sábado, 6 de octubre de 2012

HYDE PARK; LONDON CITY.


8 -9 -2012
Fruto del tejo; Yew (Taxus baccata) Hyde Park.

No sólo hay buenas observaciones de fauna silvestre en el monte, los parques, sobre todo los respetados y cuidados por sus transeúntes, son un auténtico filón para disfrutar en primera línea de las habilidades de sus inquilinos alados y terrestres.

Hyde Park es un parque municipal ubicado en la zona central de la ciudad de Londres. Su tamaño es de 1.4 km² y se inauguró en 1637; fue sede de la Gran Exposición de 1851. Antes de abrirse al público, estaba cercado como un parque de venados y usado para la caza.

Al acercarme al lago en un estupendo día soleado, lo primero que encontré fue a una persona con su carrito de compras y una bolsa llena de pan que, poco a poco, fue vaciando y repartiendo entre las aves acuáticas. Todas agrupadas esperaban ordenadamente la ocasión para lanzarse oportunamente hacia el alimento. Terminada su encomiable tarea, el buen hombre, observó, como no puede ser de otro modo, su labor solidaria con satisfacción. Anteriormente, quedé embelesado mirando con curiosidad y a una distancia prudente, como una solitaria mujer ofrecía también manjares sobre la palma de su mano y, como con paciencia absoluta, esperaba a que bajaran del ramaje de un árbol herrerillos y carboneros. No me atreví a fotografiarla pero, reconozco que estaba muy familiarizada con ellos.

Pero volviendo al lago, frente a las aves expectantes, nos tocó el turno a nosotros. Por fortuna, todavía tenían hambre. Curiosamente, siempre hay aves de tamaño medio y pequeño que merodean cerca de la orilla; ánades, porrones etc, junto a fochas comunes y alguna gallineta. Las gaviotas ocupaban la zona más alejada. La jerarquía se establece siempre del mismo modo; haciendo uso de la fuerza, el tamaño es determinante. Las aves más ágiles explotan su capacidad acrobática para sacar bocado, como las gaviotas reidoras que, aunque no tienen la fuerza natatoria de los patos a pesar de sus palmeadas patas, si los aventajan con la habilidad de su vuelo. Por eso una gaviota partiendo en vuelo desde el agua, alcanzaba un punto determinado antes que un pato lo hiciera nadando. Los ánades reales adelantados a las fochas, porrones moñudos, pato mandarín, gallinetas y gaviotas reidoras, eran los que tenían el mando. Todos buscaban un espacio a su alrededor bien defendido de otros congéneres, incluyendo otras especies. Las gallinetas, sin membranas interdigitales, carecen de la velocidad de patos y fochas (estas últimas con membranas lobuladas) y, su pequeño tamaño, las relega a las últimas posiciones delante de sus jóvenes vástagos. Con la llegada de los gansos del Nilo y barnaclas canadienses los anteriores comensales van abriéndoles hueco y, posteriormente, llegan los ánsares que apartan a éstos últimos. Al final, la cúspide de la pirámide jerárquica la ocupan los reyes del lago, que son los cisnes. El tamaño impera.

Evidentemente, este orden establecido es menos violento que en estado salvaje. De algún modo, las aves del estanque aprenden gracias a su interacción diaria aun siendo el alimento abundante, que basta con leves intimidaciones para abrirse camino entre los competidores. Como en las aves de granja no enjauladas, hay dominantes y dominados.
Alimento y un territorio para criar, como defienden los etólogos, son intereses cruciales muy peleados por las aves, sobre todo silvestres. Y, el invierno, es la estación más crítica para las más débiles que compiten por la comida con sus congéneres. Las aves al agruparse se benefician de una cobertura eficiente para vigilar la presencia de predadores y, por supuesto, suman más ojos para detectar fuentes ocultas de alimento. Pero, también provoca una alta rivalidad entre ellas y, las más fuertes, tienen prioridad ante cualquier hallazgo a pesar de que el individuo débil que lo haya encontrado advierta durante un forcejeo su inferioridad. Éste dejará paso al dominante, precisamente, para evitar el combate, ya que un nefasto percance le impediría la oportunidad de buscar alimento en otro lugar.

Por otra parte, parece que la obstinación de continuar la batalla podría responder a ciertas y equilibradas posibilidades, que darían como vencedor a cualquiera de las dos aves. Estas luchas ocasionalmente cruentas que pueden acabar con uno de los contendientes muerto, generalmente, se producen por la pretendida ocupación de un territorio. En cualquier caso, si uno de los interesados en adjudicarse dicho territorio advierte que sus posibilidades son escasas a pesar de la imperiosa necesidad de procrear, su retirada resultaría ventajosa, puesto que todavía tendría opciones de ocupar otro territorio, algo inalcanzable si perdiera la vida en una lucha sin posibilidades.

Resultan simpáticas las aves en  parques de este tipo pero, ese conjunto de aves aparentemente bien allegado, es producto de la abundancia de alimento ofrecido por gente que disfruta de su presencia. El mundo y su fauna lejos de estos espacios urbanos, desgraciadamente, es bastante más selectivo y, por lo tanto, más crudo.

                     
Focha común; Coot (Fulica atra) localizando plantas subacuáticas.

Sumergiéndose...

Emergiendo con la recolección.

Paloma torcaz; Woodpigeon (Columba palumbus) consumiendo frutos del majuelo (Crataegus monogyna).

Desde lo alto del paseo, una garza real; Grey Heron (Ardea cinerea) se solea ante la mirada atenta de los transeúntes. 

Porrón moñudo; Tuffed Duck (Aytya fuligula) muy presente en las peleas por la comida.

Posadas en los amarres del lago, las gaviotas reidoras; Blak-headed Gull (Larus ridibundus) aguardan su oportunidad observando atentas a las personas con bolsas de plástico.

Gaviota reidora; Blak-headed Gull (Larus ridibundus) en plumaje invernal.

Ganso del Nilo; Egyptian Goose (Alopochen aegyptiacus) en atención y dispuesto para los lances.

Ganso del Nilo ilustrado en un papiro egipcio con textos jeroglíficos (British Museum).

La gallineta; Moorhen (Gallinula chloropus) ocupa la zona de maraña vegetal desde donde aparece cuando atisba transeúntes con alimento.




Bueno, aquí entramos en otra sección; la del pájaro de limpieza del parque. Es una corneja negra; Carrion Crow (Corvus corone) y está consumiendo los restos de una rata gris Norway Rat (Rattus norvegicus) en la zona ajardinada donde descansa y pasea la gente. Buen trabajo.



Una de las especies más simpáticas de este recinto es la ardilla gris; Mexican Grey Squirrel (Sciurus aureogaser), originaria de Guatemala y del este y oeste de México. Fue introducida en Reino Unido donde se ha expandido con éxito.  


Es un verdadero placer dar de comer de la mano a una paloma torcaz; Woodpigeon (Columba palumbus). Una paloma que se ha sumado también junto a la paloma doméstica, a las bondades del oportunismo ofrecido por parques y ciudades.

Las palomas, más confiadas, rodean y abordan a todo aquel que aporte comida. Si uno la lanza a los patos, ellas siempre están debajo picoteando las migas que caen de los jirones del pan.

Una joven gallineta descubre el beneficio de tierra firme al abandonar el agua donde sus posibilidades de competir con el resto de acuáticas eran inciertas. 

La garza real; Grey Heron (Ardea cinerea) es un ave muy desconfiada. Al sentirse descubierta en su medio natural, emprende el vuelo emitiendo una voz ronca y áspera muy audible.
Me llamó la atención esta estampa entre la persona y la zancuda donde sobran más palabras.

El cormorán; Cormorant (Phalacrocorax carbo), muy especializado en la pesca, no acude a los visitantes para comer. Aunque había cormoranes soleándose en el parque, éste fue fotografiado al día siguiente mientras reposaba bajo la espectacular construcción del Parlamento Británico a orillas del Río Támesis.



Y…,en el Río Támesis, fue donde disfruté de la agilidad de las gaviotas reidoras después de avituallarlas sobre el agua mientras revoloteaban supuestamente desordenadas. Pasamos seguidamente, a lanzarles la comida al aire desde donde la capturaban con una pericia manifiesta digna de asombro. En el aire me parecieron más ordenadas, ya que formaron un carrusel y cada una daba buena cuenta de su turno gracias a su habilidad.

Para terminar esta entrada que, espero, os haya entusiasmado, quiero recordar a una persona muy entrañable y amiga de estos paseos por los parques, sobre todo, a la hora de disfrutar con los animales que los habitan. Me refiero a Clariana http://pensaipinta.blogspot.com. Muchísimo ánimo y esperanza para tu pronta y definitiva recuperación.
 

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Garceta grande (Egretta alba)



Después de echar una ojeada a los anuarios ornitológicos de Aragón desde el año 1991 al actual (recordando viejos tiempos), las citas de garceta grande (Egretta alba) en esta región se han disparado. Ahora es fácil verlas, incluso, atravesado la zona fluvial urbana de la ciudad de Zaragoza. Atrás quedaron aquellos días extraordinarios citando estas ardeidas de distribución paleártica central en sus raras apariciones prenupciales y postnupciales. Recuerdo el júbilo de aquellas personas que se regodeaban con tan magnánima observación, alguna de ellas, en arrozales de la región. A pesar de verla ahora muchas veces, me costó anotar la primera cita de esta flamante garza nívea del tamaño de una garza real, casi nada.

Evidentemente, no he perdido el interés por ella, y sigo mirándola con deleite mientras camina parsimoniosa por orillas de aguas someras intentando sorprender con su afilado pico esas futuras presas de los remansos.








 

Las fotos, hechas en el río Ebro, corresponden a principios de año. La belleza que caracteriza a estas aves, se refleja en las riberas.


sábado, 1 de septiembre de 2012

SABER Y GANAR: tras los pasos del hombre.



Esta corneja cenicienta (Corvus c. cornix) también sabe sacar muy buen partido del Coliseo romano.

El hombre, desde tiempo inmemorial, incluso transformando agresivamente algunos hábitats a su conveniencia, ha favorecido con sus infraestructuras y, sobre todo, con la generación de residuos orgánicos, el asentamiento interesado de muchas especies animales que han visto colmadas sus principales necesidades biológicas a su lado. 
Las aves son grandes observadoras, y saben por ello, sacar el máximo partido de sus intrusiones en territorio humano donde las facilidades abundan. Sin embargo, el hacinamiento por la limitación de los espacios habitables así como la lucha por ellos, hacen que los ciclos fenológicos se aceleren gracias a la bonanza, y provoquen como en el gorrión común, abandonos prematuros de los pollos del nido por la desatención de los adultos dispuestos a criar de nuevo. Los etólogos conocen, debido al estrés que genera la ciudad en aves urbanas, ciertas aberraciones en su comportamiento. Ésta y otras tantas causas negativas, son la otra cara de la moneda.


 


Me recordó la estampa de este zorzal charlo (Turdus viscivorus) habitual en parques urbanos por su manera de alcanzar el agua de esta boca de riego a la de aquellos herrerillos que desmembraban las tapas de las botellas de leche con el mismo fin.
Los etólogos descubrieron que, hacia 1914, algún herrerillo (Parus caeruleus) consiguió acceder a la nata láctea de las botellas de vidrio perforando el aluminio que le separaba de su contenido. El lechero depositaba a la entrada de las viviendas la caja de leche, y los herrerillos, mediante un selectivo aprendizaje, fueron imitando la ocasión con el consiguiente y nutritivo resultado por todo el territorio inglés. Se fastidió el invento cuando los lecheros colocaron vasos vacíos de yogur boca abajo en el cuello de las botellas.

 Garceta grande (Egretta alba)

Garza real (Ardea cinerea)

Las garcetas grandes (Egretta alba) y las reales (Ardea cinerea) como el resto de ardeidos son tremendamente territoriales, pero, cuando existe un lugar -llamémoslo neutral, por el interés común- al que todas acceden dada su temperatura agradable para escapar de las crudas heladas, entonces la permisividad se acentúa debido al logro de un mismo fin; el de mitigar las bajas temperaturas del río. Pero, ¿cuál es ese lugar? pues la salida de agua templada de la depuradora de una gran ciudad al devolver al río el líquido elemento una vez tratado dentro de las instalaciones. Cuando el sol caldea la mañana, las garzas parecen independizarse, se separan  y pelean  por una buena parcela de pesca a lo largo del río. Se acabó la comunidad hasta la noche.


 

Como el agua de la depuradora sale templada en invierno, el contraste de temperaturas marca la diferencia, por ello, se convierte en una fuente de atracción y activación para los insectos de los que el bisbita alpino (Anthus spinoletta) llegado de cotas más altas, saca el correspondiente partido en días difíciles del frío invierno.




 Hembra de águila real (Aquila chrysaetos)

 Macho de águila real (Aquila chrysaetos)

Hay aves como esta pareja de águilas reales (Aquila chrysaetos) que descansan y montan la guardia utilizando torres de alta tensión de gran altura; en este caso, sobre el terreno seco y desabrigado de la estepa monegrina.
La instalación de aerogeneradores sobre nuestros montes, ha multiplicado el número de torres que soportan interminables cordones metálicos, cuyo fin, es trasladar la energía generada por estas turbinas a distintos puntos creando peligrosas autopistas eléctricas por los valles. No polemizaré sobre la incidencia beneficiosa o perjudicial de estos artefactos, como tampoco lo haré sobre la correcta o incorrecta valoración de los estudios de  impacto medioambiental realizados en los lugares donde se instalaron y se instalarán estos gigantes eólicos. Sé que mueren muchas aves, quirópteros e insectos víctimas de sus enormes palas, y también sé, que el impacto visual en el paisaje es demoledor. Las águilas y otras aves en un futuro próximo dispondrán de muchas más estructuras metálicas de este tipo para posarse y anidar.


Abejarucos (Merops apiaster)

No son sólo grandes rapaces las víctimas de los aerogeneradores, el 30% de aves muertas son aláudidos que, junto a vencejos abejarucos y otros pequeños pájaros difíciles de localizar en los muestreos, suman como mínimo hasta 2000 bajas anuales. Para animales carroñeros como el zorro, estas masacres se convierten en un productivo filón.

 


En este horrendo rincón vive y anida una pareja de búhos reales. Como el lugar es rico en especies presa, las rapaces nocturnas han aprendido a convivir con todo el despliegue metálico que lo rodea antes que abandonarlo. Como el águila real, su antagonista el búho real también utiliza las torres de alta tensión como atalaya de caza y descansadero.


miércoles, 29 de agosto de 2012

Chochín urbano (Troglodytes troglodytes)



 Una silueta inconfundible.

15- 7- 2012 Calmarza (Zaragoza)

Al punto de la mañana, cuando la luz todavía es deficiente, un chochín o troglodita (habitante de las cavernas) nombre genérico ganado por el hábito de buscar alimento entre la apretada vegetación y las grietas de la roca, regaña con fuerza y enojo la presencia de un gato que deambula por su zona de cría. Ambos conviven en el pueblo pero, el chochín (Troglodytes troglodytes), precavido y prudente, no dejará con su potente y chirriante voz de alertar a los suyos de la presencia indeseable del felino, evidentemente, sin desatender a sus pollos bien guardados dentro del nido oculto en el interior de una casa.





La gata Manolita, muy urbana, provoca la ira del chochín.

martes, 21 de agosto de 2012

Se fueron los milanos negros.





Un día te levantas, tomas dirección al campo bajo los efectos sugerentes de una espléndida mañana de agosto pero, cuando llegas al lugar de destino, te das cuenta que el cielo está uniforme y el estampado que lucía de siluetas planeando ha desaparecido. Los milanos negros se han ido, ya no están. Se ha quedado el espacio vacío como el de una habitación sin muebles. Antes que ellos, se fueron los vencejos y, diría que, en la recta final cuando falten las golondrinas, quedará una sensación inmensa de soledad, un paréntesis de silencio que será ocupado gradualmente con la llegada de las aves invernantes.

Los últimos días de los milanos.


Ruta de los milanos negros (Milvus migrans) sobre el soto del río Ebro dirección al vertedero.

6´25 horas – 28 de Julio: el paso de los milanos es constante y espaciado. Al no haber corrientes térmicas, avanzan batiendo las alas sin descanso. En poco más de 15 minutos han pasado más de 500 ejemplares.

Milanos negros sobre un soto del Ebro utilizado como dormidero. Algunos ejemplares prefieren solearse y buscar alimento más tarde. Seguramente, están bien comidos del día anterior.

Son las 6´25 de la mañana, y la alborada, a duras penas, da forma a las siluetas madrugadoras de los primeros milanos negros. Es como una incesante columna que emerge entre la espesura del poblado soto ribereño del Ebro. Una conjunción proveniente de ambos extremos del río, cuya formación, les lleva ordenadamente a un lugar donde todos tienen la imperiosa necesidad de acudir, porque saben, conocen por sus necesidades alimentarias, que allí el hombre arroja enormes cantidades de alimentos desechados. Son las sobras de su opulencia, su hartazón y su incontrolada capacidad de despilfarro. Los milanos, rapaces ocupantes de un cómodo eslabón ecológico basado en el oportunismo, saben que al lado del hombre la vida es más fácil. También lo saben cada día más especies, que se unen al entramado antropógeno para escapar de las dificultades diarias y poder ahorrarse fatigosas e infructuosas prospecciones.

No tiene ninguna base científica mi sospecha sobre cierta inactividad observada en los milanos negros a la hora de explotar el curso fluvial. Creo recordar que, años atrás, estas rapaces era fácil sorprenderlas planeando sobre sus aguas intentando arrebatar alguna de las carpas o barbos que se desplazaban por la superficie del río.
Uno de los antiguos tramos muertos del río Ebro (galacho) había quedado desconectado del cauce por la pertinaz sequía, carpas y barbos nadaban en sus aguas asomando inevitablemente sus dorsos. Lo que más me llamó la atención fue, que no había ninguna de estas rapaces oportunistas rondando el lugar en los días que acudí. La captura de peces, aunque sean moribundos, requiere de un riesgo que tal vez los milanos poco a poco desestimen gracias a sus visitas al vertedero.
A esta peregrinación hacia los vertederos, también por aprendizaje, se unen los jóvenes del año, anotando en su conducta esta fuente práctica y eficaz de alimento optimizándola en cantidad y bajo esfuerzo.
Nuestros milanos parecen cada vez más domésticos, y esta especialización podría perjudicarles si saliera a la luz otra nefasta ley como la que estrangula, actualmente, a la población de buitres. 


 


 

 

 

 
 Ejemplar adulto.


 
Joven del año con su característico plumaje tachonado. La librea juvenil tiene una tonalidad realmente atractiva.

Grupo de milanos posados en un soto a orillas del Ebro. La foto está hecha pocos días antes de regresar a su residencia africana de invernada.
Espero que este año, la fábrica española de milanos negros, haya tenido una excelente producción, ajustada a su equilibrio poblacional.