
El piquituerto (Loxia curvirostra), tiene un marcado dimorfismo sexual; siendo las hembras de un color verdoso o amarillento, y el macho de coloración rojiza. En cada bandada, hay ciertas variaciones tonales entre libreas rojas o anaranjadas.
Pero la joya de este pájaro especializado y adaptado a la explotación del fruto de las coníferas, es su exclusivo pico. Con él, es capaz de extraer los piñones haciendo palanca entre las escamas de las piñas. Por eso, posee la mandíbula superior recta, mientras la inferior se acomoda y encaja a ésta entrecruzándose. De ahí su nombre.
Hay otra curiosidad a tener en cuenta, y es que, no todos los individuos cierran el pico al mismo lado, me explico: unos ejemplares entrecruzan la mandíbula inferior hacia el lado derecho, mientras otros, lo hacen hacia el lado izquierdo. Al escoger una piña adecuada a su tamaño de pico, la punta de la mandíbula inferior coincide con el lado del fruto; si ésta cierra a la izquierda el cono queda a la izquierda, y si lo hace hacia la derecha el cono queda al mismo lado.
Al emprender la apertura de la piña, ambas puntas del pico quedan en la misma línea vertical, una encima de la otra para cincelar el cierre de la escama donde se esconde la semilla. Al cerrar el pico, las mandíbulas actúan a modo de cuña, separando la escama progresivamente. Si no hay suficiente abertura, la apalancan con un leve giro de cabeza que termina por agrietarla, dejando la característica fisura longitudinal, y las semillas al alcance de su pegajosa lengua.
Los piquituertos, nidifican durante el periodo diciembre-abril justo en mitad del invierno, lo que les permite alimentarse de las semillas maduras protegidas en el interior de los conos. Su alto valor nutritivo; un 35% en grasas, asegura el éxito de la reproducción cuando hay abundancia.
En una ocasión, pintando la montaña rusa del Parque de Atracciones de Zaragoza, pude deleitarme en pleno mes de febrero con la presencia de una gran cantidad de estas aves que ocupaban en gran número los enormes pinos del interior. Puede que fuera una invasión de piquituertos venidos del norte de Europa tras una nefasta temporada de semillas en aquellos bosques.

Una tijera, puede ser el mejor ejemplo para comprender el efecto de palanca que ejerce el pico al introducirse entre la escama de la piña. La mandíbula inferior, puede desplazarse hasta un centímetro de distancia de la línea media (no la puede cambiar de la posición original de cierre) y cuando la separación se va produciendo, un giro de cabeza quiebra la escama dejando al descubierto los dos piñones.

Los bosques de pino albar (Pinus sylvestris) y los de pino carrasco o Alepo (Pinus halepensis), tanto naturales como de repoblación, acogen al piquituerto en época de cría si su desarrollo y cosecha de semillas son adecuadas para la reproducción del ave.