El sábado pasado aguardé en la zona de estacionamiento frente al cordón de acero que impide, afortunadamente, la entrada con vehículo al espacio natural del Galacho de La Cartuja en Zaragoza. Galacho es una palabra aragonesa con la que se define el cauce muerto de un río que todavía permanece anegado; característico del río Ebro. Entretenido con el montaje y ordenación de la mochila en el interior del coche, me vi sorprendido por la actividad fenológica del gorrión molinero (Passer montanus). Era una mañana frenética por parte de estos paseriformes, acalorados en torno a los escasos huecos donde poder anidar; y, que mañana mas espléndida para dejarlo todo y dedicársela a ellos.
Es algo menor que su pariente el gorrión común (Passer domesticus) y a diferencia de éste, su dimorfismo sexual es inapreciable. Me gusta como destacan esas máculas negras sobre fondo blanco y sus pardos ojos indiscretos ocultos por ese minúsculo antifaz negro; detalles específicos de este gorrión colonial.
En las fotos superiores, un macho se exhibe ante una hembra ofreciéndole simultáneamente un lugar para nidificar. Hay otro ejemplar que interrumpe interesándose por la oquedad, necesaria para seguir los mismos pasos que su oponente.
Los huecos en los taludes, ya sean de origen natural o excavado por el abejaruco o el avión zapador, son ocupados por este gorrión; tampoco desdeña las oquedades en edificios del extrarradio, peñas, cajas anidaderas o cavidades en árboles. El gorrión común, más fuerte, regenta las zonas mas humanizadas en detrimento del molinero.
El macho protagonista, el que se lo curra de verdad, logra ahuyentar al rival oportunista sin dejar de observar a la hembra, interesada por su ofrecimiento; un hogar muy acogedor que ella estudia detenidamente.
Su carácter sociable les hace criar en comunidad, aunque guardando las distancias exigidas entre nidos. Cuando termine el ciclo reproductor, de nuevo, jóvenes y adultos formarán nutridos y cohesionados bandos. Se considera un ave sedentaria en gran parte de su zona ibérica pero, en primavera y otoño emprenden movimientos de cierta importancia alcanzando lugares poco habituales. En sus desplazamientos de hasta 334 Km., los hay mas atrevidos, según algunos anilladores con datos de aves recuperadas, lo hacen a mayores distancias; como uno de ellos anillado en Bélgica y recuperado en Madrid y, un joven anillado en Rusia que, tres años después, fue recuperado en Portugal.
La hembra parece satisfecha pero...
Se alimenta de insectos, semillas de gramíneas, cardos y otras plantas silvestres, y no tanto de cereales como el gorrión común. El nombre de molinero le viene precisamente por su visita a los antiguos molinos, tal vez lo hiciera para alimentarse de cereal triturado mas apropiado para su pequeño pico.
Se va...
Bueno, se va, pero vuelve para completar el acuerdo.
Y, eso es todo. Me puedo pegar tranquilamente toda una mañana mirando con entusiasmo las evoluciones de pájaros tan sencillos como los gorriones molineros y, otro día, puedo hacerlo con otras especies si me lo permiten. Nunca tengo prisa para observar si la ocasión se presta.