jueves, 31 de mayo de 2012

Pasarela natural para infatigables trabajadoras: (Crematogaster scuttellaris)



Los álamos lo ponen todo perdido. Antes que broten sus hojas en los meses de febrero y marzo, ya aparecen precoces los amentos. Los frutos en capsulas guardan semillas parduscas que, una vez liberadas, vuelan por doquier como copos de nieve. La  diseminación acontece en abril y mayo. Gracias a su abundante pelusa las semillas se desplazan lejos transportadas por el viento. Lentamente, van posándose, convirtiéndose en un manto blanco que lo cubre todo.


Como consecuencia de este mágico suceso (sé que es algo molesto pero, no deja de ser curioso), unas sinuosas líneas en el suelo llamaron mi atención. Se había formado una barrera de pelusa blanca, caída lentamente y compactada simultáneamente por el paso permanente de unas minúsculas hormigas (Crematogaster scuttellaris). Ese era el misterio; el tránsito infatigable de unas trabajadoras ejemplares trasformando las blancas hebras en una alfombra de fabricación propia.



Cuando la calzada se alza demasiado, el viento la derriba sin contemplaciones. Después, terminada la jornada de gloria, otra vez al cotidiano sendero de tierra. 


Los troncos de árboles caídos, son una tentadora opción para hacer un alto en el camino durante cualquier excursión. Nada mejor para descansar. Pero, ¡cuidado! Cuando vuestras posaderas vibren el tronco, sobre todo si es viejo, en cuestión de segundos subirán por ellas, muy enojadas estas violentas hormigas. Se colarán con suma facilidad entre vuestra ropa y os encenderán a picotazos sin que sospechéis, de momento, la causa de tanto escozor.


  
Hace años, fui su víctima y, creerme; después de sentarme en el tronco-banco de un balneario de Jaraba en Zaragoza, en poco rato, sentí sus mordiscos y picotazos por todo el cuerpo. Pinchaban como alfileres. Tuve que esconderme detrás de unos arbustos y quitarme camiseta y pantalones para sacudírmelas, olvidándome de los transeúntes.

Ya sabéis: ante la tentación de sentaros en un tronco, llamad con los nudillos o alguna rama para que salgan a recibiros. Lo harán belicosas y bravuconas, con su abdomen levantado y portando en él una gota de feromona que, naturalmente, atraerá a más individuos de la colonia también enojados. 
Desde luego, que poca hospitalidad.

10 comentarios:

  1. Hola

    Curiosa y bonita autopista la de la foto y además no causa perjuicios medioambientales.

    Un saludo

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  2. Ja, ja, ja!!! Me imagino la situación. La verdad es que las pelusas de álamo tienen mala fama y dicen que son causa de alergias, pero es algo necesario.
    Un abrazo.

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  3. Ai, ai, homem... você me impressiona com todos esses detalhes..."eres muy guapo" como vocês dizem... ahahahaha
    Divertido e instrutivo relato adequadamente fotografado com belas atrizes "picabravas". :)

    Beijo carinhoso.

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  4. - Pedro: si, son autopistas totalmente naturales y, unos detalles muy curiosos de la naturaleza con la intervención de estos pequeños seres activos que apenas descansan.
    Me sorprendió mucho el efecto, sin duda.

    Saludos.


    - Valverde: una situación muy comprometida debido al elevado número de gente que paseaba por la zona. No sé como unos seres tan pequeños pueden notarse tanto.
    Dicen los alergólogos que la pelusa de los chopos no provoca alergia puesto que no transportan polen, sino la semilla del árbol. Lo que sí es cierto, que sus finos filamentos se cuelan en ojos, boca y nariz y, resultan sumamente incómodos e irritantes.

    Saludos.


    - teca: no está bien reírse de este tipo de sucesos en personas que los padecen…
    De todos modos te puedo mandar un recipiente con unas cuantas de estas hormigas y, me cuentas la experiencia… :P

    Un abrazo…

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  5. ¡Hola Javier!
    Nunca está de más dedicar un espacio a estos curiosoos insectos. La anécdota es muy graciosa. Es incríble cómo estos animalitos son capaces de hacer mover incluso a personas...
    Me llamó la atención cómo Darwin se dedicó a la observación de las hormigas en su obra El Origen de LAs Especies. Incluso unas especies trabajan como exclavas de otras.

    Un abrazo.

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  6. Parece que la pasarela les facilita enormemente la recolección evitando la tortuosidad del terreno, a pesar de que quedan muy expuestas a depredadores.

    Tengo entendido que independientemente de su agresividad son bastante útiles para combatir la procesionaria de los pinos.

    Fantástica entrada, saludos.

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  7. - Fernando: yo diría que, incluso son capaces de hacerlas bailar. Fuera bromas, se notan los pinchazos de estas inmisericordes.
    Existe un mundo increíble en el mundo de las hormigas y, tantas y tantas cosas que aprender de ellas. Son uno de los mejores ejemplos de sociedad entre los animales, incluido en hombre.

    Saludos.


    - José Fidel: no parece incomodarles el suelo tan blando que indirectamente han elaborado con la pelusa.
    Es cierto, atacan a sus puestas aunque, por otra parte, causan daños en la corteza de los alcornoques. Es lo de siempre, una de cal y otra de arena.

    Saludos.

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  8. Supongo que su belicosidad se deba simplemente a que estén hartas de que todo el mundo se les siente encima o las pisotee o las mate de un manotazo sin ningún remordimiento, porque dime ¿cuántos respetan a las hormigas cuando se las encuentran? normalmente nadie así que tienen que defenderse como pueden.
    :-) No puedo evitarlo, defiendo hasta a las hormigas.

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  9. Bueno Abedugu; te prometo que siempre he ido con cuidado de no pisarlas y, además, siempre he compartido mi bocadillo de monte con ellas pero, por lo que sea, no me han sabido diferenciar de esa mala gente de la que hablas.

    Saludos.

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