sábado, 21 de febrero de 2009

¡ Una cabezadica !


Las especies silvestres, conocen al hombre sobradamente y es lógico que sean tan esquivas por nefastas experiencias con él. No obstante, además de un permiso especial para observar fauna protegida, hace falta mucho sentido común y respeto por el bienestar de dichos animales cuando nos hallamos en sus territorios. He visto al águila perdicera criar sin recelo, cuando entre ella y yo campeaba un pastor con sus ovejas, al búho real con sus pollos y un potente tractor labrando a 60 metros de distancia del nido, y no ha ocurrido nada. Son hechos cotidianos que ambas rapaces tienen asumidos, por eso, es conveniente establecer un amplio márgen de seguridad entre el observador y el ave en cuestión, y utilizar siempre el mismo lugar para acostumbrarlas a nuestra presencia. Las mejores observaciones, aparecen cuando permanecemos durante largo rato y quietos en el mismo punto.

Águila perdicera


Cuando la construcción del nido supone un sobreesfuerzo, nada mejor que probarlo y reconocer que es muy cómodo.

Búho real

Hay noches que desarman a cualquiera. Para este búho real (Bubo bubo), ha debido de ser muy intensa.

Garduña

Esa rayadica de sol, llega a las entrañas de esta preciosa garduña. Curiosamente, utiliza el mismo posadero que una gineta, sin embargo, corresponde por antigüedad y fuerza al búho real, que es su morador. Se trata de una frondosa sabina.

martes, 17 de febrero de 2009

Ubicaciones del búho

Posadero de búho real (Bubo bubo)



Elegante posadero en el interior de una oquedad de roca caliza. Se aprecian algunos plumones de la gran rapaz nocturna además de excrementos.

Estos lugares corresponden a zonas de reposo, donde la rapaz descansa durante la inactividad del día. Por la noche, también tienen espacios de tiempo para relajarse después de cazar.

Nidos de búho real


Dos nidos malogrados por diferentes causas: uno, por las molestias y el otro por la lluvia.

Los nidos, son depresiones hechas por la rapaz arañando el sustrato con las garras. Posteriormente, desmenuza alguna egagrópila que sirve como tapiz aislante.
El nido superior, fue preparado por la pareja bastante antes de la cría, pero la utilización de las cabras montesas para tumbarse apaciblemente ocultas al peligro (ver excrementos ), dio al traste con su uso original. El inferior, debido a las intensas lluvias, la hembra tuvo que abandonarlo cuando se hallaba incubando. El cuenco, estaba completamente húmedo y reverdecido.






lunes, 16 de febrero de 2009

El BÚHO REAL

El comienzo


Una desflecada rémige primaria acomodada en la base de una altiva cortadura fluvial, llamó mi atención. Coloración ocrácea, de abigarrados trazos, suave textura aterciopelada y por supuesto, portadora de una historia por imaginar sobre la conducta hermética de su dueño. Me refiero al búho real.

No me sorprende, el enorme seguimiento que despierta ésta rapaz de la noche, tanto por parte de los profanos como de sus ocasionales observadores. La opacidad de las tinieblas, guarda en sus entrañas el activísimo deambular de éstos especialistas en este complicado ambiente. Toda su biología se desarrolla al amparo de la oscuridad, total o parcial, además su gran tamaño contribuye acrecentando tanto halo misterioso. Hablamos de una rapaz cuya longitud es de unos 72 cm , pesa unos 3000 gr. y con una envergadura de unos 180 cm. en las hembras, los machos son algo más pequeños, al igual que en el resto de las rapaces.

No me voy a extender porque estoy seguro, que conocéis ampliamente el aspecto y la morfología de ésta fascinante rapaz. Disfrutemos de los detalles de su conducta y rastros por medio de observaciones personales, dibujos y fotografías.



Posadero en roca



Los detalles que se observan durante nuestros recorridos naturalísticos, pueden ser tan interesantes como una observación en vivo del ave en cuestión. Fijaos en la roca, donde el búho real (Bubo bubo) se posa con asiduidad, se aprecia notablemente las rayadas provocadas por sus uñas en algún aterrizaje con problemas.