Hoy he visto a dos pollos de búho real, a lo lejos, reposando curiosos, totalmente emplumados a la
sombra y luciendo sus hermosos penachos cefálicos. Uno de ellos es, precisamente, el de esta historia.
Sin embargo, de este pequeño
apunte que cuento seguidamente, han pasado ya algunas semanas.
Miraba un
ejemplar de búho real Bubo bubo en la
rinconada de un talud. Una gran hembra que reposaba, al parecer, bastante
tranquila según podía comprobar desde una posición algo alejada a vista de
prismáticos. Lo más curioso de todo, precisamente por la tranquilidad de la
rapaz nocturna, es que estaba rodeada de más de sesenta milanos negros Milvus migrans reposando en las ramas
altas de los árboles circundantes;
algunos, bastante cercanos a ella.
Expectante por un
desenlace inminente, aguardaba la reacción final de la hembra de búho real ante
tanto milano avizor. Quería ver con mayor precisión el semblante facial de la
rapaz nocturna y comprobar su estado anímico ante semejante amenaza.
A lo
lejos, vi acercarse a un ciclista por el camino adyacente, rodando tranquilo y
sin prisa. Me fijé en él esperando su paso para proseguir la observación. Pero,
su velocidad fue menguando hasta que se detuvo. Tumbó la bicicleta y
seguidamente, se acercó hasta el borde mismo de la terrera atraído por la
presencia de tantas rapaces juntas, volando y posadas. Los milanos
aprovecharon, armando un revuelo espectacular que sorprendía al atónito
ciclista para alejarse del lugar y, la hembra de búho real, con sigilo,
desapareció. Se fastidió toda la curiosidad de presenciar un acontecimiento que
minaba mi curiosidad, todo ello, por lo mismo que alertó al ciclista no menos
curioso que yo. No tengo nada que reprochar la acción del hombre. Como
cualquier persona, fue capaz de asombrarse ante un acontecimiento tan
espectacular de milanos soleándose y emprendiendo el vuelo simultáneamente, tan
cercanos y tan abundantes.
Pero no todo acabó
allí, el ciclista se fue, se fue impactado, lo aprecié en su cara. Cuando quise
darme cuenta, percibí como un grupo de los mencionados milanos negros revoloteaban
agitados en un punto concreto. Sospeché de la hembra de búho real, sin embargo,
se trataba de un pollo que recibió un aluvión de pasadas quedando algo
aturdido. La joven rapaz, salió ahuyentada por la presencia del ciclista, los
milanos, al tratarse de un joven, se cebaron con él. Tampoco hay nada que
reprochar al hombre, el joven búho tiene todavía un largo camino por aprender
y, los malos tragos, tendrá que asumirlos cuanto antes; esto curtirá su carácter
poco a poco.
No pude evitar
acercarme para que no desmontaran al pobre pollo. Me senté cerca de él y, ni
aún así, el pollo abandonó el lugar. Por lo menos, los milanos cesaron su
violencia.
El milano más audaz,
a pesar de mi presencia, no se fue sin darle la última pasada como se ve en la
imagen.
El jovenzuelo ya empieza a saber lo que implica ser el odiado gran duque, le queda un largo camino aguantando los berrinches de rapaces diurnas y córvidos, jajaja.
ResponderEliminarEstá bien el detalle del interés que suscitaron los abundantes milanos en el ciclista, por aquí la última anécdota que he oído es la de un gañán diciendo "y luego dicen los ecologistas que hay pocas águilas y hay que protegerlas".
¡Saludos!
Si es que, hay cada ejemplar...
EliminarLa mayoría de estos elementos salen de los habitáculos de las oficinas y lo más parecido a naturaleza que han visto son las macetas de la vecina.
He oído alguna vez decir a gente que, en primavera, los ecologistas sueltan muchas águilas (refiriéndose, supongo, a los queridos milanos negros).
Saludos
Alguna que otra vez me ha pasó algo parecido. Buena crónica Javier, me ha gustado mucho. Un fuerte abrazo desde Cantabria.
ResponderEliminarGracias Germán. Este tipo de anécdotas siempre considero oportuno contarlas ya que llenan mis momentos de campo.
EliminarOtro abrazo desde esta Zaragoza con viento de narices.
Joven búho avizorado por milanos sin cuento, que no alcanzas a vislumbrar cómo el milano rapaz no fue capaz de hincar sus garras al pasar, y es que gracias al fortuito conjunto milano / humano el hecho resultó en que tú salieras airoso de este cuento.
ResponderEliminarBuena observación, aunque de resultado distinto al previsto.
Salud, Montaña y un abrazo, Javier.
Al margen del varapalo recibido por el inofensivo pollo de búho real (de momento), los milanos negros son unos provocadores con otras rapaces a las que les gusta probar su paciencia. Algunos ya saben que el águila calzada tiene muy poca.
EliminarAbrazos y mucha salud montañera.
Me encantan tus relatos! Gracias Javier por hacerme vivir, a través de ellos, tus magníficas experiencias! Un abrazo !!
ResponderEliminarYa sabes Mabel, que son momentos de campo en los que no despego mi mirada de estas criaturas que nos acompañan en todo momento durante nuestras salidas. De este modo, descubres muchas historias que llenan el alma del más curioso.
EliminarUn abrazo.
Te dejo mi blog de poesia por si quieres criticar gracias.
ResponderEliminarMe gusta mucho el tuyo. Tienes Toda la razon si segimos asi no quedara nada.
http://anna-historias.blogspot.com.es
Bueno, nos vemos en tu blog para disfrutar de tus momentos de poesía.
EliminarLa crítica, la dejo para quién le corresponda hacerlo por preparación académica.
Saludos.
La Naturaleza no está exenta de casos de bullying. Interesante historia que nps permite conocerla un poco más.
ResponderEliminarQue razón tienes, menos mal que en la naturaleza estos acosos no van acompañados de rencor y venganza.
EliminarSaludos.
maravilloso el arte de las letras con las fotos
ResponderEliminarGracias por tu visita.
EliminarSaludos
Como son sistemáticamente acosadas las rapaces, generalmente por córvidos también gaviotas etcetc, lo hemos visto en innumerables ocasiones. Las grandes concentraciones de milanos negros son espectaculares, hace algunos agostos que al sur de Soria pude observar una, yo diría de medio millar seguro y me quedo corto
ResponderEliminarEnhorabuena por la obsevación de este estupendo lance de naturaleza en estado puro
Un saludo
Javi
La verdad es que un bando de milanos negros soleándose al lado de una hembra de búho real, sin que éstos se inmuten, me pareció algo sorprendente. Otra cosa fue cuando apareció la víctima inocente (de momento).
EliminarYa pude observar hace unos años un grupo de 18 cuervos posados delante del posadero de un macho de búho real. Estaba deseando que no lo descubrieran, por que lo hubiera pasado francamente mal.
Saludos
Uma observação que a princípio parecia simples se desenvolveu num relato de pura empolgação... (quantas vezes me "perdi" observando bandos de aves pelo céu...)
ResponderEliminarUm beijo
Es lo que ocurre cuando no llevas ninguna prisa y sólo atiendes a lo que acontece en ese preciso momento.
EliminarSiempre que salgo al campo, dedico todo el tiempo necesario en cada animal que veo, sin importarme la cantidad de especies que pueda ver si me doy más prisa.
Beso y abrazo
Vaya mirada tiene el buho.
ResponderEliminarVaya mirada tiene el buho.
ResponderEliminarAl pobre le queda un futuro incierto. Ha de pasar muchas penurias hasta regentar un territorio y formar pareja.
EliminarQue tenga buena suerte. Ahora, todavía con los padres, está a salvo.
Saludos
Y tú los observabas a todos! Una situación bien curiosa...y bien emocionante! Sesenta milanos! para no pararse!. Me alegra que saliese bien parado el buhito.
ResponderEliminarMomentos que merecen la pena. No mejor dicho: Son los mejores momentos.
Un abrazo
Anonima Eve
A estos búhos les he dedicado bastantes días de observación. Trataré de hacer algún reportaje de toda la familia,incluido algún vídeo trampeo.
EliminarSon cuatro hermanos, una cifra no muy habitual en esta especie. Sin embargo, hasta hoy, han conseguido hacerse grandes con el plumaje completo.
Otro abrazo
¡Hay que ver las cosas que hacemos los milanos negros! jajaja. Bueno, en ocasiones los perseguidos son ellos. He visto grupos de urracas hacerle la vida imposible a un pobre milano que, al final, tuvo que largarse de tan insistentes que eran con sus gritos y pasadas. Si hasta se atrevían a picarle por la espalda...
ResponderEliminarQue conste que los milanos negros tienen que protegerse muy bien por la noche, no es raro que alguno termine en las garras del búho real, sobre todo de la hembra que es mas poderosa.
EliminarSaludos
Vaya situaciones, hay que ver como la paciencia permite observar comportamientos que a los demás nos pasan desapercibidos.
ResponderEliminarUn saludo.
El pobre pollo ha estado oculto tantas semanas al amparo de la maleza del lugar que, una vez emprende el vuelo, no sabe la de enemigos que va a soportar como corresponde a un depredador de su estatura piramidal.
ResponderEliminarEspero que todos encuentren ese territorio para criar.
Saludos.