lunes, 12 de noviembre de 2018

En el valle del río Mesa




Al comienzo de una excelente mañana, de momento calmada de fuerte viento, escogí un buen lugar para observar la actividad de los buitres leonados; especialistas en el ahorro de energía de largos desplazamientos mediante el planeo.
Para ello, tuve que esperar la larga sesión solar de estas necrófagas, útil para sintetizar la vitamina D. Además, el soleamiento con las alas abiertas se relaciona con la lucha contra ectoparásitos y el mantenimiento del plumaje; también, en condiciones meteorológicas adversas (lluvia y frío) para la termoregulación. 
El impresionante canal calizo que cerca al río Mesa, acoge en sus repisas, oquedades y anfractuosidades multitud de especies rupícolas que en él buscan cobijo y espacios para anidar. Los más visibles por su tamaño son los buitres leonados, cuya silueta destaca en cualquier altozano. 

Villa de Calmarza


Cuando la temperatura sea la adecuada para la formación de corrientes térmicas, los buitres comenzarán a abandonar los puntos de reunión donde toman el sol, y seguidamente, prospectarán desde el cielo el vasto territorio en busca de alimento.


Al chocar el viento contra laderas y cortados forma una fuerte corriente ascendente que eleva cómodamente a estas aves veleras; otro método añadido al de las térmicas, para ganar altura sin esfuerzo.




El cañón del río Mesa es uno de los ejemplos más bellos de arquitectura kárstica del territorio español.



El Villar, donde se concentran los almacenes y pajares. Antaño, en las eras, con la utilización de trillos provistos de cortantes piedras de pedernal y tirados por mulos, se machacaba la caña del cereal y las espigas para separarlas del grano. En los pajares se guardaba la herramienta y la paja.





Tumbado boca arriba, puedo estar horas mirando a estas grandes rapaces de vuelo parsimonioso surcar el cielo con sus amplias alas hasta que desaparecen.





Desde el páramo calmarceño puede observarse la cumbre del Moncayo, ahora como se aprecia, completamente nevada.


Joven buitre leonado del año en vuelo a la izquierda de un adulto. 
(Tompson, 1991) sugiere que, en líneas generales, un plumaje juvenil poco llamativo podría funcionar como una señal honesta que indica subordinación, lo cual puede evitar conflictos al joven ante la competencia por los recursos disponibles.




Poco a poco el espectáculo de las carroñeras tomando altura se va desvaneciendo. Cuando alcancen la altura necesaria, cada uno tomará su ruta más conveniente.





"La altura alcanzada en estos vuelos de remonte puede ser considerable. Pennycuick observó a todas las especies de buitres de su área de estudio volando a altitudes de hasta 4.000 metros. El ave que ostenta el récord de altitud en vuelo hasta ahora registrado, probablemente sea un buitre moteado Gyps rueppelli; el 29 de noviembre de 1973 un ejemplar de esta especie chocó con un avión en su ascensión, a más de 12.000 metros de altitud sobre Costa de Marfil."
El buitre moteado o de Rupell, es algo menor que el buitre leonado.



Chova piquirroja Pyrrhocorax pyrrhocorax, córvido habitual que forma bandos cuya voz atruena todos los rincones del cañón rocoso.



Una rapaz que puede pasar fácilmente desapercibida por su tamaño es el esmerejón Falco columbarius. Esta rapaz proveniente del norte de Europa inverna en espacios abiertos como páramos, etc. Hembra en vuelo.


Con la temporada de caza, las escopetas atruenan el monte convirtiéndolo en un lugar inestable. Los cazadores que escudriñan todos los espacios, levantan en este caso, al somnoliento búho real Bubo bubo cuyo descanso se ve interrumpido. Conocedor de su territorio, pronto se reubica entre los pinos.


La escasa águila de Bonelli no tiene buena relación con los buitres leonados a los que ataca, en ocasiones, con enorme violencia. Una de las razones teóricas de estos ataques es la del robo de sus nidos por parte de las necrófagas que crían con antelación.





No sólo los álamos entonados de amarillo son testigos del efecto otoñal. Además, hasta que no se escucha desde lo alto el coro de las grullas no percibo emocionalmente la sensación del otoño.


Puedo ver las grullas desde cualquier punto de la geografía española, sin embargo, ningún lugar motiva más mi admiración que su presencia sobre los cielos del cañón del río Mesa; allí sus voces resuenan amplificadas entre los laberintos calizos de grandes dimensiones.















LOS BUITRES IBÉRICOS
biología y conservación
José Antonio Donázar

12 comentarios:

  1. Me encanta ver volar a los buitres. A unos 25 kms de mi pueblo existen dos colonias de estas espléndidas aves y voy a menudo sólo por verlas volar. Eso sí, nada como verlas en el Salto del Gitano, en Monfragüe, pues se han acostumbrado a la presencia humana y no es nada raro verlas volar a escasos 25-30 metros y, lo mejor, por debajo de ti.
    Ya tenemos de nuevo a las grullas alegrando los campos y cielo con sus característicos trompeteos. Sean bienvenidas.
    Interesante y entretenida entrada.
    Saludps

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    1. Hace años, con el telescopio, podía verlos de cerca en sus nidos en el cortado rocoso que hay frente a la terraza de la casa. A pesar de los suplementos alimenticios de los muladares, los buitres por aquí no han subido en número.
      Es apasionante dedicarles toda la atención desde que amanece, cuando acuden a solearse, se van y, regresan a su dormidero comunal.
      Las grullas también emocionan con su llegada y su marcha; es una sensación que compartimos todos los observadores a su paso.
      Saludos Pini.

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  2. Espectacular paraje con interesantísimos vecinos. Este curso tengo una buitrera frente a las ventanas y es de lo más entretenido ver sus vuelos sin cansarme de ellos ni una pizca.
    ¡Saludos!

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    1. Entonces, estás de mucha suerte ya que, mientras esperas sorpresas, tienes la fortuna de entretenerte con el vuelo pausado de los buitres. Siempre hay ejemplares, seguramente de rango superior que, cuando aterrizan, ya sea en el solarium o en el dormitorio comunal fastidian a unos o a otros arrebatandoles el sitio escogido con antelación.
      Saludos.

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  3. Son unas aves impresionantes. Me encanta verlos volar en los Arribes, salen desde el arribanzo y se elevan apenas sin esfuerzo, planeando y se pierden en la disyancias sin apenas mover las alas.
    Bonita entrada.
    Un abrazo.

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    1. Un ave fácil de ver y que no falta, afortunadamente, de los cielos españoles. Si no fuera por ellos, el espacio celeste en invierno, agonizaría de soledad.
      Otro abrazo.

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  4. En un par de ocasiones, durante mis correrías por las zonas poco frecuentadas de algunas montañas, he sorprendido, por la mañana temprano, a un grupo de buitres posados sobre el terreno dando cuenta de alguna vaca muerta, y no veas los apuros que pasaron para, sin haber térmicas ni acantilado desde donde dejarse caer, elevar el vuelo y huir de mi presencia. Su gran tamaño y con la panza llena les llevaba a dar grandes saltos, que no volar, para alejarse del lugar. Y yo, sin aproximarme mucho, para no asustarlos más, tan sólo fotos les sacaba.

    Muy bonitas las fotos y el reportaje, Javier. Un abrazo

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    1. Son rapaces que pasan días sin comer, y la oportunidad de hacerlo, les hace abusar por necesidad. Como bien relatas, levantar el vuelo para huir del lugar les supone un enorme esfuerzo.
      En este santo pueblo, eran acosados a pedradas hace muchos años, cuando en el barranco se les suministraba algún mulo, asno o res. Por fortuna, esas viejas costumbres concluyeron; en parte, por la extinción de aquellos animales de tiro y, algo de concienciación (supongo).
      Un abrazo.

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  5. Aquí tienes una de las ocasiones a las que me refiero, con los buitres "sorprendidos" en terreno plano, no sabiendo muy bien cómo salir del atolladero:

    https://carmar-zancadasligeras.blogspot.com/2015/07/tejo-milenario-cabeza-de-hierro-mayor.html

    Un saludo.

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    1. ¡Vaya!Los buitres de esta entrada son buitres leonados (Gyps fulvus), sin embargo, los de la tuya son buitres negros que, a la hora de despegar de una carroñada, siempre tuvieron los mismos problemas.
      Muy buena observación Carlos, por aquí los buitres negros no son tan frecuentes.
      Un abrazo.

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  6. Reportagem espetacular, Javier! Calmarza é um encanto e preciosas ficaram as fotografias das aves registradas! Momentos ricos de observação... (imagino a sua satisfação e euforia por tão incríveis vivências...).
    Estar em contato com a natureza e aprender com ela é algo que não podemos desperdiçar e tampouco ignorar... bravo, bravo! Você é um exemplo admirável. Sou sempre grata às suas partilhas maravilhosas.
    Um beijo

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    1. Gracias. Este espacio natural es para mí un rincón de belleza extraordinaria que no me canso de visitar. Todos sus rincones tienen alguna sorpresa por descubrir para disfrutar en cualquier salida emocionante.
      Besos.

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