
Zorzal charlo (Turdus viscivorus).
La vida sobre la tierra apareció en este medio líquido, y después de muchos miles de años de evolución biológica, aparecieron las primeras muestras de vida terrestre. Aunque muchos seres se adaptaron fuera de los primitivos océanos, nunca se independizaron del todo del agua, la necesitaban como un alimento más y elemento vital y regulador de sus funciones vitales. Sus tejidos están formados entre otras cosas por agua, constituyendo en los animales entre un 60% y un 70%, y en las plantas ocurre lo mismo, entre el 75% y el 90% de su peso es agua.
El agua es indispensable para la vida. El agua, nos devuelve cierta paz interior cada vez que nos situamos frente a ella, disfrutando de su transparencia, de su sonido y de su inmensidad, sobre todo, al encontrarnos frente al mar. Muchas veces, mientras nos hallamos descansando cerca de la orilla de cualquier fuente de agua, podemos descubrir cómo el resto de seres vivos compañeros de este planeta se acercan a por su dosis acuosa vital. Toman, eso sí, toda suerte de precauciones, dado el riesgo que conlleva despistarse ante el posible ataque de cualquier depredador acechante. Si somos pacientes y sigilosos, veremos multitud de facetas curiosas sobre la utilidad que del agua hacen las aves.
Hembra de ortega (Pterocles orientalis).
Hembra de ganga (Pterocles alchata) sumergiendo el vientre al beber.
Existe cierta controversia sobre la capacidad de los pteróclidos de transportar agua con su plumaje mediante la esponjosa absorción de sus plumas. Se cree que gracias a ello, los adultos de ganga y ortega son capaces de llevar a sus pollos agua empapada en las plumas ventrales desde largas distancias. El calor, la fricción del viento y la agitación del vuelo, hacen bastante improbable que logren llegar con el plumaje húmedo hasta los pollos. Personal y modestamente creo, que debido a las altas temperaturas que soportan de hasta 60 grados tumbadas sobre el terreno estepario durante el estío, es comprensible que estas aves alivien esa zona tan castigada por el calor sumergiéndola placenteramente mientras beben. Quién haya visto la expresión facial de estas aves al contactar con el agua, comprenderá el sentido del comentario.
Lo que en el cielo azul sería la silueta de la carraca; en la estepa parda, es el plumaje de la terrera común (Calandrella brachydactyla).
Joven del año de cogujada común (Galerida cristata).
Calandria (Melanocorypha calandra).
Hembra de escribano soteño (Emberiza cirlus).
Macho de verdecillo (Serinus serenus).
Precaución o coquetería. Se puede desconfiar sin duda, de los enemigos que pueda haber incluso en el interior del agua. Pero, también se puede uno mirar para comprobar el estado del plumaje o el aspecto general.
Por supuesto, después de apreciar en el espejo el mal estado del plumaje, se procede al lavado inmediato. Para las aves es de vital importancia el buen estado de las plumas. Una hembra de verderón (Carduelis chloris) iniciando el baño.
Es importante el factor de acompañamiento para eliminar riesgos innecesarios. A partir de dos ejemplares se puede beber tranquilamente mientras otro vigila la presencia repentina de algún depredador. Hembra y macho de pardillo común
(Carduelis cannabina).
Gorrión chillón (Petronia petronia).