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domingo, 11 de agosto de 2019

Encame de búho real (Bubo b. hispanus)



Hembra de búho real encamada.

Lo primero en llamar mi atención son los plumones de la rapaz nocturna rodeando el cuenco donde reposó. 
Imagino, mirando atentamente y acopiando en mi mente los detalles observados, cada paso del búho real llegando a este punto de descanso. Su vuelo silencioso pero lleno de turbulencias al aterrizar, provocando una leve nube de polvo en suspensión que acabará posándose plácidamente sobre las piedras del suelo. Y, la rapaz, girándose con sus pupilas dilatadas para asegurarse del inexistente peligro antes de tumbarse sosegadamente. La imagino poderosa en su feudo, atravesando la noche con su mirada, desvelando cualquier imprevisto para salvaguardar su descanso. 

Los encames de esta gran rapaz nocturna (donde a veces no hay restos) no son tan fáciles de hallar como los posaderos o nidos. En estos espacios de descanso reposan tumbadas, y no precisamente durante el día, también por la noche si ésta se presenta laboriosa y larga. 
En los encames, el búho real se echa sobre el sustrato cómodamente, como si estuviera incubando. Sin embargo en los posaderos habituales, durante el día la rapaz reposa siempre de pie dejando excrementos y egagrópilas de su larga estancia con mas frecuencia que en los encames. Ninguna de las dos ubicaciones albergará restos desgarrados de presas, etc., labor ejercida en otros puntos adecuados para ello. 




Encame de búho real. Se observan plumones ventrales alrededor del polvoriento cuenco y huellas de los lóbulos plantares de sus garras.


domingo, 20 de diciembre de 2015

El rastro del gavilán (Accipiter nisus)


Si hubiera llegado unos minutos antes, seguramente, habría escuchado el canto del zorzal común Turdus philomelos sobre la rama del almendro; bajo la cual ahora, yacen sus restos. Dudo por supuesto, que ante mi presencia, la rapaz viendo clara la escena hubiera desistido del ataque. Sobre todo, si la rapaz es un gavilán hambriento.
Hay dos rapaces desinhibidas capaces de finalizar su cometido, incluso, si un humano se halla cerca del escenario de caza; una es el esmerejón y la otra el gavilán. El gavilán es esa rapaz de ceño fruncido, de áspero carácter e irascible conducta. Sería ésta una breve y acertada definición de un ave de presa tan característica por malhumorada. El gavilán es, tal vez, la rapaz más odiada entre los paseriformes. Allí donde aparece en vuelo prospector, es abucheado y repudiado por todos los pajarillos que en ése momento lo ven pasar.
Cuántas veces lo he visto acosado por aviones comunes y roqueros, mitos, vencejos reales y comunes, en fin, una larga cohorte de enemigos germinando a su paso víctimas posibles de sus ataques impredecibles. También entra con facilidad en las peleas contra aguiluchos, cernícalos y córvidos como el cuervo que osan atravesar su territorio. El gavilán ataca en parques urbanos ante la mirada asombrada de paseantes. Acecha a los excursionistas siguiéndoles de cerca sabiendo que algún pajarillo levantará el vuelo a su paso. Una vez, un gavilán atacó a un escribano montesino que un grupo de tres personas ahuyentamos. La rapaz pasó entre nosotros a la atura de nuestra cintura y, más abajo, con las garras adelantadas se empotró en el rosal silvestre con toda la furia del momento donde el pajarillo se ocultó; no lo capturó.

Sí, así es el gavilán. Atesoro muchas observaciones suyas; si os topáis con él y no lo habéis visto nunca actuar, tomar asiento y esperar, os sorprenderá.



Los sesos de sus presas, un bocado especial que no desdeñan sus predadores



domingo, 24 de agosto de 2014

Todo llama mi atención

Apunte del gran naturalista Félix Rodríguez de La Fuente en su mítico cuaderno de campo (dibujo de Juan Manuel Varela).



Joven mirlo acuático Cinclus cinclus. Inversamente a sus hermanos que huyen despavoridos ante mi presencia, opta por refugiarse bajo una piedra y, por si fuera poco, situada bajo un viejo puente.
Suelen utilizar la técnica del buceo para despistar y emerger por un punto diferente pero, alguno aprende además otras tretas. Tras 10 minutos, el pájaro del agua, receloso, todavía permaneció allí. Calmarza 2-5-2014

 
Estoy tan centrado en analizar una egagrópila de búho real en una pequeña oquedad caliza a mi altura que, súbitamente, alertado por una fugaz figura que no logro identificar aún habiendo estado delante de mis narices, percibo como se introduce a la velocidad del rayo en el interior de un minúsculo agujero donde no entra mi mano. Por supuesto, sin saber de qué se trata, ni lo intento. Arranco una fina y alargada hierba y con suavidad la introduzco lentamente. Seguidamente, una voz áspera de protesta sale del oscuro fortín y, segundos después, aparece con desparpajo la misteriosa criatura que frente a mí, desafiante, me permite sacarle la foto que veis en pantalla: es un joven colirrojo tizón Phoenicurus ochruros cuyo mimetismo con la oscuridad y la roca resulta sorprendente. Calmarza 28-6-2014


 
La capacidad de aprendizaje del  carbonero común Parus major es portentosa. Este pajarillo descubrió como perforando la chapa de aluminio de las botellas de leche depositadas a la entrada de las viviendas inglesas por el repartidor, se podía acceder a la grasa del cuello de la botella. Es un pájaro astuto, expectante, que vigila entre otras aves, al picapinos como descerraja la dura cáscara de almendra, aguardando pacientemente a que éste termine de alimentarse para aprovechar después los diminutos fragmentos esparcidos fuera y dentro de la cápsula. Si es capaz, como un gran observador de éstas y tantas otras cosas, ¿qué hace un carbonero posado en la rama de un pequeño árbol seco a escasa distancia de mí sin protestar? ¿Qué busca mientras pasan algo mas de 15 minutos en los que descansa tan relajado como un pájaro de jaula, con lo inquieto que es? Siendo este pájaro tan activo, tan inteligente, intuyo que podría esperar algunas migajas mías si almorzara en ese momento; aunque no me extrañaría tampoco, que aprovechara mi presencia para evitar durante el descanso a sus potenciales enemigos que, supuestamente, no se acercarán mientras yo esté allí. Calmarza 8-3-2014

 Un posadero de Búho real Bubo bubo y…

 …a unos 25 metros la mitad posterior de un conejo.

 
No hay duda por la forma en que ha sido consumido de que se trata de la presa perdida de un búho real. Queda tan sólo el cuarto trasero derecho del animal. Dependiendo del tamaño, un conejo Oryctolagus cuniculus, como el de la imagen, suele ser devorado en dos o tres partes. De la extremidad izquierda se ha consumido toda la biomasa de la pelvis el fémur y la tibia; tan sólo quedan los metatarsos y falanges (pie de apoyo), normalmente desechados.
Entre las causas de la pérdida me incluyo, puesto que, tal vez al caminar por la senda cercana al posadero de la rapaz, pudo salir ahuyentada llevando consigo la presa, soltándola ante la necesidad de volar mas ligera para ocultarse. He visto jóvenes escondidos en lugares accesibles salir con la presa en las garras y, por pequeña que esta sea, soltarla ante la necesidad de volar con mas ligereza.
 


Pero…no es éste el caso en el que tengo que incluirme. Al mirar detenidamente los restos descubro, creo, hormigas de la especie Pheidole pallidula muy común y conocida por su rápida actuación. Hay bastantes y transportan ya en sus mandíbulas fragmentos de carne. No es posible que hayan acudido tan deprisa al despojo si yo fuera el culpable de ahuyentar al búho. Aunque es temprano, las hormigas adelantan a cualquier otro insecto de la carne; como por ejemplo a la avispa, menos madrugadora.

 
Evidentemente, las moscas verdes Lucilia caesar (el verde metalizado es muy vistoso) también acuden a medida que avanza el día para aprovechar cualquier resquicio en la carne muerta donde colocar su puesta.

La noche guarda la respuesta de muchas de nuestras preguntas pero, a razón de otras observaciones, me atrevería a reconocer una causa probable sobre el hecho desafortunado de la pérdida del alimento. Probablemente, durante los escarceos nocturnos en los que participan los jóvenes y en los que unos miran la actividad de los otros, sobre todo si estos portan alimento, dicha acción persecutoria, podría ser la causante de esta pérdida.
Bajo los nidos, debido a las disputas por el alimento, suelen caer restos de presas que son mitades posteriores aportadas por el macho cuando los pollos son pequeños o por ambos cuando son mas mayores. 
Valle del Mesa 19-7-2014

 


De nuevo, creo, se trata de hormigas de la especie Pheidole pallidula. Me llamó la atención el color del cerco que rodeaba el hormiguero. Al acercarme, comprobé que estaban realizando en profundidad la limpieza de las galerías. Lo que sacaban y depositaban ordenadamente alrededor de la entrada eran restos de quitina de otros insectos pero, sobre todo, de hormigas enormes; supongo que, entre los restos, estaban los de obreras mayores que son las que defienden la colonia. El cerco tenía unos 6 cm de diámetro.
Valle del Huerva 20-8-2014
(Si alguien puede aportar algo mas, bienvenido).

 

Esta collalba negra Oenanthe leucura en vuelo y reclamo territorial, se exhibe sin importarle la fase de muda. Momentos antes esquivó elegantemente, a pesar de su limitado plumaje, a un alcaudón real Lanius excubitor que la perseguía con propósitos impredecibles.
Valle del Huerva 20-8-2014

 
En el argot de escalada, por lo menos el de los años 80, se advertía entre compañeros al escalar una vía que se tuviera cuidado con ciertas “presas” (puntos de apoyo) por estar muy “lavadas” (resbaladizas por el desgaste).
Por último, por muy superficial que pueda parecer, me resultó chocante descubrir una pequeña laja empinada frente a un posadero de búho real; se había posado la rapaz nocturna tantas veces en la arista, que estaba pulida. Al pasar mi mano sobre ella comprobé su suavidad, nada tenia que ver con la aspereza cortante del resto de la roca.
(En el lado izquierdo se aprecia la losa de un gris mas claro y su afilado perfil ya pulido)
Valle del Huerva 20-8-2014


Espero que hayáis disfrutado, pero, lamentar como siempre, no poder ofreceros estas imágenes al natural como me gustaría. 


lunes, 11 de agosto de 2014

"Yunques"

En primavera y verano los zorzales consumen gran cantidad de caracoles.

Las piedras que utilizan los zorzales como rompederos para acceder al interior de las conchas de los caracoles se las conoce con el nombre de “yunques”. En cualquier fragmento pétreo adecuado, un zorzal, prendiendo con el pico la parte exterior e interior del molusco, logra, golpeándolo contra la piedra, romper el blindaje que protege a su morador. No es difícil hallar estas pequeñas y no tan pequeñas piedras con fragmentos de conchas esparcidas a su alrededor; cada cual, por la cantidad de despojos contenidos, dará puntual información sobre su fidelidad gracias a su buena ubicación.

 
Vista completa de la enorme piedra con unos prismáticos al fondo como referencia.

En el caso de la imagen, piedras las hay por todo el cañón calizo del río Mesa pero, pocas con tan buena ubicación como la mencionada. Se trata de un bloque desprendido que ha ido a parar justo al lado de una acequia, un lugar inmejorable para hallar los preciados moluscos y poder trabajarlos bajo la fronda protectora del soto. De ahí, quizá, su repetida utilización.


Zorzal charlo Turdus viscivorus.