En la base del cortado de un nido accesible, se hallaba el
cadáver del joven buitre leonado entre la sabina negra y la roca.
Buitre leonado joven; Villanueva de Huerva (Zaragoza)
Pocas veces habrá marcado mi cara una expresión tan
sorprendida y llena de rabia e impotencia como la del día en que hallé, bajo el
nido, a este ejemplar de joven leonado muerto. Había decidido el 3 de agosto
hacer un seguimiento del nido por que el joven parecía algo desatendido; tenía
el plumaje bastate sucio y era apática su reacción ante la presencia humana. Di
aviso al agente de medio ambiente oportuno para que lo tuviera en cuenta. En la
visita del 15 de agosto comprobé que el buitre ejercitaba con fuerza las alas
y, tal vez por ello, bajé la guardia y comuniqué al agente que todo estaba
mejor tras lo visto. Daba cierto respiro ver dicho comportamiento tan habitual
en esta edad del ave. Sin embargo, el 28 de agosto cuando me acerqué al lugar,
una sensación de alivio recorrió mi mente, la oquedad estaba vacía y el buitre
supuestamente había volado. Para asegurarme, faltaría más, recorrí todo el
barranco hasta llegar a la base del nido. No había ido tan lejos, espoleado por
el hambre y debilitado, se lanzó quizá para escapar de la penuria que sufría,
estrellándose contra la roca. A los progenitores no sé qué pudo ocurrirles para
que desaparecieran sin dejar rastro.
Se podría haber salvado pero, desgraciadamente, nunca
sabemos con precisión cuando actúar y esquivar la rigurosa ley de la vida; me
refiero, a que no se pueden abordar los nidos cada vez que se sospecha de alguna
anomalía y, nidos hay muchos para controlar. El destino es implacable y como
pude comprobar, este joven estaba condenado.
Buitre leonado 1182-13, Villanueva de Huerva, hallado el
28-8-13, ingresa el 13-9-13.
NECROPSIA: cadáver de 11 días de antigüedad, larvas de
califórido de 10 días. Putrefacción activa final. Joven del año emplumado,
caquexia extrema. Traumatismo craneoencefálico, hemorragia intertrabecular intensa
en los frontales, luxación cuadradoarticular izquierda. Intensa parasitación
por Amblycera. Hematoma profuso en los pectorales. Fractura de quilla craneal,
perimortem, fractura con hundimieto del esternón craneal en la articulación con
el coracoides izquierdo. Restos de hemorragia interna, vísceras consumidas por
la fauna cadavérica. D: joven que padecía inanición prolongada y cae del nido
sin fuerzas para volar, muriendo a consecuencia de un violento traumatismo.
Roquedo accesible donde nació el malogrado buitre leonado.
Joven buitre leonado agazapado en su oquedad nido.
Reposando tranquilamente con un ala extendida.
Levantado y, después de haber agitado sus alas, no podía
sospechar que tres días después se produciría el fatal desenlace; la muerte del
joven al saltar del nido.
Es duro después de mirarlo, saber que agonizaba lentamente delante
de mis narices.
Buitre leonado joven; Calmarza (Zaragoza)
Joven leonado después de ser acercado al vehículo para
atenderlo.
El pasado 6 de septiembre y continuando con el seguimiento
de jóvenes leonados, hallé otro ejemplo más relacionado con la dificultad de
estas aves para hacerse con un lugar entre los vivos. El primero fue por la
prematura caída del nido del ejemplar; el segundo por desesperación; sin
embargo, éste último fue por debilidad. Había abandonado en su día el nido y
ejecutado sus primeros vuelos con total normalidad. Digo esto, por que el lugar
donde fue capturado es el muladar destinado a la alimentación artificial de
estos necrófagos en Calmarza (Zaragoza). Seguramente, tuvo oportunidad de
aprender la frecuencia de descarga de reses muertas y acudió convencido de
poder comer pero, aquel jueves falló la entrega. Lo vigilé durante tres días
para comprobar su estado, que no varió en absoluto. Al final, el día antes de
marcharme lo capturé y acomodé en el corral de casa para trasladarlo al centro
de recuperación. Comió medio pollo con desesperación que tuve que darle pausadamente.
Si, son buitres, simples buitres; hay quien opina que son
demasiados, otros que hay pocos pero, nadie sabe si son suficientes los que
existen.
La entrada era totalmente diferente a ésta pero, una vez
conocida la muerte del necrófago y realizada la necropsia, conocí el estado de
salud del buitre, fue demoledor. El buitre estaba agonizando lentamente, mi
única función y la del personal del centro de recuperación fue darle unos días
cómodos de atención hasta que murió.
Buitre leonado 1165-13, Calmarza, ingresa el 7-9-13, muere
el 15-9-13.
NECROPSIA: Pesaba 5.110 g. Joven emancipado pero manteniendo
abundante engrasamiento subcutáneo y visceral. Traumatismo craneoencefálico,
hemorragia intertrabecular en los frontales. Hematomas antiguos sobre las
articulaciones costovertebrales derechas. Hemorragia intertrabecular en la
mitad derecha del esternón, intensa. Hemopericardias. Aspergilosis, con
abundante moho rellenando los parabronquios del pulmón izquierdo, moho y
nódulos planos tapizando los sacos aéreos. CV: carne recién ingerida. D:
colisión, inanición y aspergilosis.
Como comentaba Chabier González veterinario del centro de
recuperación, el ave pudo colisionar con la valla perimetral del muladar al ser
espantado después de haber comido. También me comunica, el hecho habitual de
estos accidentes, sobre todo, en los muladares más visitados.
Finalmente, quiero agradecer al equipo del Centro de
Recuperación de Fauna Silvestre de La Alfranca (Zaragoza) todas las atenciones y facilidades
recibidas, además del excelente trabajo que realizan de atención y
reintrodución de especies recuperadas.
Al margen del temor del ave, su rostro reflejaba el agónico
sufrimiento de días sin comer ni beber.
El agua cambió notablemente su expresión, reactivándose
cierta mejoría anímica.
El buitre leonado y el hombre no son amigos, pero si
aliados. Son muchos siglos los que llevan estos carroñeros aprovechando los
aportes de ganado muerto por parte del hombre. Aunque parezca que lo trato como a una
mascota, hay que tomar precauciones.
Así es, lo que imginais es lo que ocurrió; pinzó con su pico
mi dedo pero, sin agresividad. Hay que estar más atento.
Horas enteras me he quedado observando a un mismo ejemplar
de cualquier especie. Me gusta mirar cada centímetro de su morfología, su
mirada, su reacción, todo…
En el corral de la casa del pueblo, ya atendidas sus
necesidades nutricionales, abrió las alas bajo los primeros rayos del sol. No
podía sospechar que una semana después, el joven moriría en el centro de
recuperación por multitud de lesiones internas que padecía cuando lo encontré.