miércoles, 5 de septiembre de 2012

Garceta grande (Egretta alba)



Después de echar una ojeada a los anuarios ornitológicos de Aragón desde el año 1991 al actual (recordando viejos tiempos), las citas de garceta grande (Egretta alba) en esta región se han disparado. Ahora es fácil verlas, incluso, atravesado la zona fluvial urbana de la ciudad de Zaragoza. Atrás quedaron aquellos días extraordinarios citando estas ardeidas de distribución paleártica central en sus raras apariciones prenupciales y postnupciales. Recuerdo el júbilo de aquellas personas que se regodeaban con tan magnánima observación, alguna de ellas, en arrozales de la región. A pesar de verla ahora muchas veces, me costó anotar la primera cita de esta flamante garza nívea del tamaño de una garza real, casi nada.

Evidentemente, no he perdido el interés por ella, y sigo mirándola con deleite mientras camina parsimoniosa por orillas de aguas someras intentando sorprender con su afilado pico esas futuras presas de los remansos.








 

Las fotos, hechas en el río Ebro, corresponden a principios de año. La belleza que caracteriza a estas aves, se refleja en las riberas.


sábado, 1 de septiembre de 2012

SABER Y GANAR: tras los pasos del hombre.



Esta corneja cenicienta (Corvus c. cornix) también sabe sacar muy buen partido del Coliseo romano.

El hombre, desde tiempo inmemorial, incluso transformando agresivamente algunos hábitats a su conveniencia, ha favorecido con sus infraestructuras y, sobre todo, con la generación de residuos orgánicos, el asentamiento interesado de muchas especies animales que han visto colmadas sus principales necesidades biológicas a su lado. 
Las aves son grandes observadoras, y saben por ello, sacar el máximo partido de sus intrusiones en territorio humano donde las facilidades abundan. Sin embargo, el hacinamiento por la limitación de los espacios habitables así como la lucha por ellos, hacen que los ciclos fenológicos se aceleren gracias a la bonanza, y provoquen como en el gorrión común, abandonos prematuros de los pollos del nido por la desatención de los adultos dispuestos a criar de nuevo. Los etólogos conocen, debido al estrés que genera la ciudad en aves urbanas, ciertas aberraciones en su comportamiento. Ésta y otras tantas causas negativas, son la otra cara de la moneda.


 


Me recordó la estampa de este zorzal charlo (Turdus viscivorus) habitual en parques urbanos por su manera de alcanzar el agua de esta boca de riego a la de aquellos herrerillos que desmembraban las tapas de las botellas de leche con el mismo fin.
Los etólogos descubrieron que, hacia 1914, algún herrerillo (Parus caeruleus) consiguió acceder a la nata láctea de las botellas de vidrio perforando el aluminio que le separaba de su contenido. El lechero depositaba a la entrada de las viviendas la caja de leche, y los herrerillos, mediante un selectivo aprendizaje, fueron imitando la ocasión con el consiguiente y nutritivo resultado por todo el territorio inglés. Se fastidió el invento cuando los lecheros colocaron vasos vacíos de yogur boca abajo en el cuello de las botellas.

 Garceta grande (Egretta alba)

Garza real (Ardea cinerea)

Las garcetas grandes (Egretta alba) y las reales (Ardea cinerea) como el resto de ardeidos son tremendamente territoriales, pero, cuando existe un lugar -llamémoslo neutral, por el interés común- al que todas acceden dada su temperatura agradable para escapar de las crudas heladas, entonces la permisividad se acentúa debido al logro de un mismo fin; el de mitigar las bajas temperaturas del río. Pero, ¿cuál es ese lugar? pues la salida de agua templada de la depuradora de una gran ciudad al devolver al río el líquido elemento una vez tratado dentro de las instalaciones. Cuando el sol caldea la mañana, las garzas parecen independizarse, se separan  y pelean  por una buena parcela de pesca a lo largo del río. Se acabó la comunidad hasta la noche.


 

Como el agua de la depuradora sale templada en invierno, el contraste de temperaturas marca la diferencia, por ello, se convierte en una fuente de atracción y activación para los insectos de los que el bisbita alpino (Anthus spinoletta) llegado de cotas más altas, saca el correspondiente partido en días difíciles del frío invierno.




 Hembra de águila real (Aquila chrysaetos)

 Macho de águila real (Aquila chrysaetos)

Hay aves como esta pareja de águilas reales (Aquila chrysaetos) que descansan y montan la guardia utilizando torres de alta tensión de gran altura; en este caso, sobre el terreno seco y desabrigado de la estepa monegrina.
La instalación de aerogeneradores sobre nuestros montes, ha multiplicado el número de torres que soportan interminables cordones metálicos, cuyo fin, es trasladar la energía generada por estas turbinas a distintos puntos creando peligrosas autopistas eléctricas por los valles. No polemizaré sobre la incidencia beneficiosa o perjudicial de estos artefactos, como tampoco lo haré sobre la correcta o incorrecta valoración de los estudios de  impacto medioambiental realizados en los lugares donde se instalaron y se instalarán estos gigantes eólicos. Sé que mueren muchas aves, quirópteros e insectos víctimas de sus enormes palas, y también sé, que el impacto visual en el paisaje es demoledor. Las águilas y otras aves en un futuro próximo dispondrán de muchas más estructuras metálicas de este tipo para posarse y anidar.


Abejarucos (Merops apiaster)

No son sólo grandes rapaces las víctimas de los aerogeneradores, el 30% de aves muertas son aláudidos que, junto a vencejos abejarucos y otros pequeños pájaros difíciles de localizar en los muestreos, suman como mínimo hasta 2000 bajas anuales. Para animales carroñeros como el zorro, estas masacres se convierten en un productivo filón.

 


En este horrendo rincón vive y anida una pareja de búhos reales. Como el lugar es rico en especies presa, las rapaces nocturnas han aprendido a convivir con todo el despliegue metálico que lo rodea antes que abandonarlo. Como el águila real, su antagonista el búho real también utiliza las torres de alta tensión como atalaya de caza y descansadero.


miércoles, 29 de agosto de 2012

Chochín urbano (Troglodytes troglodytes)



 Una silueta inconfundible.

15- 7- 2012 Calmarza (Zaragoza)

Al punto de la mañana, cuando la luz todavía es deficiente, un chochín o troglodita (habitante de las cavernas) nombre genérico ganado por el hábito de buscar alimento entre la apretada vegetación y las grietas de la roca, regaña con fuerza y enojo la presencia de un gato que deambula por su zona de cría. Ambos conviven en el pueblo pero, el chochín (Troglodytes troglodytes), precavido y prudente, no dejará con su potente y chirriante voz de alertar a los suyos de la presencia indeseable del felino, evidentemente, sin desatender a sus pollos bien guardados dentro del nido oculto en el interior de una casa.





La gata Manolita, muy urbana, provoca la ira del chochín.

martes, 21 de agosto de 2012

Se fueron los milanos negros.





Un día te levantas, tomas dirección al campo bajo los efectos sugerentes de una espléndida mañana de agosto pero, cuando llegas al lugar de destino, te das cuenta que el cielo está uniforme y el estampado que lucía de siluetas planeando ha desaparecido. Los milanos negros se han ido, ya no están. Se ha quedado el espacio vacío como el de una habitación sin muebles. Antes que ellos, se fueron los vencejos y, diría que, en la recta final cuando falten las golondrinas, quedará una sensación inmensa de soledad, un paréntesis de silencio que será ocupado gradualmente con la llegada de las aves invernantes.

Los últimos días de los milanos.


Ruta de los milanos negros (Milvus migrans) sobre el soto del río Ebro dirección al vertedero.

6´25 horas – 28 de Julio: el paso de los milanos es constante y espaciado. Al no haber corrientes térmicas, avanzan batiendo las alas sin descanso. En poco más de 15 minutos han pasado más de 500 ejemplares.

Milanos negros sobre un soto del Ebro utilizado como dormidero. Algunos ejemplares prefieren solearse y buscar alimento más tarde. Seguramente, están bien comidos del día anterior.

Son las 6´25 de la mañana, y la alborada, a duras penas, da forma a las siluetas madrugadoras de los primeros milanos negros. Es como una incesante columna que emerge entre la espesura del poblado soto ribereño del Ebro. Una conjunción proveniente de ambos extremos del río, cuya formación, les lleva ordenadamente a un lugar donde todos tienen la imperiosa necesidad de acudir, porque saben, conocen por sus necesidades alimentarias, que allí el hombre arroja enormes cantidades de alimentos desechados. Son las sobras de su opulencia, su hartazón y su incontrolada capacidad de despilfarro. Los milanos, rapaces ocupantes de un cómodo eslabón ecológico basado en el oportunismo, saben que al lado del hombre la vida es más fácil. También lo saben cada día más especies, que se unen al entramado antropógeno para escapar de las dificultades diarias y poder ahorrarse fatigosas e infructuosas prospecciones.

No tiene ninguna base científica mi sospecha sobre cierta inactividad observada en los milanos negros a la hora de explotar el curso fluvial. Creo recordar que, años atrás, estas rapaces era fácil sorprenderlas planeando sobre sus aguas intentando arrebatar alguna de las carpas o barbos que se desplazaban por la superficie del río.
Uno de los antiguos tramos muertos del río Ebro (galacho) había quedado desconectado del cauce por la pertinaz sequía, carpas y barbos nadaban en sus aguas asomando inevitablemente sus dorsos. Lo que más me llamó la atención fue, que no había ninguna de estas rapaces oportunistas rondando el lugar en los días que acudí. La captura de peces, aunque sean moribundos, requiere de un riesgo que tal vez los milanos poco a poco desestimen gracias a sus visitas al vertedero.
A esta peregrinación hacia los vertederos, también por aprendizaje, se unen los jóvenes del año, anotando en su conducta esta fuente práctica y eficaz de alimento optimizándola en cantidad y bajo esfuerzo.
Nuestros milanos parecen cada vez más domésticos, y esta especialización podría perjudicarles si saliera a la luz otra nefasta ley como la que estrangula, actualmente, a la población de buitres. 


 


 

 

 

 
 Ejemplar adulto.


 
Joven del año con su característico plumaje tachonado. La librea juvenil tiene una tonalidad realmente atractiva.

Grupo de milanos posados en un soto a orillas del Ebro. La foto está hecha pocos días antes de regresar a su residencia africana de invernada.
Espero que este año, la fábrica española de milanos negros, haya tenido una excelente producción, ajustada a su equilibrio poblacional.


jueves, 16 de agosto de 2012

Frango-d'água-comum (Gallinula c. galeata)


No sé, si, al meter demasiadas especies en una entrada, puede restárseles algo de la atención que realmente merecen. Pienso que, se asimila mejor su recuerdo centrándose en cada una de ellas por separado. Aunque no desecho otras fórmulas de presentación que también considero válidas.



Lo haré hoy, con una especie muy conocida de los espacios húmedos de nuestra península; la gallineta o polla de agua (Gallinula chloropus), que consta de 12 subespecies repartidas por todo el mundo salvo en Oceanía y la Antártida. Pertenece a la familia Rallidae. La subespecie (Gallinula chloropus chloropus) habita nuestro país y es de distribución holártica. Pero nuestra entrada la ocupa la subespecie (Gallinula chloropus galeata) distribuida por Argentina, Bolivia, Uruguay y Brasil, en este último país, se conoce con el nombre de Frango-d'água-comum. El rasgo distintivo más visible además del tamaño y el color, es el de la placa frontal roja, más ancha que en la ibérica.
No difieren en nada sus costumbres biológicas y ambas como el resto, se desenvuelven en los mismos ecosistemas donde no debe faltar, por supuesto, el agua: pantanos, ríos, lagos, acequias etc. provistas de corrientes lentas, incluso salobres. Allí encuentran su alimento típico que consiste en materia vegetal, moluscos, insectos y sus larvas; ocasionalmente, puede comer peces muertos.


  
En el río Paraíba a su paso por una gran población brasileña, veía a estas aves siempre entre la vegetación abundante de las orillas en zonas de curso lento. También, desgraciadamente, en las salidas de aguas residuales, exactamente igual que en cualquier otro lugar del mundo aprovechando, como harían las gaviotas, todos los recursos alimenticios disponibles.
Les gusta campear y sus dedos largos les son muy útiles para no hundirse en el limo blando de las orillas. 


 

En España es muy habitual en los lugares donde se dispensa comida para los patos. Hay un punto en el río Ebro a su paso por Zaragoza, cerca de uno de los puentes donde se juntan las gallinetas con palomas, gorriones, patos y grajillas (Corvus monédula). En el barrio zaragozano de Casablanca había también otro punto de alimentación para los patos domésticos compartido por gallinetas, porrón común (Aythya ferina) y, alguna rata gris (Rattus norvegicus) que, con permiso de los patos hibridados, se acercaba al comedero.
No hay mejor lugar para ver gallinetas que los humedales urbanos.


lunes, 13 de agosto de 2012

Cambacica (Coereba flaveola)




No conviene ceñirse exclusivamente a las especies ibéricas si queremos ampliar nuestros conocimientos ornitológicos, por lo tanto, de vez en cuando, merece la pena estar al tanto de otras especies del resto del mundo muy interesantes también.

El nombre de chupamieles, melero, ave azucarera y otros tantos nombres más como se conoce a esta especie en Sudamérica, hacen clara referencia a su principal alimento; el néctar.
Mide unos 11 centímetros con un peso de unos 10 gramos y es el único representante de la familia Coerebidae.  


Como su pico es relativamente corto, la práctica no exenta de picardía le obliga a perforar el cáliz de la flor para alcanzar el ansiado néctar. Para ello, realiza todo tipo de acrobacias y posturas necesarias en las plantas al estilo de los páridos, para conseguir tal fin. Es un asiduo visitante de los depósitos artificiales de agua azucarada que se instalan para colibríes y, de los comederos con restos de fruta. Su preferencia por los plátanos le ha dado el nombre en inglés de bananaquit.
Debido al contacto frecuente con el pegajoso néctar, se bañan con más frecuencia para mantener el plumaje aseado.
Es muy peleón y, cuando se desafían dos machos, pueden llegar a engancharse hasta caer al suelo; tan mal genio como el gorrión común que, incluso después de caer, la pelea no cesa hasta la retirada de uno de los contendientes o, por el paso de algún intruso. 


Es un ave forestal con buena capacidad de vuelo. Si es necesario, atraviesa los claros del bosque para desplazarse en busca de su alimento preferido, sin desdeñar árboles solitarios cuando están repletos de flores o, para utilizaros como atalaya para acceder a las flores de los prados.
Este pájaro nectarífero ha sabido aprovechar uno de de los reductos más productivos y seguros para habitarlos con comodidad; me refiero a los espacios antropógenos. Allí encuentra todo tipo de flores en jardines urbanos y, protección ante posibles predadores.


Es habitual en ciudades tan grandes como Río de Janeiro y Sao Paulo. Se distribuye por Centroamérica y Sudamérica; falta en Chile.