"Acabamos de subir al quebrantahuesos cobrado y, sin tiempo apenas de poner en buen orden nuestro cobijo, cuando ya trazaba sus círculos por el aire su pareja, exhortándonos a permanecer inmóviles.
Pasaron diez minutos cuando, de pronto, oí el graznido de un cuervo y, mirando cuidadosamente hacia afuera a través de las ramas de la pantalla, lo vi revoloteando con vuelo ligero alrededor del poderoso gypaeto. Ambos pasaron muy próximos a nosotros, pero pronto volvieron a desaparecer detrás de un relieve de las rocas, y unos segundos más tarde volví a sentir de nuevo el zumbido de las alas y sin darme ni siquiera tiempo de encararme la escopeta se precipitó el quebrantahuesos al interior de su covacha. De nuevo contemplé su larga cola, otra vez volvió a girar el ave solamente después de vocearle reiteradamente. El primer disparo la precipitó pared abajo, pero otra vez consiguió recuperar el equilibrio, abriendo sus alas, saliendo, como la anterior, en dirección contraria, hacia el valle. Mi segundo tiro le quebró una pata, que le quedó colgando. A unos cientos de metros de nosotros, por encima de un olivar, plegó de pronto las alas hacia abajo y se desplomó a tierra como una piedra. Bajé de prisa por la ladera y encontré mi hermosa presa rodeada ya por algunos pastores. Cargados con los dos quebrantahuesos regresamos a la hacienda. En menos de media hora había logrado cobrar dos de estas rapaces apareadas, y tan extremadamente raras e interesantes.
Durante las horas de la tarde del mismo día volvimos a subir juntos al emplazamiento del nido, y enviamos a algunos cazadores y pastores a la pared rocosa para que bajasen la cría que en el mismo había. Un paisano de los operarios de la hacienda, que anualmente escala nidos, tomó la determinación de descolgarse hacia abajo con una escala de cuerda por la peligrosa y difícilmente alcanzable pared rocosa, y a traernos en un cesto al joven quebrantahuesos".
Extracto del libro Altos Vuelos del autor Alfonso de Urquijo. Diario basado en el viaje cinegético a España del archiduque Rodolfo, príncipe heredero de Austria-Hungría realizado en abril, mayo y junio de 1879.
Entre la realeza, ornitólogos con escopeta que abastecían museos de todo el mundo con las piezas cobradas, cazadores, pastores y la utilización indiscriminada de venenos, asolaron las serranías andaluzas donde este buitre-águila con barba Gypaetus barbatus imperó en sus valles hasta desaparecer bajo una persecución continuada. Todo, causado por la mano exterminadora del hombre.
El profesor José Antonio Valverde en sus Memorias de un biólogo heterodoxo, cita como fuente a Justo Cuadros, antiguo guarda mayor del Coto Nacional de Cazorla-Segura. Estima que podían quedar entre diez y veinte parejas de quebrantahuesos allá por los años cincuenta. Por si fuera poca la presión ejercida por todos estos colectivos de destrucción, se amplia la persecución con la ayuda mas eficaz; la de la Administración gubernamental franquista.
"En 1953 se crea la Junta de Extinción de Alimañas y en 1960 el Coto Nacional de Cazorla-Segura. Ambos hechos fueron nefastos para el quebrantahuesos. Con la primera se sembró el campo español de estricnina en cebos y huevos rellenos de muerte. Con el segundo, la propia Administración facilitó el veneno a los guardas, para ser colocado por todo el territorio acotado". Precisamente, Cazorla fue el escenario final de esta singular rapaz. Allí desapareció el último quebrantahuesos en 1986, conocido por los habitantes como "El Solitario".
Diez años después, un equipo de entusiastas de la especie inició la dura tarea de recuperar al quebrantahuesos, cuyo objetivo final es en la actualidad, el de fortalecer con garantías una población estable.
Ya no es difícil ver alguna de estas rapaces osteófagas sobrevolar el pueblo de Cazorla mientras uno se toma un refresco en un velador.
La reintroducción del quebrantahuesos en Andalucía y su recuperación es uno de los grandes logros de protección medioambiental en este país.
No he querido destacar los nombres de los dirigentes del proyecto sobre los demás, en parte, porque todos me parecen dignos merecedores de esta gesta lograda por su excelente trabajo individual; desde la dirección, hasta los encargados de lavar la lana para los nidos y adecentar las jaulas de cría.
A todos los que han participado en hacer realidad el vuelo del quebrantahuesos por las serranías andaluzas; gracias por tan exhaustiva labor.
Pueblo de Cazorla.
Un cuervo en la jaula de los quebrantahuesos.
En un lugar tan poco espacioso es normal que estos carroñeros tengan fuertes disputas. El cuervo canaliza su atención y evita de este modo sus enfrentamientos.
Una gran idea del personal del centro para mantener la paz entre estos colosos.
La situación poblacional del alimoche en Andalucía es muy preocupante. También se trabaja en este centro para evitar la extinción del menor de nuestros buitres.
Tuve la fortuna de visitar este centro de cría del quebrantahuesos con Fernando y José Vicente el 21 de abril de 2018, ambos, trabajadores medioambientales. La experiencia no pudo ser mas aleccionadora, la linea de trabajo dejaba constancia del buen hacer de la Fundación Gypaetus. Sus quebrantahuesos cada día son mas fáciles de ver sobre las peñascosas sierras andaluzas.