sábado, 12 de octubre de 2013

ESTABAN AGONIZANDO


 
En la base del cortado de un nido accesible, se hallaba el cadáver del joven buitre leonado entre la sabina negra y la roca.

Buitre leonado joven; Villanueva de Huerva (Zaragoza)

Pocas veces habrá marcado mi cara una expresión tan sorprendida y llena de rabia e impotencia como la del día en que hallé, bajo el nido, a este ejemplar de joven leonado muerto. Había decidido el 3 de agosto hacer un seguimiento del nido por que el joven parecía algo desatendido; tenía el plumaje bastate sucio y era apática su reacción ante la presencia humana. Di aviso al agente de medio ambiente oportuno para que lo tuviera en cuenta. En la visita del 15 de agosto comprobé que el buitre ejercitaba con fuerza las alas y, tal vez por ello, bajé la guardia y comuniqué al agente que todo estaba mejor tras lo visto. Daba cierto respiro ver dicho comportamiento tan habitual en esta edad del ave. Sin embargo, el 28 de agosto cuando me acerqué al lugar, una sensación de alivio recorrió mi mente, la oquedad estaba vacía y el buitre supuestamente había volado. Para asegurarme, faltaría más, recorrí todo el barranco hasta llegar a la base del nido. No había ido tan lejos, espoleado por el hambre y debilitado, se lanzó quizá para escapar de la penuria que sufría, estrellándose contra la roca. A los progenitores no sé qué pudo ocurrirles para que desaparecieran sin dejar rastro.
Se podría haber salvado pero, desgraciadamente, nunca sabemos con precisión cuando actúar y esquivar la rigurosa ley de la vida; me refiero, a que no se pueden abordar los nidos cada vez que se sospecha de alguna anomalía y, nidos hay muchos para controlar. El destino es implacable y como pude comprobar, este joven estaba condenado.

Buitre leonado 1182-13, Villanueva de Huerva, hallado el 28-8-13, ingresa el 13-9-13.

NECROPSIA: cadáver de 11 días de antigüedad, larvas de califórido de 10 días. Putrefacción activa final. Joven del año emplumado, caquexia extrema. Traumatismo craneoencefálico, hemorragia intertrabecular intensa en los frontales, luxación cuadradoarticular izquierda. Intensa parasitación por Amblycera. Hematoma profuso en los pectorales. Fractura de quilla craneal, perimortem, fractura con hundimieto del esternón craneal en la articulación con el coracoides izquierdo. Restos de hemorragia interna, vísceras consumidas por la fauna cadavérica. D: joven que padecía inanición prolongada y cae del nido sin fuerzas para volar, muriendo a consecuencia de un violento traumatismo.
 
Roquedo accesible donde nació el malogrado buitre leonado.
Joven buitre leonado agazapado en su oquedad nido.
Reposando tranquilamente con un ala extendida.
Levantado y, después de haber agitado sus alas, no podía sospechar que tres días después se produciría el fatal desenlace; la muerte del joven al saltar del nido.
Es duro después de mirarlo, saber que agonizaba lentamente delante de mis narices.

Buitre leonado joven; Calmarza (Zaragoza)

 
Joven leonado después de ser acercado al vehículo para atenderlo.

El pasado 6 de septiembre y continuando con el seguimiento de jóvenes leonados, hallé otro ejemplo más relacionado con la dificultad de estas aves para hacerse con un lugar entre los vivos. El primero fue por la prematura caída del nido del ejemplar; el segundo por desesperación; sin embargo, éste último fue por debilidad. Había abandonado en su día el nido y ejecutado sus primeros vuelos con total normalidad. Digo esto, por que el lugar donde fue capturado es el muladar destinado a la alimentación artificial de estos necrófagos en Calmarza (Zaragoza). Seguramente, tuvo oportunidad de aprender la frecuencia de descarga de reses muertas y acudió convencido de poder comer pero, aquel jueves falló la entrega. Lo vigilé durante tres días para comprobar su estado, que no varió en absoluto. Al final, el día antes de marcharme lo capturé y acomodé en el corral de casa para trasladarlo al centro de recuperación. Comió medio pollo con desesperación que tuve que darle pausadamente.

Si, son buitres, simples buitres; hay quien opina que son demasiados, otros que hay pocos pero, nadie sabe si son suficientes los que existen.
La entrada era totalmente diferente a ésta pero, una vez conocida la muerte del necrófago y realizada la necropsia, conocí el estado de salud del buitre, fue demoledor. El buitre estaba agonizando lentamente, mi única función y la del personal del centro de recuperación fue darle unos días cómodos de atención hasta que murió.

Buitre leonado 1165-13, Calmarza, ingresa el 7-9-13, muere el 15-9-13.

NECROPSIA: Pesaba 5.110 g. Joven emancipado pero manteniendo abundante engrasamiento subcutáneo y visceral. Traumatismo craneoencefálico, hemorragia intertrabecular en los frontales. Hematomas antiguos sobre las articulaciones costovertebrales derechas. Hemorragia intertrabecular en la mitad derecha del esternón, intensa. Hemopericardias. Aspergilosis, con abundante moho rellenando los parabronquios del pulmón izquierdo, moho y nódulos planos tapizando los sacos aéreos. CV: carne recién ingerida. D: colisión, inanición y aspergilosis.

Como comentaba Chabier González veterinario del centro de recuperación, el ave pudo colisionar con la valla perimetral del muladar al ser espantado después de haber comido. También me comunica, el hecho habitual de estos accidentes, sobre todo, en los muladares más visitados.

Finalmente, quiero agradecer al equipo del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de La Alfranca (Zaragoza) todas las atenciones y facilidades recibidas, además del excelente trabajo que realizan de atención y reintrodución de especies recuperadas.

Al margen del temor del ave, su rostro reflejaba el agónico sufrimiento de días sin comer ni beber.
 
El agua cambió notablemente su expresión, reactivándose cierta mejoría anímica.
El buitre leonado y el hombre no son amigos, pero si aliados. Son muchos siglos los que llevan estos carroñeros aprovechando los aportes de ganado muerto por parte del hombre. Aunque parezca que lo trato como a una mascota, hay que tomar precauciones.


Así es, lo que imginais es lo que ocurrió; pinzó con su pico mi dedo pero, sin agresividad. Hay que estar más atento.
Horas enteras me he quedado observando a un mismo ejemplar de cualquier especie. Me gusta mirar cada centímetro de su morfología, su mirada, su reacción, todo…
En el corral de la casa del pueblo, ya atendidas sus necesidades nutricionales, abrió las alas bajo los primeros rayos del sol. No podía sospechar que una semana después, el joven moriría en el centro de recuperación por multitud de lesiones internas que padecía cuando lo encontré.

 

martes, 24 de septiembre de 2013

El rincón del cárabo (Strix aluco)




Sé que os puede resultar extraño un campo con  puertas pero, en éste caso, el territorio de un cárabo que conozco si las tuvo; ahora, tan sólo queda el marco de la entrada. Es un lugar solitario y abandonado tras la despoblación rural, gente que tomó rumbo a las ciudades como mejor alternativa. Frente al muro de piedras que separa la propiedad, hay un minúsculo bosquecillo de vetustos chopos cabeceros, a los que se les cortaban las guías para que generaran más vástagos y fueran utilizados como vigas para los techos en la construcción de casas. El lugar es realmente acogedor como paseo hacia las imponentes moles calizas que bordean el río Mesa. Atravesando el portal, se accede a un espacio de nogales cuyo perímetro, además del tapiado, lo cierra un cortado rocoso y el río; es un lugar muy bien guardado. Allí me gusta seguir los rastros que deja el cárabo bajo algún nogal utilizado de posadero, esperando que los roedores, acudan a comer las tentadoras nueces esparcidas bajo sus ramas. Precisamente, hoy, veo mucho plumón e incluso, dos rémiges secundarias de la rapaz nocturna, excrementos y alguna egagrópila. Registro la enorme hiedra aferrada al tajo calizo y, como sospechaba, está plagada de plumones del cárabo fruto de tantas entradas y salidas. 
 
Mientras desvalijo los restos desechados por la estrigiforme, ésta observa atenta mis movimientos, eso sí, muy discretos; sospecho que tras los hallazgos, la rapaz de la noche no puede estar lejos. Cuando miro hacia arriba, se me corta la respiración al coincidir nuestras miradas. Rápidamente lo evito, no quiero que advierta que lo he localizado y emprenda la huída, así pues, me da el tiempo necesario para hacerle unas fotos antes de abandonarlo. Le ampara la sombra de la majestuosa hiedra evitándole la luz solar directa desde donde pasa muy desapercibido.
Esa mirada fría del cárabo a través de sus ojos color azabache y, a pesar de su inmovilidad diurna, me hicieron recordar, como siempre que lo veo, su fiereza. Con algo menos de un kilo de peso, fue capaz de reventar un ojo al famoso fotógrafo de la naturaleza Eric Hosking, atacándole cuando pretendía fotografiar los pollos de su nido.


Es precioso, indudablemente, a pesar de reconocer en mi infancia mientras miraba la lámina del Instituto Nacional para la Conservación de la Naturaleza (ICONA) donde aparecían dibujados nuestros búhos, que el cárabo, era la nocturna menos agraciada de todas, por carecer de penachos cefálicos y del intenso amarillo de los ojos, muy vistosos en el resto. La lechuza carece de ambos detalles pero, su plumaje, en cambio, es el más bello de todos. Rectificando y meditando, comprendí que todos los animales maravillan por sus cualidades específicas.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

31 Carricerines cejudos anillados en Gallocanta


Con enorme satisfacción nos recibía Carlos Pérez a punto de culminar la jornada de anillamiento el pasado 31 de Agosto en esta sobresaliente laguna endorreica. Las precipitaciones lluviosas han devuelto el esplendor a esta planicie donde se ubica el humedal de mayor altitud de España. Y en parte, el éxito de aves anilladas con la cuenca inundada algo ha tenido que ver a diferencia del año pasado, que fue de tan sólo 5 capturas sin agua en la laguna. La estación de anillamiento dedicada preferentemente al control migratorio postnupcial del carricerín cejudo, nos puede sorprender además, con especies escondidizas de todo tipo, de las que escucharíamos sus voces pero, no veríamos en condiciones normales: buscarlas y carriceros están adaptados a determinados nichos ecológicos de vegetación muy apretada, donde pasan desapercibidos hallando y capturando gran variedad de invertebrados de los que se alimentan.
Pero, como comentaba, la estrella del trabajo de seguimiento es el vulnerable carricerín cejudo. Sus pasos migratorios postnupciales aparecen desde la 2ª quincena de Julio hasta la 2ª de Septiembre (puede alargarse hasta Octubre). Señala Carlos que, la estancia de paso de estas aves oscila entre los seis días, aprovechando la abundancia y la idoneidad del espacio palustre para avituallarse y ganar peso con buenas reservas de grasa con las que continuar su viaje transahariano. En las recuperaciones, los pesos oscilaban entre los 2 y los 6 gramos ganados; el primer año recuperó uno con 9 gramos. Algunos, sufrían pérdidas de peso que recuperaban posteriormente en el mencionado espacio de tiempo.
Aunque la estación de anillamiento para esta joya amenazada todavía es joven, la importancia de la Laguna de Gallocanta para el carricerín cejudo por su valor indiscutible como lugar de paso, deja de manifiesto la necesaria labor de continuar protegiendo este enclave húmedo y salino.
Carricerín cejudo juvenil (Acrocephalus paludicola). De los 30 ejemplares capturados, tan sólo uno era adulto.
 Tomando medidas biométricas.
 Carricerín común (Acrocephalus schoenobaenus)
Diferencias en la librea dorsal del carricerín cejudo y carricerín común.
Las marcadas listas superciliares o "cejas" son similares en las aves vistas de lejos, sobre todo de perfil, como el resto del plumaje. A menudo se confunden ambas a causa de su similitud.
Una vista superior muestra la diferencia mas notable entre los dos carricerines; el cejudo en la parte derecha, muestra una franja pileal de color crema, carente en el carricerín común.
 Buscarla unicolor (Locustella luscinioides)
Buscarla unicolor: la forma cuadrada de las rectrices plegadas se transforman en un redondeado abanico durante la exhibición nupcial gracias a la cortedad escalonada de las rectrices externas.
Buscarla pintoja (Locustella nevia)
El diseño moteado de la buscarla pintoja llega hasta las infracobertoras caudales, una muestra muy útil para su identificación.
Se anillaron muchas mas especies no menos interesantes pero, quiero concluir con la eterna golondrina (Hirundo rustica) que en su primer viaje volará documentada, espero, que por muchos años.

miércoles, 28 de agosto de 2013

243V Cigüeña de Plaza Utrillas (Zaragoza)


El otro día, recibí un correo de José Antonio Pinzolas socio de Ansar (Asociación Naturalista de Aragón). Él estuvo presente durante el traslado de la  chimenea de Plaza Utrillas y pendiente de la correcta y definitiva ubicación del nido de las cigüeñas en lo alto de dicha construcción (1998). Entonces, no existía ninguna otra pareja en la ciudad de Zaragoza. Para mí, y me imagino que también lo serán para vosotros, los datos que me envía son interesantes por la curiosidad que siempre despierta la información de un individuo al que vemos en fotografía pero, del que desconocemos su vida privada. Me refiero a la cigüeña anillada en lo alto de la chimenea que, gracias a la generosidad de José Antonio y los observadores que aportaron sus datos, podemos hacernos una idea del recorrido peninsular de éste ejemplar anillado en un pueblo de la provincia de Zaragoza que acabó anidando sobre una vieja chimenea, ya histórica, de la misma ciudad.

243V

Anillada el 19-5-1999 en Marlofa (Zaragoza).
Vista el 13-9-2001 vertedero de Miramundo (Madrid).
Vista el 18-12-2002 Brazo del Este (Sevilla).
Vista el 4-12-2003 Hato ratón (Huelva).
Vista el 12-11-2003 Hato ratón (Huelva).
Vista el 20-11-2003 Hato ratón (Huelva).
Vista el 29-11-2010 río Ebro (Zaragoza).
Vista el 19-2-2011 nidificando en la Catedral de La Seo, lleva varios años anidando en la espadaña de la parte de atrás.
Vista el 4-7-2011 criando en iglesia junto Puente Hierro.
Vista el 25-2-2012 posada en la espadaña de La Seo junto a otra con anilla metálica en la parte de arriba de la pata.
Vista el 8-4-2012 río Ebro (Zaragoza).
Vista el 24-5-2012 río Ebro Junto Puente Hierro (Zaragoza)
Vista 28-9-2012 Vertedero residuos Zaragoza.
Vista el 21-11-2012 Cartuja Baja (Zaragoza).

                                        

jueves, 22 de agosto de 2013

Aguilucho lagunero y milanos negros



Y después del blanco, el negro; aunque en principio, el negro, iba antes que el blanco. Otra vez, como siempre, los milanos se fueron, desaparecieron con su sello discreto tan característico hace unos días. Apenas unas concentraciones en el soto levantaron mi sospecha como prueba de su presunto viaje de vuelta. Otra vuelta, otro año más u otro año menos, según se mire para unos o para otros. El caso es, que de nuevo, los milanos negros se fueron. Les preparé la última comilona del año, sabiendo que haría falta la presencia de otra especie para animarlos a bajar. Esa es, como siempre, la intrigante espera en el escondite ¿quién será el primer catador?...en este caso, una hembra de aguilucho lagunero (Circus aeruginosus) preciosa, como sus ojos ambarinos.
En un lugar diferente, como hago cada vez que monto el hyde, deposité despojos de carne para realizar algunas fotos, preferentemente de milanos negros (Milvus migrans). Simplemente, con disfrutar de la presencia de laguneros y milanos o de lo que sea, me considero satisfecho. El momento de espera no fue tedioso al aparecer temprano el lagunero, dando paso su presencia, a la bajada de los desconfiados milanos negros. La variedad de especies en estos casos es siempre limitada, conocida de sobras pero, con el aliciente de alguna sorpresa en el comportamiento de cualquiera de ellas. Destacaría la belleza y variedad de los plumajes juveniles de los milanos negros, así como su comportamiento tranquilo ante la comida, sobre todo, con la dominancia del lagunero que, en una ocasión, tuvo que estirar la garra para que ninguno se acercara más de la cuenta. Uno de los jóvenes era tan novel que tenía fijación con el pico de los demás comensales, como esperando ser cebado por cualquiera de ellos.
Antes de emprender el vuelo, satisfechos por la oportunidad de comer, me sorprendió su mirada fija hacia los restos de carne; quién sabe si  por memorizar la localización o, el reparo por abandonarla….



Poses intimidatorias de la lagunera. No fue muy severa con los pipiolos. 





Mirando los despojos después de saciarse.  Tiene las plumas tan bien ordenadas que me recuerda a los dibujos de Olegario del Junco.


Limpieza del pico contra la rama seca. Poco le falta  a este ejemplar para alcanzar el bello plateado de la cabeza.
Que pena no poder averiguar de su propio pico cuál es la razón de esa última mirada a la carne que se queda después de la satisfacción de llenar el buche.