Detalle del entrelazado de las finas tiras metálicas.
domingo, 20 de junio de 2010
Un nido peculiar: (tórtola turca)
Detalle del entrelazado de las finas tiras metálicas.
domingo, 13 de junio de 2010
Ofidios: camisas de usar y tirar
Culebra lisa meridional (Coronella girondica). La mayoría de los ejemplares tienen como media los
Escamas dorsales.
Ayudada por la reseca vegetación, la culebra bastarda ha dejado su antigua piel.
martes, 8 de junio de 2010
El pequeño búho, no sobrevivió
No pudo ser. Es lo que tiene un post en suspense, y este sábado pasado lo comprobé. No he querido adulterar la realidad omitiendo por honestidad el desenlace final y definitivo del pequeño búho. Quería informaros entre otras cosas como ejemplo de lo acaecido, la dificultad de supervivencia que sufren incluso los poderosos durante esta fase vital tan delicada. La pequeña rapaz nocturna, sospecho que no pasó de la segunda noche. En el mismo lugar donde la deposité, unas pocas plumas agarradas a un reseco tomillo me dieron la pista inexorable. Lo demás, es una larga serie de hipótesis que ya no me interesan. Ahora, la muerte del pequeño búho, reforzará las posibilidades de éxito del segundo.
Desgraciadamente, la cadena trófica en el campo no siempre transcurre como una historia con final feliz, ni siquiera, para los que habitan el ático de la pirámide ecológica; y si así fuera, de ningún modo lo sería para sus víctimas. La muerte del pequeño búho supondrá un leve respiro a sus potenciales presas que, podrán recuperarse de esa presión cinegética ejercida sobre ellas por los búhos adultos al atender a un pollo menos. Ahora, los progenitores tendrán más tiempo con menos esfuerzo y más eficacia para dedicárselo.
Después de observar al primogénito, reconozco que está muy desarrollado, fuerte y receloso. Nada más verme a gran distancia se ocultó rápidamente. Buena señal y buenos reflejos.
Me comentan otros seguidores del búho real que, la inexistencia de la primavera causada por fríos y abundantes lluvias persistentes, han mermado notablemente el curso normal de la reproducción en prácticamente casi todas las criaturas silvestres. Por lo visto, también hay crisis en el mundo animal. El búho real, es uno de los mejores bioindicadores del estado poblacional de la caza en los territorios donde habita.
viernes, 4 de junio de 2010
El abejaruco
-Macho de abejaruco (Merops apiaster) dispuesto a obsequiar a su pareja con una abeja.
“- El primero de los polluelos del profundo nido de los abejarucos, se asoma por primera vez en su vida a la puerta del nido. Descubre a sus vecinos los conejos, graciosos y alegres gazapos que parecen muñecos de peluche. Descubre también, a una inquietante criatura: el pacífico cernícalo, sin embargo, cazador de insectos. Y en el cielo, la libélula. Mira los alrededores de su mundo el pequeño abejaruco, y quizá llegue a ver posado en una rama, al joven alcotán…”
Félix Rodríguez de La Fuente. (El abejaruco II parte: serie de El Hombre y La Tierra.)
Comienza de nuevo otra interesante historia, ya que sus protagonistas están acabando o a punto de hacerlo. Me refiero, al largo túnel donde una vez terminado, depositará la hembra entre cuatro y siete huevos de color blanco. En la obra colaboran los dos, y el desgaste de sus picos por el efecto perforador será de algo más de un centímetro; dependiendo claro está, de la profundidad de la galería y la dureza del terreno. La longitud oscilará alrededor de los 190 cm; excepcionalmente alcanzan los 300cm. Cuando horadan con su afilado pico la compactada tierra para hacer hueco, una vez excavada, es arrastrada con ímpetu hacia fuera utilizando sus cortas patitas para empujarla.
Durante una corta observación, las ofrendas del macho a la hembra han sido frecuentes a primeras horas de la mañana; estas, suelen ser de todo tipo de insectos alados que capturan en vuelo mediante súbitos giros interceptando su trayectoria. He visto nidos a muy diferentes alturas en los taludes, pero el más curioso, fue uno al lado de un cruce de caminos y a ras del suelo. Una enorme piedra a modo de mojón sobre el agujero ya construido, servía de posadero para las ofrendas nupciales entre la extravagante pareja. Algún coche, tractor y ganado ovino que circulaban por el polvoriento camino, lo convertían en un lugar irrespirable durante largos segundos si no había viento que lo disipara.
Retomando la cámara de cría: la hembra y el macho turnándose, incubarán la puesta durante unos veinte días; después, nacerán los pollos que la habitarán entre veintiséis y veintiocho días. Finalmente, cumplida ya la estancia en el oscuro pasadizo: el primero de los polluelos del profundo nido de los abejarucos, se asomará por primera vez en su vida a la puerta del nido.
-En esta imagen se aprecia muy bien el desgaste del pico.
-El viejo tamariz engalanado de inflorescencias, sirve como posadero a estas policromas aves venidas del continente africano.
-Abejaruco ultimando las labores constructoras de la galería.
lunes, 31 de mayo de 2010
Halcón peregrino de caza
Dejó de ser casualidad al darme cuenta la tercera vez; cuando observé al halcón peregrino (Falco peregrinus) lanzarse a la captura de las veloces palomas bravías (Columba livia) después de haberlas ahuyentado a mi paso en uno de los rincones más agrestes y recónditos que conozco del río Huerva. No se inmutó ante mi presencia, sino todo lo contrario. Era para él, trascendental mi aparición, y de este modo, levantándole las palomas de las repisas, podía atacarlas encubierto por el alboroto y el desorden establecido. Así, le aumentaba las posibilidades de captura. Una extraña simbiosis, sin duda. La rapaz se aprovechaba de mi acción involuntaria y yo, de la espectacular secuencia ofrecida por un grandísimo volador.
Como decía: después de revolotear las palomas a media altura del cortado rocoso, apareció el peregrino. Las bravías seguidamente, se posaron. Comenzó la rapaz acelerando paulatinamente su vuelo con un profundo batir de alas, hasta situarse a mitad del cortado. Trazando una marcada y apresurada trayectoria horizontal pegado a la roca enlazó el lado derecho con el final, donde descansaban las columbiformes. Una vez alcanzado el punto de encuentro, se dejó ver, provocando la estampida de todas ellas. Aún se permitió adornar con un elegante rizo el ataque, para reventar teóricamente el compactado bando y confundir a sus componentes. Seleccionar y aislar al ejemplar más lento, peor volador o despistado, era su cometido. Tras localizarlo, el halcón encadenó una fugaz persecución que no alargó en exceso, debido sobre todo, a la potencia de vuelo y capacidad maniobrera de la que hizo gala la esquiva paloma.
Esta dinámica cinegética de lances infructuosos, se repitió hasta diez veces durante quince minutos.
El halcón peregrino jugó con el efecto súbito y continuado del ataque, tratando de evitar la cohesión del grupo de palomas y así confundirlas, facilitando por esta vía su posible captura. La fortaleza física de estas fitófagas, y una perfecta coordinación en el vuelo agrupado (similar al flocking de estorninos), hizo finalmente desistir de su empeño al más veloz de los halcones.
No siempre gana el cazador. Si así fuera, nuestro cielo carecería de esta emblemática y no menos espectacular voladora; la paloma bravía. Ésta, para evadirse de sus ataques, ha evolucionado paralelamente junto a este enemigo tan señalado mediante el desarrollo y fortaleza de su musculatura pectoral y su recio plumaje. En cierto modo, similar al del halcón peregrino para cazarla.
-Aquellas palomas que osan abandonar la protección de los pueblos o ciudades para unirse a grupos salvajes de palomas bravas, son las primeras víctimas del halcón peregrino. La falta de precisión en el vuelo unida a su baja fortaleza física, pasa a estas inocentes e inexpertas aves una severa factura.
El contenido craneal y los músculos pectorales son las partes habituales consumidas por los halcones.