viernes, 4 de junio de 2010
El abejaruco
-Macho de abejaruco (Merops apiaster) dispuesto a obsequiar a su pareja con una abeja.
“- El primero de los polluelos del profundo nido de los abejarucos, se asoma por primera vez en su vida a la puerta del nido. Descubre a sus vecinos los conejos, graciosos y alegres gazapos que parecen muñecos de peluche. Descubre también, a una inquietante criatura: el pacífico cernícalo, sin embargo, cazador de insectos. Y en el cielo, la libélula. Mira los alrededores de su mundo el pequeño abejaruco, y quizá llegue a ver posado en una rama, al joven alcotán…”
Félix Rodríguez de La Fuente. (El abejaruco II parte: serie de El Hombre y La Tierra.)
Comienza de nuevo otra interesante historia, ya que sus protagonistas están acabando o a punto de hacerlo. Me refiero, al largo túnel donde una vez terminado, depositará la hembra entre cuatro y siete huevos de color blanco. En la obra colaboran los dos, y el desgaste de sus picos por el efecto perforador será de algo más de un centímetro; dependiendo claro está, de la profundidad de la galería y la dureza del terreno. La longitud oscilará alrededor de los 190 cm; excepcionalmente alcanzan los 300cm. Cuando horadan con su afilado pico la compactada tierra para hacer hueco, una vez excavada, es arrastrada con ímpetu hacia fuera utilizando sus cortas patitas para empujarla.
Durante una corta observación, las ofrendas del macho a la hembra han sido frecuentes a primeras horas de la mañana; estas, suelen ser de todo tipo de insectos alados que capturan en vuelo mediante súbitos giros interceptando su trayectoria. He visto nidos a muy diferentes alturas en los taludes, pero el más curioso, fue uno al lado de un cruce de caminos y a ras del suelo. Una enorme piedra a modo de mojón sobre el agujero ya construido, servía de posadero para las ofrendas nupciales entre la extravagante pareja. Algún coche, tractor y ganado ovino que circulaban por el polvoriento camino, lo convertían en un lugar irrespirable durante largos segundos si no había viento que lo disipara.
Retomando la cámara de cría: la hembra y el macho turnándose, incubarán la puesta durante unos veinte días; después, nacerán los pollos que la habitarán entre veintiséis y veintiocho días. Finalmente, cumplida ya la estancia en el oscuro pasadizo: el primero de los polluelos del profundo nido de los abejarucos, se asomará por primera vez en su vida a la puerta del nido.
-En esta imagen se aprecia muy bien el desgaste del pico.
-El viejo tamariz engalanado de inflorescencias, sirve como posadero a estas policromas aves venidas del continente africano.
-Abejaruco ultimando las labores constructoras de la galería.
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Enhorabuena, Javier, por asomarnos a las costumbres de estas hermosas aves. Las fotos, estupendas. Un magnífico trabajo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Luis.
¡Hola Javier!
ResponderEliminarQué pareja más avenida la de los abejarucos, cómo se entregan los dos conjuntamente a todas las tareas que deben realizar, incluso a la incubación. A veces, los animales nos dan ejemplo de tantas cosas, podríamos aprender tanto de ellos...
Me ha impresionado saber cómo se desgastan el pico excavando para su nido, es muchísima longitud, pero les debe de dar seguridad en contrapartida.
Muy bellas las fotos de unos pájaros preciosos en todos los sentidos.
Recuerdo a Félix Rodríguez de la Fuente y la de vocaciones que debió despertar en los jóvenes.
Tu blog nos hace sentir más la Naturaleza, así como el de mi amiga Abedugú. Saludos y buen fin de semana.
-Gracias Luis. En efecto estas aves multicolores son de lo más alegre que se puede ver en nuestras excursiones al campo.
ResponderEliminarSaludos.
-Hola Clariana. La mayoría de las aves, compaginan perfectamente las labores del hogar y el trabajo fuera, cuando han de aportar el alimento a su descendencia. Si que hay muchísimas cosas para aprender de los animales; entre otras su levedad en el rencor.
El pico al ser de naturaleza córnea como las uñas, son de rápido crecimiento, así, contrarrestan su continua exposición al desgaste.
Los abejarucos, sin duda, son de las aves más bonitas que existen, y aquí en la península con su colorido tan armonioso, deleitan a todos sus admiradores.
Estas aves, siempre me recordaron a Félix. El capítulo que él les dedicó, me dejó una profunda huella. Fue increíble.
Gracias, igualmente.
Saludos.
Qué ave tan bonita e interesante! Es increíble lo que hace con su pico.
ResponderEliminarYo también recuerdo el capítulo que les dedicó Felix R. de la Fuente, un gran hombre que nos enseñó tanto ( y todo lo que nos hubiera seguido enseñando si la desgracia no nos lo hubiera arrebatado) Soy una incansable seguidora de los documentales del Reino Animal.
También sigo muchísimo (desde siempre)al británico David Attenborough, Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales 2009.
Un gran hombre dedicado por completo a los animales y a la Naturaleza.
Un saludo Javier !
Cuantas cosas puedo aprender aquí del comportamiento de las aves. Da gusto comprobar como ellas se organizan con las labores necesarias para la construcción del nido, jaja, algunos humanos podrían aprender un poco.
ResponderEliminarNo se como logras esas fotos tan maravillosas pues fotografiar aves no es nada fácil ya que no suelen quedarse quietas mucho tiempo, vistas en grande son de una nitidez extraordinaria.
Los abejarucos, a los que creo que nunca vi al natural, no se si en mi zona los hay, tienen un colorido precioso.
Te felicito tanto por el texto como por las fotos, es un placer acercarse a tu casa para disfrutar de la naturaleza.
Que pases un buen día.
-Es regocijante Mabel, verles en acción horadando los taludes para construir su nido. Sobre todo, cuando expulsan la tierra movida con sus cortas patas.
ResponderEliminarSi puedes volver a ver el capítulo de Félix sobre el abejaruco, hazlo; verás que a pesar de ser una historia cruda y trágica, es una poesía del día a día en la naturaleza.
David Attenborough, también ha sido un grandísimo divulgador como dices. Yo particularmente, les ponía sus documentales a mis hijas cuando eran más pequeñas.
Nosotros Mabel, también vamos haciendo algo por la naturaleza, aunque parezca poco.
Saludos.
-Bueno Abedugu; igual tendríamos que aprender algo más que un poco, pero sólo de algunas aves. Por que las hay de todo tipo que no duran más allá del apareamiento. Es el caso del combatiente; ya que una vez realizada la exhibición similar a un combate junto a la hembra, el galán desaparece .
Las fotos maravillosas que comentas, son momentos de mucha suerte. Suelen ponerse a tiro de cámara, sino, de qué.
Igual los has visto aunque de lejos, y así vistos no se aprecia a penas los colores. Es un ave francamente abundante y muy escandalosa con su característico e inconfundible canto.
Muchas gracias. Y, lo mejor, que podamos disfrutarlo comentándonos en ésta, nuestra casa y en la de tod@s.
Saludos.
A natureza é estupenda! Você bem sabe captá-la...
ResponderEliminarBravo!
Beijos.
Así es, Teca. La naturaleza es estupenda, maravillosa e imprescindible para todos los buenos sentimientos.
ResponderEliminarBienvenida a éste blog.
Un abrazo
Interesantes reportajes, y las fotos magníficas. Seríamos perfectamente incultos de las costumbres de estas especies si no fuera por trabajos como el tuyo.
ResponderEliminarsalu2!
Si no fuera por las costumbres de estas especies seriamos taurinos, Araña.
ResponderEliminarSigue repartiendo veneno para las moscardas de colores.
Gracias; que no llegué a conocer a mis abuelos.
Saludos.
Y yo sin toparme con ninguno aún!!!
ResponderEliminarCon las ganas que tengo de verlos.
Fui a ver el lugar donde anidaron el año pasado cerca de mi casa, y este año ni rastro. Sólo quedan los nidos del año pasado, pero de ellos nada.
¿Por qué no habrán vuelto? :(:(
Me encanta este pájaro, me parece bellísimo.
Qué tal Mamen. Parece que te veo con algo más de ánimo, y me alegra un montón.
ResponderEliminarMe pasé por tu blog y tras leerlo, no me salió más que silencio.
Suele ocurrir que los grupos pequeños de abejarucos, no repitan en el lugar de nidificación. En las grandes colonias es más habitual que si lo hagan. Estos abejarucos, los fotografié desde el coche en una parada a la sombra para descansar de la caminata y, allí mismo se posaron, delante de mis narices.
Sasludos.
Hermosas imágenes y valiosa información, Javier, las que nos regalas acerca de una de nuestras más bellas aves (nuestras, aunque sean prestadas, compartidas con la tierra madre de África).
ResponderEliminarSiempre recordaré cómo, después de pasarnos largas horas mi amigo Fernando (grajeranatural.blogspot.com) y yo levantando un plano detallado del número profundidad y particularidades de los nidos de una colonia de abejarucos, al llegar la hora de la verdad...no volvieron a aquel lugar. Nos quedamos sin su esperada contemplación, aunque a cambio conservamos los datos de los nidos en nuestros cuadernos de campo. Esto sucedió hace unos treinta años y, afortunadamente, todavía sobrevuelan y habitan aquellos lugares.
Saludos.
En estas historias Javier, siempre se contaba con el amigo “marca Acme”; que servía para todo. Y, entre otras cosas, la de acompañamiento para estos valiosos momentos de respiración contenida. Tal cómo me comentas la historia, así os imagino; mirándoos con desolación ante el chasco de una suerte rácana y miserable tras la espera y la decepción. Por otra parte, me reconforta el final que destacas con orgullo sobre las anotaciones de campo, porque supone un dato significativo sobre la conducta del abejaruco y el recuerdo indeleble de aquel gran momento.
ResponderEliminarHace treinta años; cuanta hiperactividad dominaba nuestra mente, y cuanta era la prisa por verlo todo.
Saludos.