De los distintos
tipos de asentamiento utilizados por el búho real para nidificar, el primero lo
vimos en la roca, en otra entrada fue un talud arenoso, y la última se
instalaba en una construcción de ladrillo; concretamente, en la torre de una
iglesia. Ahora, toca la madera.
La nidificación del
búho real Bubo bubo en árbol no es un
hecho tan raro en la península, puesto que un territorio rico en presas, es
elemento fundamental para instalarse y traer al mundo a su descendencia. Las cortaduras, por lo tanto, no le son imprescindibles
para anidar. Su evidente eclecticismo le permite acceder con cautela a los reductos
más inverosímiles donde emplazarse al abrigo de cualquier espacio recogido y
seguro.
Al principio del
año, como preámbulo a la entrada, estuve ocupado observando una porción de
sotobosque a orillas del río Ebro. Los árboles desnudos muestran mejor el secreto
de su interior, -me refiero a las plataformas nidales-, antes de enmarañarse
con su verdor primaveral donde las rapaces que en él se albergan y crían pasarán
desapercibidas.
En el mes de febrero
el espacio aéreo es más amplio. Las
siluetas sedentarias se ven más distanciadas. Una pareja de milano real Milvus milvus que estuve siguiendo, lo
comparte sólo con otros congéneres y algún ratonero Buteo buteo solitario en este soto ribereño del Ebro. Ambos están
etiquetados en las alas con plástico amarillo alfanumérico. El macho es el A-99
y la hembra el A- 92. Las nupcias originan la atención del macho aportando un
estornino pinto a su pretendida. Aceptada la ofrenda, poco después se consuma
la cópula, y unos aportes de finas ramas al nido sobre la horquilla de un
fresno indican la elección del lugar de cría; de momento. Este hecho se repite
durante días de manera similar.
Pero, a finales de
éste mismo mes y principios de marzo, el cielo se espesa con la llegada de los
milanos negros que vienen con el tiempo justo, por lo tanto, con prisas. El
revuelo ya está servido, los milanos reales defienden su territorio y los
milanos negros tienen que reparar sus plataformas para criar. Los primeros se
apoderan de los segundos pero, los segundos no cejan en su empeño. A pesar de
no acercarse al nido de los reales, éstos defienden su zona con persecuciones
espectaculares que los milanos negros repelen con veteranía manifiesta.
El caso es, que
también llega el águila calzada Hieraaetus
pennatus. Y, esta rapaz, precisamente, se caracteriza por su mal humor. Tal
vez como migradora, como los milanos negros, no tenga ninguna objeción con su
presencia, y veo que no batalla con ellos. Pocas rapaces del entorno se atreven
con ella. Como la naturaleza no entiende de justicia, el águila calzada se fija
en el nido, aporta ramas y se queda con él. Los milanos reales sin resistirse,
buscan otro lugar para intentarlo de nuevo, sin dejar, eso sí, de enfrentarse
con los milanos estivales.
Está claro que los
nidos no son propiedad de sus constructores, y cuando la fecha fenológica de
unas especies es anterior, lo evidente es que el más temprano se aproveche de
él reparándolo a su conveniencia. Esto ocurre frecuentemente con las
plataformas del águila de Bonelli Aquila
fasciata y el águila real Aquila
chrysaetos, a las que el buitre leonado Gyps
fulvus más adelantado en la cría, da su aprobación gracias a la adecuada
ubicación. Unas cuantas ramas frescas y, a criar.
Volviendo a nuestro
protagonista, el búho real, temprano en su reproducción, también ha hecho como
el buitre leonado, aceptando en este caso, una inmensa plataforma elaborada por
la reina de las aves. Hace años, también fui testigo en unos roquedos calizos
del Campo de Cariñena, de la ocupación de un nido de águila real por el búho
real y, al año siguiente, por un buitre leonado.
Ismael, un agente de
medioambiente del lugar amigo de Fernando, nos contaba, en relación al nido del
chopo, que el macho de águila real estuvo hostigando a la hembra de búho real
ya tumbada en el armazón y dispuesta a llevar a cabo su propósito de criar. Y,
así vimos el resultado final de la contienda el día de la visita como
demuestran las fotografías, el búho real prosiguió con su cometido.
Unos restos
descompuestos de conejo sin consumir y retirados del nido por alguno de los
adultos, indicaban que las presas eran abundantes por la zona.
En la naturaleza las especies hacen uso de toda su riqueza y disponibilidad. La fuerza o la astucia, se decanta hacia las que demuestran más esfuerzo en conquistarla.