Si hubiera llegado unos minutos antes, seguramente, habría
escuchado el canto del zorzal común Turdus
philomelos sobre la rama del almendro; bajo la cual ahora, yacen sus
restos. Dudo por supuesto, que ante mi presencia, la rapaz viendo clara la escena hubiera
desistido del ataque. Sobre todo, si la rapaz es un gavilán hambriento.
Hay dos rapaces desinhibidas capaces de finalizar su
cometido, incluso, si un humano se halla cerca del escenario de caza; una es el
esmerejón y la otra el gavilán. El gavilán es esa rapaz de ceño fruncido, de
áspero carácter e irascible conducta. Sería ésta una breve y acertada
definición de un ave de presa tan característica por malhumorada. El gavilán
es, tal vez, la rapaz más odiada entre los paseriformes. Allí donde aparece en
vuelo prospector, es abucheado y repudiado por todos los pajarillos que en ése
momento lo ven pasar.
Cuántas veces lo he visto acosado por aviones comunes y
roqueros, mitos, vencejos reales y comunes, en fin, una larga cohorte de
enemigos germinando a su paso víctimas posibles de sus ataques impredecibles. También
entra con facilidad en las peleas contra aguiluchos, cernícalos y córvidos como
el cuervo que osan atravesar su territorio. El gavilán ataca en parques urbanos
ante la mirada asombrada de paseantes. Acecha a los excursionistas siguiéndoles
de cerca sabiendo que algún pajarillo levantará el vuelo a su paso.
Una vez, un gavilán atacó a un escribano montesino que un grupo de tres
personas ahuyentamos. La rapaz pasó entre nosotros a la atura de nuestra
cintura y, más abajo, con las garras adelantadas se empotró en el rosal
silvestre con toda la furia del momento donde el pajarillo se ocultó; no lo capturó.
Sí, así es el gavilán. Atesoro muchas observaciones suyas; si
os topáis con él y no lo habéis visto nunca actuar, tomar asiento y esperar, os
sorprenderá.
Los sesos de sus presas, un bocado especial que no desdeñan sus predadores
Bonito relato. Tuve la suerte de de ver hace un año el intento de captura de un gorrión escondido en un Acebuche por parte de un Cernícalo primilla, pero en cuanto me fui acercando, desistió del intento y se largó; creo que le fastidié le cena, porque era ya le hora del crepúsculo.
ResponderEliminarSiempre es bonito observar estos lances en la naturaleza y, como se suele decir, que gane el mejor, que no siempre es el depredador.
Saludos
No te des mal, quizá el gorrión tenía más posibilidades de escapar que el cernícalo de capturarlo.
EliminarPersonalmente, con lo que más disfruto no es con las capturas sino con las secuencias del desenlace, sea cual sea. Ver volar a las aves es un lujo.
Saludos
O destino tem a fatalidade de marcar definitivamente todos os passos da natureza... bonito relato.
ResponderEliminarUm beijo.
E, o destino, seja qual seja, é questão do aceitar com o mesmo interesse para quem desfruta com suas
Eliminarhistórias naturais que, beneficiam a uns e prejudicam a outros. Às vezes, a ambos.
Beijos e abraços...
Interesante reportaje. Felices fiestas.
ResponderEliminarGracias Teresa y, Felices Fiestas también para ti y los tuyos.
EliminarVaya con el gavilán. Leyendo tus instructivas notas viene a mi cabeza, aunque algo distorsionado, el estribillo de una antigua canción sudamericana: "Si el gavilán se comiera, como él se come al más pintado, alguno ya se habría comido al gavilán colorado" Versión adaptada por mí, al efecto ;-))
ResponderEliminarSalud, Montaña y Naturaleza, amigo Javier. ¡Ah! Y felices fiestas.
Sería el gavilán "pio, pio...gavilán pao, pao..."recuerdo la canción, sí.
EliminarFelices fiestas para ti también.
Un abrazo
Matar para vivir...Ley de vida Javier.Pero según nos cuentas a este le importa poco tener observadores.
ResponderEliminarTe deseo una buena Navidad con tu gente ♥
Un beso.
Así es; matar para vivir y, nada mejor que verlo desde la neutralidad del escenario al estar al margen. El gavilán es bastante descarado.
EliminarQue disfrutes tú también en la buena compañía de los tuyos.
Un abrazo
Me encantaría verlo actuar. Por aquí veo bastantes aves de presa cerca de las carreteras, pero cuando salgo cámara en ristre no consigo verlas. A ver si el año próximo hay más suerte.
ResponderEliminarAprovecho para desearte una estupenda Navidad y un 2016 lleno de cosas buenas.
Cuando aparece un gavilán en escena, no siempre tiene que ser para cazar, aprovecha para seguirlo con los prismáticos y, tarde o temprano, tendrá algún encontronazo con hostigadores o intrusos a los que atacar; aunque sea por su intolerancia a otras rapaces. Es un poco macarrilla.
EliminarPues que sea estupenda también para ti y con la posibilidad de conseguir esas imágenes que tanto deseas para el año que viene.
Saludos
Me es familiar la escena del gavilán estampándose en el escaramujo, ímpetu tienen de sobra. También me gusta especialmente cuando aparece alguno en uno de esos vuelos furtivos en los que tratan de pillar por sorpresa a las currucas, volando muy bajo (casi rozando el suelo con la panza) en los olivares de sierra, no se cortan un pelo (pluma) a la hora de pasar a un metro de ti.
ResponderEliminar¡Saludos!
Todavía recuerdo la captura de una tórtola turca en un parque urbano de Zaragoza y la gente cerca del lugar. Estorbé a la rapaz sin querer por que venía de correr pero, media hora después, volví de nuevo y ya no quedaba casi nada. Tampoco la cabeza.
EliminarSaludos
Yo he visto a un macho de Gavilán matar a un canario dentro de su jaula y comérselo. No se cortan un pelo. Precioso post Javier, felices fiestas y te deseo lo mejor para el 2016, un año cargado de naturaleza.
ResponderEliminarQue gusto da cuando toda la gente que comenta tiene una historia que contar sobre esta desinibida rapaz. No me extraña que por donde pasa, levante pasiones y admiración.
EliminarLo mismo deseo para ti Germán; un año nuevo, ilusiones nuevas.
Abrazos
Estoy totalmente de acuerdo con lo que dices de que ver volar a las aves, es un lujo.
ResponderEliminarFelices fiestas, Javier.
Un abrazo fuerte para ti.
¿Verdad? Cuando vuelan fuera de toda necesidad biológica y, simplemente disfrutan de esa maravillosa capacidad, es cuando uno entiende que las aves si saben lo que es deslizarse desde el cielo, maniobrar a su antojo, ponerse ligeras metas para jugar y perfeccionar el vuelo ya sea lanzándose en picado con quiebros arriesgados o, arrancando algún matorral tomado como posible presa. Sí, solamente ellas lo saben.
ResponderEliminarGracias Marga y, sigue disfrutando de la Pirámide Ecológica y de las del maravilloso Egypto.
Felices Fiestas.
Abrazos