Petirrojo curioseando al paso de los senderistas. Éste, por
su comportamiento confiado parece resabiado y, seguramente, se beneficie de los
restos orgánicos de algún viandante alternándolo con la búsqueda de
invertebrados.
Alquezar (Huesca) 2- 11-2013; poco antes de que llegara el
frío.
Riglos (Huesca) 2- 2-
1981
Construí hace muchos años, ignorando el sentido del ridículo,
una tienda de campaña con plástico transparente con el que se cubrían los
colchones nuevos. Era bastante fuerte y, para evitar la condensación, cerré los
bajos con tela al igual que uno de los laterales pero, con una tela verde
oscuro repleta de amapolas y margaritas. Imaginaros el impacto de la tienda en
medio de la explanada al pie de los imponentes paredones de roca conglomerada donde,
en aquellos tiempos, se acampaba para escalar los Mallos de Riglos. Bien,
recuerdo que había bastantes petirrojos con áreas de campeo muy limitadas,
puesto que discutían sólo por espacios pequeños, ya que en el campamento había
restos de comida para todos debido a la escasez de insectos en invierno. Eran
tan confiados que, uno de ellos se introdujo en la transparente tienda de
campaña, y su simpática silueta de paladín destacaba sobre lo alto de una
mochila. Quizá entró por un pequeño orificio que posteriormente no encontró. Lo
saqué y, evidentemente, no perdió su feudo y continuó a pesar de la
experiencia regentándolo, pero, algo cariacontecido.
Zaragoza 28- 1- 2005
Curiosamente, caminando por la acera del cinturón de vía rápida
para los vehículos, localizo bajo un terraplén artificial a un petirrojo que,
en horas de oscuridad bajo una noche despejada con viento intenso y helado,
campea alumbrado por la luz de una farola buscando alimento: hace cerca de dos
horas que ha anochecido. Los petirrojos como los ruiseñores también son pájaros
crepusculares y, “relatos de ruiseñores oídos durante el invierno son sin
excepción petirrojos” (Chirs Harbard; Song Birds). En sus vuelos migratorios de
desplazan por la noche.
Cartuja Baja
(Zaragoza) 27- 2 1994
Petirrojo remata mediante picotazos a una gran lombriz de
tierra con la que ha peleado duro para arrancar de su galería. Agonizante, la
ha transportado a duras penas hasta otro lugar más seguro.
Se alimenta además, de escarabajos, orugas, hormigas,
moscas, arañas, gusanos y, en el otoño invernal de Ilex aquifolium (acebo), Sambucus
nigra (saúco negro o común), Rubus spp. (zarzamora), Pistacia lentiscus
(lentisco), Myrtus communis (mirto), Quercus ilex (encina, carrasca, chaparro)
estos frutos solo troceados por otras especies como carbonero y trepador azul.
Arisco y solidario
“No teme al hombre y, por otra parte, no suele vivir en
armonía con sus vecinos, aunque en ocasiones protege a los pequeños abandonados
o huérfanos que no son capaces de valerse por sí mismos. Snell, Naumann, Pässler,
tuvieron ocasión de comprobar en diversas circunstancias ejemplares de esta
especie atendiendo con solicitud a individuos enfermos o desvalidos, de su
misma especie y de otras distintas”.
Los Cantores del bosque; editorial Noguer.