Ya sabemos que, el nombre de nuestro país, viene del conejo (Oryctolagus cuniculus). Fue confundido por los fenicios en su desembarco, con los damanes (habitantes de sus tierras), al alcanzar nuestras costas. Le llamaron: “tierra de damanes”, al verlos corretear por millares en nuestro territorio. Posteriormente, los romanos, ante la instauración de su poder, lo hicieron con la denominaron de Hispania.
De la misma manera que al toro; la historia al conejo, no le ha deparado absolutamente ningún beneficio, sino, todo lo contrario. Ha sido y es, una plaga destructora de los intereses agrícolas, como también lo son; los animales que se alimentan de ellos, que por cierto, son cantidad y también perseguidos por el hombre.
La codicia de “los escopeteros”, está impregnada de una pauta muy ancestral y, disfrazada a la vez de deporte, ecologismo, equilibradores del ecosistema e, incongruencias varias, (por no definirlas, como idioteces por el estilo).
Este gremio, apoderado y esquilmador del monte, pretende monopolizar la gestión cinegética de los lagomorfos. Ser ellos, quienes decidan qué especies son aptas por su interés, en detrimento de las demás, ejerciendo caprichosas y descontroladas explotaciones a su antojo.
Así pues, demuestra una vez más el conejo, que su fortaleza como especie ecléctica es portentosa, dada su capacidad de adaptación. Como prolífico mamífero, resulta verdaderamente increíble, está muy por encima de la presión que ejercen sus depredadores, incluido el hombre, al contrarrestar las bajas sobradamente.
Cuando entra en escena la atrocidad del ingenio humano, todo el ecosistema se tambalea. El médico francés Armand Delille en 1952, nos dejó una estela de desolación no exenta de reflexión, al preparar el virus de la mixomatosis para erradicar la plaga de éstos animales en su finca. El resto, es de todos sabido. Una enfermedad inmisericorde capaz de debilitarles, haciéndoles sucumbir tras unos quince días de agonía, durante los meses de verano.
Para rematar la incompetencia de ciertos reguladores de la especie; la enfermedad vírica hemorrágica, diseminada a finales de los 80 hasta Europa y, cuya afección se produce en invierno, destruye el 95% de los conejos en 48 a 72 horas. La especie, en franco declive, tiene su futuro en el aire, soportado con paños calientes.
En fin, disfrutemos de las imágenes de tan simpático mamífero. Peluche, de muchos sueños infantiles.
Aunque principalmente nocturnos, también son activos en horas diurnas.
Este de la foto, descansa algo somnoliento.
Su peso medio, rara vez supera los 1100 o 1200 gramos.
Hasta 10 cm al año, crecerían sus incisivos de no desgastarse por el uso continuado.
De alimentación fitófaga, aprovechan todo tipo de materia vegetal, de donde obtienen también el agua necesaria.
Los terrenos áridos, dan una coloración algo pardusca a su pelaje.
Malla de protección en el perímetro del sementero, para evitar la visita de los conejos.
La cantidad de biomasa aportada por el conejo, supone una medida idónea en las necesidades alimentarias de muchos de sus predadores naturales.
En la foto, los restos de un infortunado conejo, apurados sus huesos por el pico de un macho de búho real.
Mejor que los conejos de peluche; uno real, suave y poco escandaloso. Una joya.
Muy de acuerdo en todo lo que dices. No sé si es que al hombre le importa un pimiento todo, o es que no se para a pensar el daño que hace con su comportamiento, o un poco de las dos cosas. Es triste. En los colegios tendria que haber mucha más enseñanza y educación para este tipo de cosas.
ResponderEliminarCurioso, que ahora parece que en algunos lugares las poblaciones de conejo vuelven a ser abundantes y... ¡como no! ya se habla de plaga.
ResponderEliminarSi consigo hacerle fotos a todas las especies haré una entrada en mi blog. Creo que no es casualidad la coincidencia de que este año en mi zona haya visto más especies de rapaces que nunca.
Hola Mamen. La quemadilla que llevo con el tema de los cotos. Es esa sensación de sospecha que, me ronda el pensamiento sobre la negativa actuación de algunos cazadores hacia especies protegidas ubicadas en dichas zonas, impidiendo la entrada a gente que, simplemente va a pasear por el monte. Tratan de que sea zona de caza privada, para masacrar al conejo o, especies cinegéticas, y sin testigos.
ResponderEliminarSaludos.
Que tal Jesús. Las fotos las tomé en un lugar de secano, donde su abundancia resulta agradable (no tanto para los agricultores).
El caso es, que hay como depredadores, una pareja de águila real y otra de búho real. Ambas, han criado a menos de cien metros una de la otra. Con la abundancia de presas, espero que no entren en conflicto.
Espero esas rapaces del blog, que seguro, son interesantes.
Saludos.
YO nunca respeto lo de los cotos, es que eso de que me pongan límites en el monte...lo siento pero no. Lo mismo un día me llevo un susto.
ResponderEliminarRespecto a los cazadores, no creo que haya ninguno bueno. Desconfío de todos. Si a la gente le gusta matar, ¿cuanto más no les va a gustar llevarse como trofeo a casa algo que es escaso o está protegido? Me ponen de los nervios, me he cruzado con ellos muchas veces y uff qué mal lo llevo, me deben leer el odio en los ojos. Me siento como si fuesen a jorobarme todo lo que a mí me gusta ver.
Pero ¿cómo pueden decir que la caza es un deporte? Me callo porque no pararía de despotricar. >:-(
Hola a todos:
ResponderEliminarJavier, como ya te comenté, aquí me tienes. El conejo es uno de esos animales que me caen simpáticos y estoy seguro de que otro tanto le ocurre a mucha gente. Tal vez la salvación de esta especie dependa de explotar la simpatía que suscita en una campaña a favor del conejo ibérico (y por tanto, de una regulación más racional de su caza, aunque personalmente no apoyo tan discutible afición).
Saludos
Nada Mamen, tendré que moderar la dosis de rabia por que nos ponemos cardiacos y esto es contagioso.
ResponderEliminarAunque la caza la comprendo por necesidad, (acción prescindible en nuestra opulenta sociedad) no tenemos otra alternativa que aceptar con rabia contenida, al reducido grupo de cazadores para luchar juntos (paradojas de la vida),contra los escopeteros, auténticos verdugos de nuestra fauna.
Yo también me volví a meter en el coto de donde me despacharon hace dos semanas.
Por cierto, te presento a Javier Barbadillo conocido blogueralmente (que palabro) por medio de Jesús Dorda, cuyas páginas son de lo más sustanciosas (las de ambos).
Saludos.
Bueno Javier, bienvenido a esta página. Espero que disfrutes de la sencillez del blog y, poder crear un ambiente intercambiador de preguntas y respuestas ante cualquier exposición de los posts.
Esperemos que la fortaleza del conejo vaya ganando tan difíciles batallas contra las malditas enfermedades víricas.
Saludos.
Pues encantada de conocerles a ambos. La verdad que estoy econtrando muy buenos blogs y me gustaría llegar a todos, pero a veces me es imposible.
ResponderEliminarIntentaré echar un vistazo por ellos!
Un saludo!!
Que interessante e histórico o que nos conta por aqui... ademais de ser um simpático mamífero, é muito gracioso e pode ser um grande amigo como o cão. (tivemos um exemplar dentro do apartamento por um bom tempo, e ele era o centro das atenções... mas ruía todos os portais da casa, deixando minha mãe de cabelo em pé... ahah...).
ResponderEliminarGraciosas fotografias... parece que você também teve a companhia de um coelho em casa... percebo pela última foto. ;)
Um beijo
No, el conejo no era mío. Me lo dejaron para cuidarlo mientras unos amigos viajaban a Francia.
EliminarSe portaba muy bien cuando lo sacábamos un poco para que corriera por el pasillo.
Besos...