecho cuando tenían su traje de viajero invernal y no los ha reconocido.
ResponderEliminarA mi me ocurrió, hace muchos años, que cuando los identifiqué me parecía que estaban por todas partes, sobre todo cuando realizan sus migraciones, que son como una oleada que atraviesa la Península Ibércica.
Saludos
En mi pueblo se estila mucho aún lo de los pajarillos fritos, en el sur estamos muy atrasados en algunos temas de concienciación (al menos conseguí que mi padre deje de comerlos).
ResponderEliminarTambién tenemos la lacra de los que capturan fringílidos; a los machos se los quedan para tenerlos en jaulas, pero a las hembras las matan directamente.
Preciosos los cerrojillos, yo nunca los he visto en plumaje estival (sólo ejemplares de color pardo en otoño).
¡Saludos!
- Jesús: pues no sé, como Pini vive en el campo es complicado que no los haya reconocido aun con la librea invernal. A veces hay especies que se nos resisten por una concatenación del destino; personalmente y, para sorpresa de mis amigos, no he visto nunca al tejón, a pesar de haber pernoctado infinidad de veces. En la radio (RNE), escuché como un famoso ornitólogo viajero, no recuerdo su nombre, no había conseguido ver al martín pescador. Hay cosas que no se pueden explicar.
ResponderEliminarSaludos.
Carlos: supongo que, todavía está muy extendida esta maldita modalidad de caza con cepo pero en todo el país.
Me hace gracia lo de tu padre dándole la brasa para que se olvidara de los pajaritos fritos. Recuerdo que yo aborrecí tanto al mío con las corridas de toros que no las puso más (por lo menos delante mía).
En la prenupcial pasan más desapercibidos que en la posnupcial, donde las familias se han multiplicado y septiembre se abarrota de ellos.
Saludos.